Polvos de hada para mi

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P- ¡Lauraaa! ¿Se puede saber donde estabas? Te he estado cubriendo con Jonas toda la mañana, necesita que acabes el encargo de la semana pasada de la señora Villanueva que viene en una hora a recogerlo.

L- Ya voy...tranquila.

P- Niñaa ¿que te pasa?

L- ¿Que que me pasa? ¿Que no me pasa, Paula?

P- Bueno calmate, dime lo que te ocurre.

L- No te ofendas, pero ahora no quiero pensar en eso...

P- Pues...ya sabes lo que te hace falta.

L- ¿Un poco de polvo de hadas que me haga la vida más fácil?

P- ¿Que dices? ¡Que no! ¡Que no es eso!

L-¿Que me hace falta entonces?

P- Pues unas risas chiquilla, -rie fuertemente- sabes que la risa lo cura todo, ven, vamos a tomar un chocolate.

Fuimos a la sala de empleados de las galerías y nos hechamos unas risas acompañadas de un buen chocolate con churros.

Puede que Paula no sepa hacer gran cosa pero coser y reir se le da de miedo.

L- Bueno creo que debería ir ya a trabajar, si no acabo el encargo Jonas se va a enfadar...

P- ¿Ya? Pero si no has comido nada...

L- Da igual, llevo todo el día fuera y como siga asi me van a despedir...

P- Pero ¿tu te estas oyendo? Mira Laura, no se que te ha podido pasar, pero lo que es evidente es que no estás bien.

Ma- Pues si es así vete, yo te cubro con Jonas, para algo estamos casados.

L- Gracias Maria pero no quiero molestar.

Ma- ¿Que va a ser molestia?

Y de nuevo corro hacia la salida.

No quiero que los empleados me vean llorar, y como es la hora de descanso, prefiero salir por la puerta principal.

Hago un par de malabares para no chocar con las pocas clientas que esperan a que los empleados regresen y hecho a correr, pero siento que todo el mundo me mira.

Me di la vuelta para comprobarlo y entonces me choque con él, precisamente con él...

A– ¿Laura? ¿Donde vas tan deprisa arrasando con la clientas? —Rie.

L- Dissculpe-pe,
Te-tengo pri-priisa...

A– ¿Disculpe? ¿Desde cuando me tratas de usted?

...

A– ¡Laura! ¿Que narices te pasa?

L– Nada, tengo prisa...
ad-dios —intento irme pero me frena.

A– ¡Espera un momento por favor! Llevo buscandote desde que desapareciste corriendo de la azotea... Crei que te habia pasado algo, ¿podrias hablar sin tartamudear? ¿que ocurre Laura? ¿No te gustó la sorpresa?

L– No es eso...

A– ¿Y entonces que es?

L– El nksishbs

A– ¿El que?—rie.

Seguro que me ha oido y me está troleando y eso me derrite.

L– El bsss

A– Perdona Laura, no te entiendo ¿Puedes decirlo más alto? –pone esa sonrisa pillina y creo deshacerme ahi en medio.

L– ¡EL BESOOO! —grito y veo como todos los clientes se giran a mirarme ¡Tierra tragame!

Diario de Ana RiveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora