Aunque llevo cerca de una hora intentando abrir los ojos, apenas lo consigo, la tenue luz de un nuevo día me ayuda a despejar un poco la mente pero cuando por fin estoy mas consiente todos los recuerdos de hace apenas unas horas invaden sin permiso en mi cabeza. Como por arte de magia mi cuerpo empieza mostrar las señales de abuso. El dolor, los moratones... El ardor.
- Maldito cerdo... - susurro con odio mientras que poco a poco me incorporo para observar lo que hay a mi alrededor. Al levantarme me doy cuenta de que no dormía solo, mi prima y Alois de encuentran uno a cada lado mio, por suerte aun duermen. Debo pensar como hablar con ellos, necesito saber que fue lo que pasó durante todos estos años y por que Trancy se ha preocupado en mantenerme "a salvo". Son demasiadas preguntas las que me abordan la mente, sin embargo se que para todas habrá una sola respuesta.
Después de observar al par de rubios recostados en mi cama mi vista viaja por lo que queda de la habitación y como si el dinero me llamase lo observo en un montón acomodado en la esquina de la cama, seguramente es el que esa mujer arrojó anoche, se nota que son varios billetes. También hay algunas monedas, vaya... Es mas de lo que he llegado a ganar en un mes...
pero a que precio - pienso.
Sin mas detenimiento me levanto lentamente, me coloco un par de pantuflas y bajo a la cocina por algo de comer, por lo menos los acontecimientos no me han quitado el hambre. Aunque son las 10 de la mañana todo el edificio esta en completo silencio, bueno, después de todo en un burdel es normal pues las "trabajadoras" se quedan despiertas hasta muy tarde. Cuando llego a la cocina un delicioso aroma a canela llena mis fosas nasales, sin pensar aspiro deleitandome y dejo que mis pies sigan el rumbo que traza tan delicioso olor. Una vez dentro de la cocina me encuentro con el cocinero contratado por Angelina: Bard.
- Buenos días Bard - mi presencia parece sobresaltarlo un poco pues al escucharme la cuchara que sostenía sale disparada hacia el suelo
- B.. Bu... Buenos días Ciel - responde mientras toma su instrumento del suelo - ¿Como has dormido?
- No como me gustaría, pero puedo reponerme con una taza de té
- Cl... Claro, en un segundo te la sirvo
- ¿Te encuentras bien Bard?
- ¿Yo? ¡Por supuesto! solo creo que también me hace falta dormir
- Sí tu lo dices...
El cocinero se demora solo unos segundos en servir mi té y mientras lo hace me detengo a pensar por qué estará actuando tan raro, pero no me doy cuenta hasta que lo veo de frente.
Ahí esta, esa mirada de lástima que tanto detesto, la gente acostumbra a mirarme así constantemente desde la muerte de mis padres, lo hicieron mas después de la muerte de mis tíos y aun lo hacen cuando camino por la calle, pues la noticia de los Phantomhive se extendió por todas partes.
- Lo sabes - susurro mas para mí que para él. Aunque llevaba todo el rato impidiendo que la rabia me gobernara ya no importa. Si Bard sabe lo que ocurrió anoche, lo mas seguro es que lo sepan todos.
El rubio me desvía la mirada y con un tono apenas audible lo escucho decir
- Lo siento. No era mi intención importunar
- ¿quien mas lo sabe?
El silencio inunda la cocina pero mi impaciencia vuelve a atacar
- ¡Contesta!
- Bien. Solo no grites, todos en el edificio lo saben. Escucharon tus gritos y vieron a Madame Red cerrar la puerta con llave
"Madame Red" así la llaman los empleados, de "madame" no tiene un pelo. ¡Es una maldita! Antes tenía el consuelo de que no lo sabía casi nadie, que triste es darme cuenta de que todos se mantienen al tanto de mis desgracias. ¿Que sigue? Ya sé. Las burlas, las miradas de lástima, los regalos de consolación. Me iré de aquí algún día, pero regresaré por ella. Le daré una muerte tan lenta y dolorosa que me rogara por un poco de piedad. Pero no la tendré, esa "mujer" deseará nunca haber nacido.
- Ciel - la voz del cocinero me saca de mis tétricos pensamientos. Yo lo miro y me doy cuenta de que sostiene en sus manos una tarta - sé que te gusta mucho la tarta de chocolate que preparo, así que hice una solo para ti. Espero que te guste - una sonrisa y su torpe pero lindo intento de alegrarme no me pasan desapercibidos, no niego que adoro el chocolate, pero no sigue siendo mas que lástima lo que motiva a dicho obsequio.
- Gracias Bard
- Deberías llevarla a tu habitación, en la mañana vi las de los rubios vacías, así que supuse que estarían contigo, también puedo llevarles algo de té ¿te parece?
- amm... Claro, por supuesto. Oye Bard
- ¿Si?
- Gracias, de verdad, gracias
Las mejillas del hombre se tornan de un ligero color cereza pero procura disimularlo así que se pone a buscar unas tazas y una charola para poder llevar también la tetera. Ya en camino evito mirar al hombre de la charola aunque se que él observa mi andar, debe notarse demasiado mi incomodidad al caminar.
- Si quieres puedes dejar la charola en la mesilla de noche, yo los levanto
- Como desees - después de dejar la bandeja Bard sale de la habitación y yo espero hasta que se vaya para despertar a mis compañeros
- ¡Buenos días!
Mis gritos toman por sorpresa a los dos chicos que sin proponérselo saltan por de la cama y aterrizan en el suelo
- ¡Ciel que demonios te pasa! Son apenas las diez de la mañana - escucho impasible las quejas de Alois mientras ayudo a mi prima a levantarse
- Deja tus quejas Trancy que tenemos que hablar
Su mirada se alza y se cruza con la mía se le nota la tensión pero sin mas se levanta
-Ciel - comienza Elizabeth - entiendo que quieras hablar pero ¿no era mejor esperar a unas cuantas horas?
- No. ¿Quieren un poco de té? Bard nos trajo tarta también
- ¿Bard? Pero ese hombre nunca regala nada a menos que seas cierta pelirroja de lentes y dos pies izquierdos
- Alois ya deja de quejarte y se agradecido, toma - extiendo mi brazo ofreciéndole una de las tres tazas, Alois lo duda un poco pero termina aceptándola, después paso una segunda taza a Lizzie y paso directamente a la tarta, corto tres pedazos, el mío es generosamente mas grande ¿y que importa? Después de todo es mía.
Paso los otros dos pedazos a los respectivos platos y los entrego a sus dueños.
Los minutos pasan y yo sigo sin saber como abordar el tema, ellos no saben que los escuché ¿seria imprudente de mi parte mencionarlo así como así?
Pero si lo pienso bien, no hay prudencia en un tema como este no queda de otra...
- Anoche - comienzo - escuché la conversación que tuvieron con Angelina - a Trancy se le atora un pedazo de la tarta de Bard en la garganta, así que tose escandalosamente mientras a Elizabeth se le cae la taza de entre los dedos, no pensé que fuese a causar tal impacto
- ¿Que fue lo que escuchaste? - dicen al unísono con una mueca de horror en el rostro
- Pues... Todo. Lo que yo quiero saber es ¿por qué? No tenían por que hacerlo y menos tú Alois. Jamas se los pedí, solo arriesgaron sus vidas y cuerpos para salir perdiendo de igual forma. Todos sabíamos que era cuestión de tiempo para que Angelina me usara así, como a ustedes. Solo que no quisimos creerlo. Todo habría sido mas sencillo si no hubieran hecho esto, no habrían tenido que sacrificarse tan duro, no habrían sufrido por esas ocasiones en las que me tocaba a mi ser... Saben bien a lo que me refiero. Incluso quizá me habría acostumbrado ya, pude haber conseguido mas dinero y...
- Ciel basta - Lizzie me interrumpe y yo la miro, las lágrimas corren por sus mejillas, con la poca luz que entra por la ventana es como si aun viera a aquella chiquilla de trece años implorando por un poco de compasión
- Yo... Nosotros no queríamos que pasaras por lo mismo, por alguna extraña razón la tía Ann no quiso usarte desde que llegaste, por eso decidimos hacer el trato con ella, pensamos que por lo menos uno de nosotros se iría limpio...
- Oh Lizzie - me acerco a mi prima y la estrujo entre mis brazos mientras es víctima de los espasmos por el llanto - No tenías por que hacerlo - susurro - ambos sabíamos que no duraría para siempre, eres una tonta...
- ¡Bravo Ciel! - Interrumpe Trancy - así se consuela a una chica, dile que es tonta y ¡BOM! Sus problemas desaparecieron - Lizzie ríe levemente por el comentario mientras yo giro para mirarlo con odio, me había olvidado casi por completo de que estaba aquí
- No eres gracioso idiota, por que no mejor me dices por que ayudaste a mi prima con su propósito, eso no te hace mas lista que a ella - Alois evita mi mirada dándome la espalda pero su voz suena débil cuando habla, incluso carece de soberbia y altanería como estamos acostumbrados a oírlo
- Deberías ser mas agradecido - susurra - tu prima siempre se preocupó por tu bien estar, solo quería lo mejor para ti aunque eso incluyera dar lo poco que le quedaba - sus palabras de alguna manera logran golpear mi testaruda forma de pensar, después de todo tiene razón, desde que me levante tomé como prioridad demostrarle al mundo que no soy débil, en buscar algún medio para olvidar lo que sucedió hace unas horas y con ello el sacrificio que ambos han hecho por mí. Por otro lado no puedo evitar molestarme por que haya sido él quien me mostró semejante panorama, me resulta aun mas insoportable que cuando no hace mas que espiarme y correr con el cuento a Angelina.
- Esa no fue mi pregunta - reclamo - te preguntado ¿por que ayudaste a Elizabeth? ¡¿Que interés tiene en mí alguien a quien solo le importa el dinero que pueda sacarle a los hombres y cuantos penes se mete en una noche?!
- ¡Ciel ya basta! - la mano de Elizabeth impacta contra mi mejilla, y la sorpresa me puede mas que el dolor por la cacheta, jamas en mi vida había sido golpeado por otra persona que no fuera Angelina
- No tengo por que soportar esto - Alois se levanta con evidente molestia y al salir de la habitación azota la puerta tan fuerte que hace eco en toda la casa, mi mirada se queda clavada en mi prima por el estupor cuando comienza a hablar
- Normalmente no te diría esto Ciel, pero debes aprender a apreciar lo que los demás hacen por ti, Alois me ayudó por que te aprecia y a pesar de todo, sólo quería que te quedaras aquí para que no te fuera a pasar algo malo allí afuera tú solo. Él jamas te ha deseado ningún mal.
Me gustaría, como deseo ver el lado bueno que intenta mostrarme Lizzie, pero mi orgullo jamás me dejará agachar la mirada
- ¿Agradecer? ¿¡Que demonios debo agradecerle a él!? Pude haber logrado mucho haya afuera, quizá hasta habría podido encontrar una escuela donde aprender algo mas que solo mantener las piernas abiertas y la boca cerrada. ¡Yo no tengo nada que agradecerle a Alois por que no le pedí semejante "sacrificio"!
- Ciel...
- ¡No! ¡Ya basta de todo esto! Estoy harto de tener que quedarme callado Elizabeth. ¡Odio esta miserable vida! ¡Odio tener que pasarme las noches en vela por un pedazo de pan! ¡Detesto a todos esos hombres asquerosos que vienen a embriagarse en medio de putas para sentirse poderosos! ¡Aborrezco a Angelina! ¡Maldita sea la hora en la que nació! ¡Y odio aun mas el hecho de no poder haberte protegido de ella! De... No ser mas que una carga para ti, odio que incluso Alois haya podido hacer algo útil, odio esta vida... - no sé en que momento ocurrió, las lágrimas corren por mis mejillas y me encuentro hincado mirando al suelo, aunque la escena suene devastadora dentro de mi siento un alivio enorme. Por fin después de tanto tiempo he podido sacar un poco de la frustración y el dolor que llevo guardados. - sé que parezco frágil, pero no lo soy, deja de intentar defenderme y pintarme la vida de color rosa.
- ¿Y como se supone que haga eso...? - pregunta mi prima entre sollozos
- No te dejaré hacer más, lo intentaste todo, pero ya no más. Quiero que tú y Alois rompan el trato que tienen con la tía An, ya pronto podremos irnos fe aquí y encontraremos un lugar donde vivir los tres, pero por favor, basta de todo esto.
- ¿Romper..? Pero eso implicaría que tú...
- Lo sé. Pero mira - digo señalando el dinero que aun yace sobre la cama - esto es mucho mas de lo que hemos llegado a juntar en una semana, eso quiere decir que de alguna forma soy mas... valioso para ella, así quizá podríamos estudiar y vivir varios meses sin tener que trabajar
- No, de ninguna manera vas a...
- No es una pregunta Elizabeth. Debo pagar mi deuda contigo y con Trancy.
- ¿Deuda? - la desesperación en la voz de Lizzie se nota cada vez más. Es una decisión apresurada pero de alguna manera ay que pagar lo que los demás hacen por nosotros - no hagas esto. No nos debes nada...
- ¿a caso no querías que lo que los demás hacen por mi? Pues es lo que hago ahora.
- No... Por favor...
- Ya no hay vuelta a atrás, la decisión esta tomada, de ahora en adelante trabajaré sin descanso para "Madame Red"
- ¡Perfecto! - mi corazón se acelera, es su voz, ¿estuvo escuchándolo todo? - ¡Acepto tu propuesta Ciel! ¡Desde hoy comienzas a trabajar para mí como mi "chica estrella", hay tantos hombres que estarán deseosos de pagar por ti.
Giro mi rostro hacia la puerta solo para encontrarme con la mas cruel de las sonrisas
<<No te saldrás con la tuya por siempre " Tía An", caerás mas pronto de lo que crees>>

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Acendrado
Fiksi PenggemarVestido rosa pastel, tacones negros, peluca, labial, rubor, sombras. Después de todo no soy tan distinto <<parece que te equivocaste de cuerpo>> ¿Será cierto? Soy mas débil que cualquier otro hombre, mis facciones son delicadas, mi piel...