UNA ROSA CONDENA [Joshler]

13

Nos pagaron 2000 dólares por cantar exactamente seis canciones. Tyler saltaba en una pata de la felicidad y no dejaba de pensar en Jenna y en alguna forma de pedirle disculpas. Yo solo sonreí, pensando en que de la forma en la que lo metí en esto, podría al fin sacarlo y ayudarlo a llegar a casa a salvo. Si me preguntaban, estaba teniendo una aventura de la que no me arrepentiré jamás, e incluso algún día me gustaría contarle a mis nietos que estuve perdido tres días y tuve que volver a tocar la batería para poder pagar nuestro pasaje de vuelta. Nuestro. No pensaba sacar a Tyler de esta aventura.
Tyler hablaba por teléfono con Jenna al haber conseguido que Mike le preste un cargador a cambio de 100 dolares. Las cosas no estaban bien. Podías darte cuenta por la forma en la que gritaba Tyler. "Pondré a cargar mi teléfono" "Lo siento mucho, cariño. Prometo que en cuanto vuelva a casa, lo compensare" "¿Si estoy teniendo una aventura? ¿Estas loca? Jenna..." "Perdóname".
Resople. Nunca tendría a alguien a quien rogarle perdón de la forma en la que Tyler lo hacía con Jenna. Parecían tan el uno para el otro que me sentía un poco inútil al intentar una vez más llevar a cabo mi plan: hacerlo feliz. ¿Y si ya era feliz?
Soltó el teléfono y se agarró la cabeza. Parecía aturdido y efectivamente, lo estaba. Pude ver una lágrima de ira recorrer su rostro y como ni siquiera quería mirarme. Yo había logrado lo que sea que lo haya llevado a llorar de la impotencia. No le hablé. Camine a su lado mientras él cerraba sus puños con fuerza, como intentando contenerse de reventarlos contra mi rostro. Si lo hacía, no podía culparlo. Había pasado noches junto a mi solo por un simple capricho mío de llevarlo a tomar algo y pensar que podíamos volver a ser lo que en algún momento fuimos. ¿Mejores amigos?
Solo quería salir un poco de casa, del trabajo, de la rutina. Yo, que sí tenía mi teléfono con un poco de carga, no había recibido ni una llamada de mi familia incluso en las zonas con señal -Tyler no estaba al tanto de esto-. Era tan obvio que no me extrañaban como probablemente pensaron que estaba teniendo una borrachera de semanas como mi padre solía tener: desaparecer por semanas y que nadie mueva un pelo más que para tener la cena o almuerzo listo para la hora que él llegue.
Yo no quería ser ese hombre, pero de alguna forma u otra, estaba siguiendo su camino. ¿Era mi culpa, o simplemente estaba destinado a ser un borracho solitario?
Por lo menos no tendría que cargar con que una familia entera está esperándome en casa, rezando porque llegue con vida pero lo suficientemente tranquilo para no golpearlos.

"Jenna me ha dicho que en cuanto llegue a casa, quiere que le pague todo el dinero de mi terapia" se sonó la nariz con una servilleta arrugada. "Que sino, me iré de casa."

Lo miré. Frunci un poco el ceño para no mostrar ningún sentimiento acerca de ello y asentí con la cabeza.

"¿De cuanto dinero hablamos?"

Tyler dudó. Frunció en ceño y sumo y restó con los dedos meses y meses de terapia. Trago saliva. "10 mil dólares".

Abrí un poco los ojos y reí. Quería hacer algún chiste sobre su demencia pero sé que no era el momento y probablemente nunca lo sería. "Lo siento mucho."

Se encogió de hombros y me miró por unos segundos largos, como si pensara que de alguna forma su mirada fuera imposible de captar. Se paró en seco. "¿Crees que nos contratarían algunas noches más?"

Me reí al mismo tiempo que empujaba un cigarro entre mis labios. Si estaba bromeando, era un chiste bastante gracioso.

"Es una pregunta seria, Josh."

Me paré en seco y pensé detenidamente qué responderle. "Me estás diciendo que hemos rechazado un contrato, para que ahora vengas y me digas que lo hagamos?" Solté una carcajada. "Tyler, prácticamente le hemos tirado el contrato en la cara..."

"Tengo un plan." Me interrumpió.

"Si nos recibe de vuelta en su bar con los brazos abiertos, sería un milagro porque..."

Y no me dejó terminar, que pegó un salto, tomó su teléfono y desapareció a unos metros míos para llamar a alguien.