VII. Odio

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Subo las escaleras y escucho como se cierra la puerta de la entrada, voy a cerrar la puerta de mi habitación pero el la empuja estrellándola con la pared.

- ¡Que te pasa! - gritó molesta.

- !tu! - me señala - no eres nadie para decirme que hacer - grita furioso - esta casa ni siquiera es tuya, puedo traer a quien yo quiera.

- Bien - digo - no hay problema.. me largo - se da la vuelta y sale de la habitación, cierro la puerta y me doy la vuelta recostándome en ella. Me dejo caer y lloro, lloro con todas mis fuerzas, nada de esto era lo que quería, jamás debí haceptar esto, debí haberme quedado en Francia.

Han pasado pocos minutos, limpio mi rostro y me levanto del suelo. Busco una maleta y introduzco toda la ropa que pueda.
Camino por el pasillo trantando de hacer el menor ruido posible, cuando estoy fuera de la casa pido un taxi.
Llego al hotel y llamó a la aerolínea para un comprar el voleto.

Pienso en el dolor que le voy a causar a mi padre cuando se entere de que me he ido, antes de irme de la casa dejo el anillo y la copia de la llaves de la casa en la mesita que está en la entrada de la puerta.

Al día siguiente me levanto súper temprano para poder llegar temprano al aeropuerto. Le envío un mensaje a Colin diciéndole que regresó y el lo contesta de inmediato.

Colin:
Eso es estupendo té estaré esperando cuando llegues, te he extrañado demasiado.

No tengo la oportunidad de responderle ya que una chica llama a los pasajeros para que aborden el vuelo a Francia.

Cuando llego al aeropuerto de Francia lo primero que hago es corre hacia Colin y abrazarlo lo he extrañado jamás debí haberme ido es el hombre a quien amo y todo lo que quiero.

- ¿Como ha ido el viaje? - pregunta separándose - no sabes cuánto me has hecho falta - besa mi frente y vuelve a abrazarme.

- Solo quería llegar, y abrazarte. Me hiciste mucha falta - digo respirando su perfume.

Vamos te llevaré a casa - toma mi mano - te prepararé algo de comer.

Ha pasado ya un mes desde que regresé a Francia, he pensado en todo lo que ha pasado a cada instantes, me pregunto como esta mi padre, he recibo varias llamadas de él pero no tengo el valor para responderle.
Estoy arreglando un poco el apartamento está todo desordenado y Colin no hace nada, muevo el sillón para poder barrer detrás de él.  No puedo creer lo que estoy viendo hay un sostén tirado en el suelo, lo tomo y camino hasta la habitación pero, antes de abrir la puerta escucho a Colin hablando por teléfono.

- No... hoy no - dice Colin - Adelaida esta aquí - escucha - si, mira que tal si nos vemos en otro lado - este idiota me está engañando - bueno, perfecto.

Abro la puerta, el me mira - me puedes explicar que es esto - le muestro el sostén.

- Es tu sostén - dice como si nada.

- Esto no es mío - se lo aviento - ¡Colin me estas engañando! - digo molesta.

- De que hablas, ¿estas loca?

- A mi no me digas que estoy loca, yo reconozco mi ropa interiror y eso no es mío - señaló eso sostén.

- ¡Por Dios! me voy- agarra su cartera y sale de la habitación.

- ¡Colin! - lo llamó - ¡Colin!

- Ya basta Adelaida - abre la puerta y voltea - regresó luego - estrella la puerta.

Decido ir con Jennifer, ella sabrá aconsejarme es la única con la que puedo confiar tomo mis cosas y salgo, bajo las escareras y cuando bajo el último escalón miro a la puerta y doy un pequeño salto del susto.

- ¿Qué haces aquí? - Alexandre se encuentra de pie frente a la puerta, lleva un traje gris una camisa blanca y una corbata azul.

- Hola - dice rascando su cuello - ¿podemos hablar?

- Iba a donde una amiga - digo señalando la puerta - si quieres hablamos mientras caminamos.

- Por supuesto - camino hasta la puerta y el la abre para que pueda salir.

- Gracias.

Auxiliar de PapáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora