Capítulo 15: Amor

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{Mérida}

Fue bueno decir lo que dije, pero no me sentía bien por eso. Parecía que había tirado todo por la borda, ellos lo sabían todo. Di vueltas por toda mi habitación pensando en eso, no podía quedarme quieta, abría mis alas y las cerraba, me llevaba las manos a la cabeza y mi respiración era agitada.

Alguien llamó a mi puerta.

- Mer... sé que estás ahí, ¿puedo pasar?
- Vete Jack- le dije sin pensarlo. Lo necesitaba, pero no podía verlo a la cara de nuevo.

Jack no me hizo caso y entró, cerró la puerta detrás de él.

- Mer...
- No me llames así- le dije, no me sentía merecedora de tener ni un diminutivo
- Cálmate un poco, no todo es malo. Es bueno saber lo que sientes y como te sientes al respecto
- Créeme que no lo sabes- le solté y sin querer lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos de nuevo, era la primera vez en siglos que lloraba y que me sentía tan vulnerable.
- Tal vez no- me dijo el totalmente calmado- pero puedo ayudarte, por eso estoy aquí, porque me importas.- inmediatamente se me acercó y me tomó de ambas manos- yo sé quién eres, sé cómo eres y te quiero por ser tú. ¿Cuando vas a quererte a tú misma? No pienses mal de ti, lo que importa es lo que está pasando ahora, no lo qué pasó antes. Tú me pediste que no te juzgará y eso he hecho todo este tiempo, ahora no te juzgues mal a ti misma, por favor. Ninguno de nosotros ha desconfiado de ti. Todos creemos en ti, y tú pasado está bien, nos da igual, lo que importa es que ahora estás con nosotros. No dejaremos que te vuelva a hacer el mismo daño.

No pude decir nada, estaba gimoteando, me sentía mal por eso, pero él me reconfortaba de un modo extraordinario. Sus ojos estaban clavados en los míos y de pensar en él y en todo lo que ahora significaba para mí, sonreí. ¿Cuánto tiempo lo había querido? No sé cuando había comenzado, pero él me hacía sentir cosas que nadie más, me hacía entender que era todo lo que yo misma creaba, el amor y justo allí, mirándonos a los ojos, entendí que mi centro era el mejor de todos.

El me abrazó sin más y acarició mi cabello.

- No llores por tonterías- me dijo al oído

Yo lo abracé y traté de sacar todo mi dolor, todos mis sentimientos, pero no podía, con él no tenía miedo, no tenía preocupaciones, no había nada que me hiciera llorar.

Cuando comprendí eso lo solté y el también, él seguía sujetándome por la cintura y yo de sus brazos, de nuevo nos miramos a los ojos y ambos sonreímos.

Jack estaba demasiado cerca mío, podía sentir su respiración y mi corazón se agitó. No sabía que era correcto pero nada me importó, seguí mis instintos y lo tomé de la Nuca y lo besé. Sus labios eran cálidos y me correspondieron el beso. Me abrazó por la cintura y lo abracé aún más. Comenzó a empujarme y nos tambaleábamos hasta que llegamos a sillón. No dejamos de besarnos aún cuando nos sentamos, sentí mucho calor, inmediatamente me quite el arco de encima para que no estorbara. Nos miramos un segundo a los ojos y nos perdimos en nuestras miradas. Volvió a besarme y no me resistí, sus manos se movían por toda mi cintura y sin saber cómo ni por qué le saque la sudadera azul. Vaya que tenía un cuerpo atlético, pero eso no importaba demasiado, lo importante era tenerlo conmigo, era besarlo y reclamar que el era mío y que yo ¿lo amaba? ¿Por fin estaba amado? No lo creía y al pensarlo le sonreí. Volvimos a lo nuestro y nos besábamos cada vez con más deseo y pasión, me tumbo hacia atrás en el sillón y el quedó sobre mí, comenzó a besarme el cuello y un leve gemido de placer se escapó de mi garganta. Le acaricié el cabello deseando que no se detuviera y en respuesta el subió mi vestido y comenzó a acariciarme mi pierna. Deseaba llegar lo más lejos posible.

Sin previo aviso la puerta se abrió y la luz nos iluminó perfectamente en esa vergonzosa situación. Los colores se me subieron a las mejillas, nos levantamos como resortes y vimos al pie de la puerta a Conejo que estaba estupefacto. Jack se puso la sudadera de un movimiento y yo me traté de acomodar el cabello y el vestido.

- ¿No sabes tocar?- le dijo Jack molesto. Conejo seguía atónito.
- ¿Que hacían?- pregunto cómo si no comprendiera nada.
- ¿Que hacías tú aquí?- Jack estaba tan rojo como yo
- Estaban teniendo se...- no terminó la frase porque Jack lo interrumpió
- No, gracias a ti- su comentario hizo que se me encendieran más las mejillas- siempre tan oportuno Conejo.
- ¡Son unos niños!- Conejo por fin había recobrado su temperamento y comenzó a regañarnos, encendió la luz.- ¡Sólo niños!
- ¡Que va! Tenemos más de trescientos años. No somos niños, podemos hacer lo que nos plazca.
- Están cometiendo el peor error de su vida
- Somos inmortales- puntualicé yo- además no es un error
- Lo es- dijo como si no comprendiéramos nada- Jack, ¿como carajos te fuiste a enamorar de alguien que nunca ha sentido nada por nadie?

El último comentario me dolió más que incomodarme, me puse de pie, abrí mis alas y me largue de allí pasando a su lado.

{Jack}

- Eres un tonto- le grité a Conejo- ¿como pudiste decir eso!

Iba detrás de ella, pero Conejo me detuvo, sin pensarlo me giré y lo golpee justo cuando Norte pasaba por allí y nos vio.

- ¿Qué está pasando!- uso una voz tan imperativa que asustaba
- ¡Estaban teniendo sexo!- gritó Conejo
- Eso no es cierto- atajé- él hizo que Mérida se fuera
- Ella no te ama- me dijo tan duro que me dolió
- Cálmense los dos- impuso orden- Jack tengo que hablar contigo.

Sin refutar lo seguí, de todas formas era su casa. Sino fuera por ese entrometido canguro nada de eso habría ocurrido.

- Necesito hablar sinceramente contigo- dijo él mientras me hacía un gesto para que me sentara delante de la chimenea
- ¿Vas a regañarme?
- ¿Por eso? ¡Claro que no!- su respuesta me sorprendió un poco- es normal, de hecho yo sospechaba que terminaría ocurriendo. Lo que quiero decirte es lo siguiente... bueno, antes quiero hacerte una pregunta....¿La amas?

No supe que contestar, ¿la amaba? Sí, total y perdidamente. Asentí ante su pregunta y una sonrisa cruzo por mis labios al confesarlo.

- ¡sí!- dije con emoción
- Escucha Jack. Te enamoraste de Cupido, de aquella que hace que se enamoren. Muchos se han enamorado de ella en el pasado y han pasado cosas malas por ello. Incluso Conejo se enamoró de ella, te habrás dado cuenta de cómo se dirigía a ella al inicio de todo esto, eso fue porque Conejo, cegado por ese extraño enamoramiento, le confesó lo que sentía, ella no había amado a alguien jamás. Por eso conejo reaccionó de esa forma.- Norte suspiró y continuó- el aún la quiere, pero tú ganaste algo que el no pudo. Así que será mejor que lo dejes digerir eso. Ahora bien, sobre Mérida. Ella representa un peligro, y todos lo sabemos, pero debemos defenderla con todo. Ahora muchas cosas cobran sentido, necesito tu ayuda con ella. Jack, hiciste que Cupido te amara. Hazla confiar en nosotros y todo estará bien. Búscala y si ambos quieren sean novios, hazla amar su centro, por eso la necesitamos, si ella aprende a controlar su propia magia aceptando su centro podremos ganar esta guerra de lo contrario nuestro mucho y el de las personas dejara de existir pronto y Mérida deberá cumplir con su deber.

Fuego, Hielo y oscuridad (Jarida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora