VIII. Seguir finjiendo

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- Tengo que ofrecerte disculpas - se rasca la nunca - te trate pésimo lo siento, es que todo esto es demasiado para mí, yo no quería casarme, jamás he querido casarme.

- La verdad si que fuiste todo un carbón - ambos reímos - pero no te culpo, tampoco quería casarme, bueno no contigo - y ¿qué haces aquí?

- Bien empecé a dirigir la empresa de mi padre y todo ha estado de maravilla - me mira y coloca sus manos en los bolsillos de su pantalón - con este matrimonio todo ha mejorado un poco.

- Alexandre....

- Oh no tranquila, no te estoy pidiendo eso.. solo digo que sigamos fingiendo ser esposos frente a los demás pero, cada quien por su parte y si quieres estar con tu novio puedes estarlo.

- Siendo sincera eso suena feo - se queda pensando, luego asiente y ambos nos reímos.

Llegamos a la entrada del edificio de Jennifer, me detengo  y el hace lo mismo. No puedo creer que vino a Francia solo a disculparse, si, se comportó como un idiota la ultima vez pero tal vez hubiera llamado o enviado un mensaje, pero de eso a que viajara hasta aquí es... totalmente loco.

- Bien hasta aquí llego - le señaló el edificio - si quieres podemos quedar luego para seguir hablando del tema.

- Esta bien, no vemos luego - me despido y entró al edificio, subo las escaleras y camino hasta la puerta de Jennifer. Cuando estoy a punto de tocar la puerta recuerdo que ella siempre deja una llave en el borde superior del marco de la puerta, así que la tomo y la abro.
Al perecer no está en su apartamento camino hasta su habitación y abro la puerta, pero al instante me arrepiento, la imágenes que tengo frente a mis ojos me desarman, me rompen en mil pedazos, jamás hubiera imaginado esto. Jennifer voltea y al darse cuenta que estoy se cubre con la manta de la cama, me doy la vuelta, no puedo más y rompo a llorar.

- Adel, espera esto es un error - escucho su voz detrás - por favor espera - salgo de su apartamento sin cerrar la puerta y empiezo a correr.
Cuando estoy afuera miro a ambos lados, no se a donde ir - Adelaida - siento su mano encima de la mía y me suelto de su agarre.

- No me toques - el solo me mira tratando de buscar una explicación, pero no quiero me de alguna solo quiero irme de aquí - no quiero que me vuelvas a tocar, no quiero que me busques, no quiero verte más nunca... en mi vida.

- No, por favor... - intenta agarrarme del brazo y yo retrocedo - lo siento Adelaida.

- Regrese... regrese por ti Colin - limpio las lagrimas - y tu me haces esto, me has estado engañando.... con mi amiga - decir eso me lastima demasiado, simplemente me rindo, mi vida es una mierda - aléjate de mi.

- Adel... - trata de acercarse.

- No escuchaste que te dijo que te alejaras - una vos detrás de mi nos interrumpe y volteo. Alexandre esta de pie, y su expresión cambia al verme, se ve algo molesto - ¿que le has hecho? - se acerca a Colin y lo empuja.

- Amigo esto no es problema tuyo - dice Colin algo desesperado - por favor te pido que nos dejes.

- ¡No! - lo miró - tu yo, ya no tenemos nada de qué hablar, solo...aléjate de mi - me sostengo el cabello.

Jamás en la vida me hubiera imaginado que mi novio se estuviera revolcando con mi mejor amiga, tenía mi vida planeada con Colin, regrese a Francia el, deje de un lado a mi familia para estar con el.

- Adel... - escucho su frustrante voz y la veo corre hacia nosotros - Adel perdóname.

Me acerco y le doy una gaznatada - tú... creí que eras mi amiga - la señaló - confíe en ti, te conté mi vida, te apoye siempre y esto es lo que recibo - le vuelvo a pegar - no eres más que una zorra; ambos - los señaló a los dos - no son más que el uno para el otro, no sirven.

Luego de lo sucedido Alexandre me lleva a mi apartamento y le pedí que me dejara sola, ahora me encuentro tirada en la cama llorando como una mártir, las dos personas en la que confiaba me han traicionado y ahora me siento más que sola en el mundo, siento que mi vida no vale nada camino al baño, busco en los gabinetes y tomo una tijera, la abro y la preciono contra mi muñequera, levanto la mirada y me observó en el espejo. Me veo tan mal, tengo grandes ojeras y los ojos rojos y dilatados de tanto llorar, si muero mis padres sufrirían demasiado. No, esta no soy yo.
Suelto la tijera y esta cae en el lavamanos, abro el grifo y lavo mi cara, luego la seco con una toalla y camino hasta la cama tomo mi celular y marcó su numero.

"Llamada"

- Adelaida - contesta en el primer pitido- ¿sucede algo?

- Alexandre, llévame a casa..

- Voy por ti - cuelgo la llamada

"Llamada finalizada"

Agarro la maleta y colocó toda mi ropa, unos minutos después tocan la puerta y la abro, Alexandre entra y toma mi maleta

- Aún quedan cosas - señaló al cuarto.

- No te preocupes - acaricia mi cabello - enviaré por ellas.

Auxiliar de PapáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora