Capitulo 1

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-Ah... Olvide hacer el trabajo de Matematicas –se quejo Dan, al escuchar al profesor pedir las tareas. Jack, estaba ensimismado, aunque había oído a su compañero; tampoco había hecho el trabajo, pero le daba igual. En menos de lo que terminaba el semestre recuperaba la asignatura. Aun asi le dio animos a Dan.

-Tranquilo, yo tampoco lo hice, después de la ultima clase de ayer ni siquiera pude pensar en Matematicas –el de pelo verde sonrio, y Dan, exhalo en señal de alivio, no seria el único en reprobar aquel dia. Luego de que los demás alumnos dejasen sus trabajos en el escritorio del profesor, comenzó la clase.

Apuntes aquí y alla, un poco de bromas de parte de Dan. Algún que otro comentario de Jack. Un dia profundamente normal en la vida de ambos.

Para la hora del almuerzo, se dirigieron a la cafetería, donde se sirvieron algo sabroso. Hamburguesas con papas fritas para Jack, y un plato de pasta para Dan. Comieron en el patio, donde encontraron una mesa vacia, y entablaron conversación de que pensaban hacer cuando entraran las vacaciones. Solo faltaba un mes y medio, y se acaercaban los exámenes finales. Aun asi, Dan se preocupaba mas por que traje de baño utilizaría para impresionar a las nenas en la playa. Jack reia. Y se presento Felix, un chico avanzado a su clase. Ya se conocían, solian jugar videojuegos con Jack después de las clases durante la preparatoria. Amistosamente lo llamaban PewDie.

-¿Qué hay chicos? –como siempre, su energico saludo, dando una palmada en el hombro de Jack, y chocando puños con Dan.

-Normal, ¿almuerzas con nosotros? –Jack ofrecio una papa frita del monton. Felix la tomo y la metio a su boca.

-No puedo ahora, prometi a Marzia esperarla. Nos iremos a casa –guiño un ojo a ambos. Y dicho esto, se alejo del lugar a paso rápido. Jack lo observo hasta que desaparecio de su vista y continuo su almuerzo. Aun tenia un largo dia por delante.

-Vamos, Jack, es solo un par de horas. Además, nunca vienes conmigo cuando te propongo de salir. ¡Eres Irlandes! Debería fascinarte el alcohol –el peliverde rio eufóricamente. Ese eufemismo por su nacionalidad se le hacia sumamente gracioso.

-Lo pensare, Dan. Aun no es sábado en la noche. Te responderé luego –dicho esto, se dirigio a su próxima clase. Pasaron las horas jodidamente lentas. Y por fin se hicieron las 7 p.m. Al fin, libertad.

Jack se apresuro a ir por su bicicleta, se monto en ella y retorno a su casa. Nada interesante en su camino de vuelta. Lo de siempre. Llego al hogar, y encendio su computadora. Se acercaba el dia del lanzamiento de un nuevo videojuego, eso lo mantenía despierto, quería ser el primero en probar la Beta, el demo, todo.

Al mismo tiempo, Mark pasaba el dia.

-Jodidas juntas –penso, al entrar en su despacho. Sus redes sociales estaban plagadas de notificaciones, personas sumamente emocionadas por el videojuego, y aun faltaba mes y medio. Sonrio un poco, al ver lo que había logrado patrocinando el videojuego. Luego, entro a su oficina la secretaria. Un atuendo algo ajustado para ser martes al mediodía. Cerro la puerta detrás de si, con llave. Se acerco, seductora al escritorio de Mark, y se subio en el, tirando al suelo algunos papeles y un par de lapiceras.

-Supongo que, estaras exhausto de aquella fea junta, ¿verdad? –Mark se sintió extraño. Normalmente, aquella escena le excitaría tanto que no se contendría. Pero esta vez, era distinto. Asi que mintió.

-Lucia, lo lamento, pero no tengo animos para... Nada, en realidad –fingio un dolor de cabeza, frotando la palma de su mano contra su frente. Lucia, permanecia con el escote abierto que dejaban a la vista sus grandes pechos. Y, al no recibir ningún tipo de respuesta de su jefe, se prendio los botones de la camisa. Tenia en la mirada un apice de decepción.

-Es como la tercera vez que haces esto, Mark. Desde aquella noche, en la parte trasera de tu auto, es como si no me quisieras cerca.

-No tiene nada que ver, Lucia. Solo, es estrés, todo esto es una jodida locura. Necesito centrarme en estos asuntos por ahora. No tengo tiempo para distracciones –Mark realmente volvia a mentir. No tenia intensiones de volver a verse con ella. Aquella noche el le había explicado que no tenia la mas minima intención de meterse en una relación. Solo quería sexo. Pero ahora, el sexo no era lo mismo. Debía estar bajo los efectos de alguna droga o estimulante para poder sentirse eufórico y sediento de mujeres. Lucia, sin decir mas palabras, abrió la puerta del despacho y se alejo. Mark, arreglando su cabello hacia atrás, y girando en su silla, para ver la ciudad desde el edificio: -Vamos, hombre. ¿Qué te esta pasando?

Una pregunta sin aparente respuesta. Al menos, el no la sabia. Se levanto de la silla para dar vueltas por su despacho, pensativo. Para cuando miro su reloj, ya eran las 6.30 p.m. Tiempo de regresar a casa.

Bajo de su Mercedes. Entro a su casa, encontró en la heladera una nota de su amante nocturna anterior.

"Mark, fue una noche sensacional. Espero verte de nuevo pronto."

-Yo creo que no, preciosa –y rio, arrugando la nota y arrojándola en un basurero, fingiendo hacer un tiro de tres puntos. Tomo un par de cervezas de la heladera, y se dirigio a su salón de juegos. Prendió la consola, y eligió. Mientras abría una cerveza, su celular sono con una notificación. Desbloqueo. Un nuevo mensaje de un tal JackSepticEye. ·"Curioso nombre", pensó. Abrió sin pensarlo dos veces, con un nombre tan peculiar, seria algún tipo que quería ser parte del beta.

Efectivamente.

Estimado Señor Fischbach: Un cordial saludo para usted. Escribo este e-mail con motivo de hacerle llegar mi petición. Estoy al tanto de la situación de que necesitan gente para testear el nuevo videojuego. A continuación, y esperando una respuesta favorable, entre tantas peticiones, le dejare mi curriculum a modo de presentación, para que puedan tenerme en cuenta durante las elecciones. Me despido. Atentamente.

JackSepticEye

-Este chico tiene potencial... -decia, mientras miraba el curriculum de Jack. Estaba sorprendido. Era un tipo digno de ser parte de la Beta. Se quedo un momento pensativo. Podría mover un par de jugadores, y ponerlo a él, sin dejar afuera a los electos previamente. Si, eso haría. Dejo su videojuego y su cerveza a un lado, y corrió hasta su computadora. Empezó a cambiar de lugar un par de jugadores, hasta que encontró el sitio perfecto para aquel muchacho. Al final de la semana, anunciaría por sus redes sociales a los afortunados. Y, oh, Jack, estaba allí. Una enorme sorpresa se venia encima.

Prohibeme Pensar en TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora