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- ¿Se... bastian?
- Sí mi niño, soy yo ¿como te sientes?
No tengo idea de cuanto tiempo llevo inconsciente ni siquiera de donde estoy pero del dolor si que soy consciente, tengo vendada media cabeza y el brazo derecho, ayer no parecía ser tan delicado
- Siento como si la cabeza fuera a reventarme - susurro, de pronto recuerdo todo, el castigo de Angelina, la satisfacción de Siemens, mis gritos a Sebastian, los golpes y la navaja en el cuello del viejo - ¿¡Donde esta Siemens!?
- Sshhh... Ya me deshice de él, tranquilo, por lo menos el no volverá a molestarte. Ciel... Perdoname por haber tardado tanto - La voz de mi acompañante se quiebra ligeramente, él toma mi mano y apoya su cabeza - Nada de esto te habría sucedido si yo hubiera llegado a tiempo - ¿esta llorando? - perdoname, fui yo quien te condeno a toda la desgracia que vivirás después de salir de aquí
- hey hey tranquilo - respondo alzando la ceja que tengo libre - no es como que me fuera a morir, lo realmente importante es que no me dejaste solo, si no fuera por ti realmente estaría muy mal
- Eso lo dices por qué aun no sabes que es lo que ocurre - esa frase me deja helado, de pronto comienzo a temer por que quizá si voy a morir, no temo por mi, lo hago por Elizabeth, ella sufriría mucho y Alois ni se diga y... ¿Tú sufrirías Sebastian?
- Bueno y ¿por que no me dices tú que es lo que ocurre?
- Ciel - Su semblante cambia en un santiamén y sus ojos carmesí me observan neutrales - Siemens golpeó tu cráneo en repetidas ocasiones con excesiva fuerza, no lo daño pero... ocasiono que perdieras el ojo derecho, lo destruyó por completo...
Miro a Sebastian atónito, aunque todo encaja, los recuerdos, la cabeza vendada...
- No... - susurro - No es cierto - estas mintiendo
- Ciel, cariño, no estoy mintiendo
- ¡No me llames así! - exploto - ¡tú y yo no somos nada!
- ¡de acuerdo! Sólo calmate
- ¡¿Como me pides que me calme idiota?! - esta mintiendo, no puedo estar ciego - ¡acabas de decir que me he quedado ciego, ¿que hago ante eso? ¿Actuó como si nada pasa? ¡¿Grito a los cuatro vientos que soy el tuerto mas feliz del mundo?!
- Ciel por favor...
- ¡¿Sabes que Sebastian?! ¡Estoy harto de ti! ¡De tu maldita cara! - hablo sin pensar, escupo las palabras con facilidad, cada una de ellas únicamente consiguen hacer que el brillo en los ojos de Sebastian se opaque. Tristeza es lo único que  percibo, además de culpa y angustia. No quiero hablarle así y sin embargo sigo haciéndolo. Él no es culpable de nada y a pesar de ser completamente consciente de ello mi boca no se detiene - ¡No sabes como deseo que no existieras! ¡Ni tú, ni a Angelina! Ni yo... - Vete Ciel, me digo, huye de aquí, vete lejos de todos a un lugar en el que nadie te conozca. En mi ataque de ira arranco el suero que tengo en el brazo, la sangre sale de nuevo, ese maldito color rojo. También arranco los cables de todos los aparatos que tienen conectados a mí
- ¡Ciel espera! - grita Sebastian, pero no me detendré. No quiero quedarme más aquí, su brazo toma el mio en un intento de detenerme y yo doy un tirón tan fuerte que caigo de la cama
- ¡Ciel! ¡Enfermera! ¡Ayuda!
- ¡Callate! - grito y como puedo me levanto para correr hacia la puerta. Doy solo un par de pasos cuando siento como el azabache me hala hacia atrás por la bata - ¡Sueltame!
- ¡Ciel calmate!
- ¡Que no me toques! - golpeo al hombre varias veces por lo que el me levanta del suelo - mala idea - pienso y automáticamente comienzo a patalear
- ¡Por favor! ¡Detente! - con tanto forcejeo terminamos en el suelo una vez más ¿por que no me deja ir?
Sebastian me tiene abrazado de la cintura, no dejo de golpear y gritar ¡solo quiero irme! ¿Porque no lo entiendes maldita sea? - Ciel, pequeño escuchame... Sé que quieres huir, pero no puedes
- Mirame hacerlo - digo con cierta dificultad - me iré muy lejos, y un día regresaré por todos ellos ¡ja! Claro que lo haré, el primero fue Siemens, pronto será Angelina -  La lucha sigue durante varios segundos y Sebastian no deja de hablar - vamos, tranquilizate de una vez - de alguna manera consigue apresar mis brazos con los suyos, asi que ya no tengo como darle lucha - tienes razón aun tienes que hacerles pagar todo lo que te hicieron, yo voy a ayudarte, pero debes escucharme, todo lleva su tiempo, la venganza es un plato que se sirve muy frío - tiene una lengua afilada. Seductor nato. Traidor desde la cuna - Angelina debe pagar ¿no? - continúa - dejame ayudarte, hagamos que se retuerza de dolor por todo lo que te hizo, por lo que le hizo a Elizabeth y a Alois, pero para eso debes estar tranquilo
- ¿como se supone que te crea? - digo en un susurro, hace tiempo dejé de luchar, su voz me tiene completamente embelesado - No te conozco...
