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La siguiente mañana, fue tan tranquila que me sorprendí. Me levanté de mi lado de la cama tapado hasta las orejas como si estuviésemos en pleno invierno, tan sudado que pensé que tenía fiebre. A mí costado, Josh estaba dormido. No estaba acostado, estaba sentado apoyado contra la pared con los brazos cruzados, como si estuviera alerta a algo. Lo miré por varios segundos y pestañee varias veces. Su cabello rosa se le pegaba a la frente y sus labios parecían más pequeños de lo que ya eran. Sus ojos, en cambio, parecían haber desaparecido bajo la fina línea de sus pestañas.
Me puse de pie y camine hasta la ducha sin mirar atrás. Había dormido en calzoncillos porque el único pantalón que tenía lo había lavado para sacarle la mugre de la caminata y no había nada más incómodo que dormir con él. Me sentí aliviado al saber que Josh dormía de la misma forma.
Encendida la ducha, me metí y durante unos largos 20 minutos me saque toda la suciedad que pude. Me sentía sucio de mil formas.
Pensé en mi casa, mi mujer y mis responsabilidades. Jenna estaría preocupada y no tenía forma de comunicarme con ella. ¿O si?
Salí de la ducha con rapidez y la idea de pedir prestado un teléfono de la recepción para llamarla y decirle que volvería a casa en cuanto antes en la cabeza.
Especialmente, en cuanto me dijeran donde estaba exactamente.
Josh se había levantado. Estaba trazando en un mapa las direcciones de algún lugar que no llegue a leer y en la oreja tenía un teléfono; estaba ordenando el desayuno. Colgó en cuanto me vio.

"¿Te gustan los waffles, no?" Dejo el mapa a un costado y se metió en el baño. A los segundos salió con un cepillo de dientes entre los dientes. "Ya he llamado a mis padres y le avisarán a J.."

"¿De donde has sacado ese cepillo?" Lo interrumpí. Él se calló y respondió mi pregunta con un encogimiento de hombros. Me di la vuelta y busque algún estante con cosas que podíamos comprar y no encontré nada. "¿Qué decías?" Lo miré.
Abrió la boca para decir algo pero el timbre lo interrumpió. Un hombre vestido como cualquier otro en un día de semana me entrego una bandeja con waffles en caja y licuado de lo que supuse era frutilla y alguna otra fruta. Waffles probablemente húmedos y frutas podridas, pensé. No solía desayunar así.
Lo apoye sobre una silla y esperé que Josh de el primer mordisco. No quería morir de intoxicación. En cambio Josh, se tiró de cabeza a ello. Abrió la caja y le dió un mordisco feroz a un waffle, tan grande que a la tercer mordida no quedaba nada. Ni hablar de su licuado. Me uní a él en su segundo trago. La verdad, había dejado de darme asco cuando se trago el waffle sin chistar.
Lo comí todo con tranquilidad y a mi tercer trago, Josh se había terminado toda su parte y se movía con velocidad para vestirse. Me alegraba no tener que llevarlo otra vez sobre mi espalda, que para que conste, todavía dolía.

"Solo teníamos la noche aquí, así que deberíamos irnos"

Asentí con la cabeza.

"Dijiste algo de que hablaste con tus padres, ¿no?" Solté sin pensar. Al segundo me di cuenta. "Madre, perdón."

"Tengo padrastro, dije padres." Respondió con los dientes apretados. Me rasqué la nuca algo incómodo, pero al segundo Josh pareció aflojar su rostro y me miró con inocencia. "Sí, he hablado".

"¿Vendran a por nosotros?" Estaba seguro de que se me iluminó la mirada. Josh siguió vistiendose, ignorandome por completo. "¿Josh?"

"Tengo 28 años, Tyler, no viviré de mis padres. Me ganaré mi camino a casa" Soltó sin más. Una carcajada se escapó de mi garganta.

"Claro que puedes, pero, yo me iré a casa. Esperaré aquí" Respondí sin mosquearme. Él me miró y arqueo una ceja, sin responder. "¿Les has dicho que vengan a por mi, verdad?"
Me miró otros segundos más sin moverse, se acercó, golpeó mi hombro y se volteó.

"Será divertido, Ty" Fue lo último que dijo antes de cruzar el umbral de la puerta.

Me quedé duro. ¿Había estado con el teléfono y no fue capaz de pedir transporte? Pude sentir la ira clavada en mi mirada. Esto ya no era un juego y me estaba poniendo bastante histérico del solo pensar el poder que le había otorgado a Josh al no traer dinero. Sin dinero, no hay llamada. Estúpido Tyler.
Cruce el umbral dispuesto a pelear con Josh y perseguirlo hasta hacerlo llamar devuelta, pero me choque con su cuerpo en cuanto di la vuelta. Estaba apoyado en la pared, fumando. Arqueo una ceja y me miró. Parecía estar divirtiéndose con la situación.

"No iré contigo a ningún lado."

"¿Ah, no? ¿Que harás?" Me desafió.

Lo pensé durante varios segundos. Mi respuesta tenía que ser pensada o podía quedar en ridículo. "Llamaré a Jenna y ella vendrá a por mi".

"¿Tienes dinero? Inténtalo."

Iba a darme la vuelta e intentar de alguna forma que me presten el teléfono sin pagar, pero tenía otro problema: no recordaba el número de Jenna. Pensé en mi celular sin carga en el bolsillo de mi chaqueta y por instinto me toque el pecho. Estaba ahí, pero de nada me servía si no tenía un cargador cerca. Cerré el puño con fuerza y con mi otra mano me acerque de golpe a Josh. Mi dedo índice termino justo en medio de su pecho y mi rostro a centímetros del suyo. Si lo que intentaba hacer era amenazarlo, no me veía muy bien.
"Llévame a casa ya, Joshua".

Josh no reaccionó como esperaba. Se puso firme contra la pared y sus manos en posición para darme un empujón y tirarme contra lo que sea que haya detrás mío. Ya me veía venir el golpe, pero solo apoyó su frente contra la mía y jugueteó con el cigarro en su boca, ahogándome con el humo.
Estábamos tan cerca que me asustaba la gravedad del cabezazo que podía darme. Pero para mi sorpresa, solo sonrió. "Te llevo donde quieras, muñeca".

UNA ROSA CONDENA [Joshler] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora