UNA ROSA CONDENA [Joshler]

28

Me estaba terminando el segundo pack de cerveza en el patio cuando recibí la noticia. Fue tanto chocante como, de alguna forma, era de esperar. Jordan no dejaba de llorar mientras yo solo estaba parado sin poder reaccionar o ver que hacer. Hace tanto no sabia nunca que hacer.
Mi madre tomó el bolso mas grande que teníamos en la casa y frente a nuestros ojos empacó todas sus pertenencias y se fue sin mirar atrás mientras dejaba a su hijo menor llorando como un niño.
"No vas a hacer nada?" me gritaba. Mi madre no estaba escuchando a nadie y no lo haría. Cuando el taxi llegó, lo único que alcance a decirle fue que si se iba, no vuelva a buscarnos.
Tenía esperanzas de que se detuviera, pero solo me miró a los ojos, sin señal de arrepentimiento, y se fue.
Las siguientes horas tuve que consolar a mi hermano menor llorando sin saber que había hecho mal para que sus padres lo abandonen. Incluso se habia llevado las cosas de nuestro padrastro, dejando en claro que esto era algo planeado y mutuo.
Nadie se merecía que lo abandonen así, pero mi madre tenía motivos de sobra. El dinero era lo último que necesitaba ella, necesitaba tener hijos adultos que se hagan responsables de sus actos y la ayuden. Ni siquiera Jordan con 18 fue capaz de identificar si era para tanto, y si era su culpa.
No era su culpa, era mía. Y ahora tendría que pagar las consecuencias.
Tomé el teléfono y llamé al delivery para asegurarme de que Jordan tenga algo para comer por la noche y en bicicleta, ebrio, fui a comprarme algo para tomar. Whisky, cerveza, vodka. Cualquier cosa. Lo necesitaba.
El supermercado estaba vacío a esas horas de la tardecita, y para ser un martes, a la cajera le pareció extraño que me lleve una caja entera de Whisky.
"Preparándote para el fin de semana, eh?" se rió. Yo no me reí. Saqué la plata de la billetera y le dije que se quede con el cambio mientras salía del lugar con la caja entre mis brazos. La ate a la parte trasera de la bicicleta y llegué a casa en perfecta condiciones, el alcohol en sangre me habia bajado y no podía dejar de pensar en las cosas.
Jordan estaba dormido en el sillón. No habia tocado la caja de pizza que había llegado. Lo tapé como pude y subí a mi cuarto a seguir tapando mis miedos, angustia y errores con alcohol.

Algún día el dolor se borraría.