- Ay ya para con eso por favor, pequeño mirame - Sebastian toma mi barbilla  suavemente con sus dedos y me obliga a mirarlo - estoy aquí, solo yo, y me quedaré a tu lado hasta que seas capaz de salir caminando. Eres lo único que me importa ¿que tanto debe pasar para que te des cuenta?
Su s palabras me hacen flaquear ¿de verdad me ama tanto como dice? - puedes confiar en mí, yo jamás te traicionaría
- No te creo
- No me importa
- Eres un mentiroso
- Efectivamente lo soy, y justo por eso es que debes creerme ¿quien puede servirte mejor que el mas grande mentiroso de la historia? - Sebastian acerca sus labios a mi oído y en un tono aun mas bajo y lento sigue hablando - dejame ayudarte, juntos tu y yo seremos invencibles, solo dejame permanecer a tu lado, dime que hacer y obedeceré sin dudar, pero quedate conmigo
Miro los ojos de mi emisor, puede que tenga razón sin embargo... - ¿como pretendes ayudarme?
- haré todo cuanto desees, aunque parezca imposible lo lograré por ti
- mentiroso - susurro con fastidio
- Aun así me amas
- ¡ja! ¿De donde has sacado eso? No eres tan importante
- Aunque no lo sea acabas de admitir que de alguna forma si soy importante para ti - la respiración de ambos es agitada, me siento débil y la sangre ha formado un charco en la habitación, Sebastian me levanta, sin quitar su mirada de la mía me lleva de regreso a la camilla, el tacto con su piel es delicado, suave, cálido, esta lleno de algo que no sentía hace años o mas bien que nunca llegué a sentir. No en esta vida. - ¿cuando nos conocimos?
- Pff... Hace siglos - ¿hace siglos? ¿Por que me es tan fácil creerle?
- Entiendo
- ¿entiendes? - dice él con un toque de burla en la voz - se supone que no me creías 
- Pues ahora lo hago - susurro, no es  una mentira, le creo, aun cuando apenas tengo 17 años y el ronda los 20, le creo aunque llevamos unas semanas de conocernos, pues siento que llevamos años de saberlo todo el uno del otro. Confío en sus palabras sin importar que muy probablemente esté mintiendo
- ¿Sebastian?
- ¿si? - dice sonriendo incrédulo
- ¿de verdad harás todo cuanto yo te pida?
- todo, por mas imposible que parezca
- Bien, pues... - en mi afán de no avergonzarme miro a otro lado evitando sus ojos, no quiero ponerme nervioso y normalmente no lo pediría pero necesito sentir un poco de calor, ansió el roze de su piel y el contacto con sus labios, lo necesito - besame...
No ha pasado ni medio segundo cuando siento como los labios de Sebastian impactan con los mios, es maravilloso, jamás había sido tomado con tanta ternura, sus manos apenas me tocan pero no por eso son faltas de fuerza y seguridad, la tibieza de su cuerpo calienta el mío,  su respiración se acompasa con la mía, su boca me aprisiona ¿como es posible desear que algo nunca termine? Aun así, lo hace.
- pensé que nunca me levantarías el castigo
- Callate - respondo con un poco de apatía - solo... era una prueba para saber si realmente harías todo lo que yo diga
- Claro - responde con sarcasmo - es lógico que tú no querías besarme tanto como yo a ti
- Claro que n... - el mundo va perdiendo su color ¿por qué me siento tan débil de nuevo?
- ¿Ciel? ¡Carajo! - grita sebastian al verme - espera, recuestate un poco. Voy por un doctor
- No te alejes... - susurro pero él se ha ido ¿que esta pasando? Hace frío...
- ¿sebastian? - me siento muy cansado, quizá debería dormir un poco, cierro los ojos unos segundos y los abro de nuevo, el suelo esta tenido de rojo
- ¡¿que le sucedió!?- ¿es el doctor?
- Se... se quitó el suero y lo jaló tan fuerte que se hizo una herida grande, se levantó y forcejeamos, yo... Llame a la enfermera pero nadie acudió
- se está desangrando ¡enfermera! - siento una leve presión en el brazo y quizá debería ser miedo pero mas bien es una sensación de paz - salga de aquí señor Michaelis
- ¡¿que dice!? ¡Yo no puedo dejar a Ciel!
- ¡Enfermera saque a ese hombre de aquí!
- ¡No! - miro a Sebastian empujar a la enfermera y en seguida otras tres aparecen para empujarlo también ¡no lo toquen! - ¡señor! Entienda que su presencia sólo estorba aquí, necesitamos estar con el a solas para salvarlo salga de aquí - no... No te vayas, pienso una y otra vez, pero él deja de pelear, me mira y susurra - te amo... - sin detenerse mas tiempo sale de la habitación
- Seb... Sebastian
- Shhh... No gastes tus fuerzas - dice una mujer a mi lado con voz dulce - el prometió que te seguiría a donde fuera y hasta ahora lo ha cumplido
- ¿mamá?
Por respuesta solo obtengo una risa leve y poco después vuelve a hablar
- Ven cariño, es hora de dormir un poco
- Si mamá...

AcendradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora