Taken 2: Siempre jóvenes (Zayn)

Capítulo 21 PARTE I

Su mano buscó a la mía nada más cerrar la puerta de mi casa. Suspiré y sonreí, su mirada brillaba.

-En realidad...- Dije con una voz un poco ronca. Aclaré mi voz y continué. -Había pensado en ir a la playa a pasear.

-¡Un plan genial!- Dijo mi novio sin soltarse de mi agarre.

Fuimos caminando hasta que la brisa se podía palpar en el ambiente. Y ahí estaba, la playa.

Me solté de la mano de Zayn para posar mis brazos en el semimuro que separaba el paseo de la arena. La mañana nada más se había abierto paso en la oscura noche, el amanecer acababa de ocurrir y el color del cielo era sumamente precioso.

Sus brazos me rodearon por detrás hasta notar su aliento en mi oreja. Un golpe de brisa acarició mi pelo suelto y la nostalgia vino a mí. Mis ojos se llenaron de lágrimas al recordar mi verdadera tierra.

-Yo no pertenezco a este lugar.- Susurré antes de dejar caer la primera lágrima. -Los dos años que he vivido aquí he estado echando de menos cada segundo Inglaterra. Sus preciosos parajes, ese frío odioso pero a la vez hogareño, los días de verano nublados. Aquí solamente hay sol, sol y más sol.- Giré la cara un poco para encontrarme con sus ojos. -Cuando nos casemos, quiero vivir allí. Lo deseo más que a nada. Tan solo quiero volver a donde pertenezco. Y tengo miedo a olvidarlo.

-Volver...- Dijo él en un susurro. -Para mí nunca te has ido de allí. Siempre has estado presente, porque es el lugar donde perteneces. Nunca podrás olvidar el lugar donde te criaste y creciste igual que yo no lo hice cuando me fui a Bradford por años hasta que Cat murió.

Zayn bajó su cabeza y besó mi cuello haciendo que torciera la cabeza. Cerré los ojos y me dejé llevar por el momento. Se separó y un escalofrío recorrió mi cuerpo. Hacía aire. Era invierno y yo tan solo llevaba un fino jersey.

-Toma princesa.- Dijo Zayn entregándome su chaqueta y colocándola sobre mis hombros. -No quiero que te resfríes.

Yo reí.

-Me has recordado a mi madre.- Dije sonriendo.

-Yo no lo decía con el mismo sentido que ella.- Respondió y sonrió al ver mi burla.

Miré sus ojos y suspiré. Era tan precioso. Me quedé embobada con sus ojos por un rato.

-¿Qué?- Preguntó él arqueando una ceja. Dios mío, me ponía mucho cuando hacía eso.

-No hagas eso.

-¿El qué?- Repitió volviendo a arquear una ceja.

-¡Eso!- Dije riendo tontamente.

-Señorita Claudia, creo que usted necesita una buena ración de...- Mi dedo índice se posó en sus labios para luego besarlo furtivamente.

-Sabes que sí.- Dije obviando sus palabras.

Continuamos nuestro paseo bordeando el mar. Devolví mi mano a la suya y seguimos caminando sin rumbo fijo.