XXVII. Destino

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- Cuando llegue las flores ya estaban aquí, tenían una pequeña nota - ella recoge algo en el pequeño taburete junto a la camilla y me lo tiende - al verlas pensé que las habías dejado tu pero cuando vi la nota deduje que había sido alguien de la empresa por eso preferí no leerla.
Agarro la nota y al leerla me paralizo y el pecho se me oprime y por un momento dejo de respirar.

"Estos claveles son para ti Adelaida.
Cuando conocí a Alex supe que el era mi destino, somos perfectos juntos, el uno para el otro... El me pertenece Adelaida y lo voy a recuperar cueste lo que me cueste, pronto lo entenderás todo."

De pronto siento un pequeño mareo pero me sostengo, Marie se levanta lo más rápido posible y me sostiene del otro lado - ¿sucede algo? - yo niego, sostengo el ramo y lo arrojo al cesto de basura - ¿de quien era la nota? Adel por favor no me digas que es de...
- No tiene remitente, pero no tengo dudas de que viene de ella; ¿Marie podrías dejarme un momento a solas con Alex?
- Claro cariño - toma su bolso y camina hacia la puerta - me avisas cualquier cosa, estaré en la cafetería - sonrío y le asiento.
Cuando sale de la habitación y ha cerrado la puerta giro y me apoyo del mueble con ambas manos, agacho la cabeza, cierro los ojos e inhalo y exhalo por unos minutos tratando de vaciar mi mente por completo; luego volteo a ver a Alex. Me siento en el norte de la camilla, sostengo su mano y la acaricio.
- Alexandre te agradezco de verdad por estar para mi en los momentos más difíciles de mi vida cuando aún así me odiabas por tener que casarte conmigo, se dice que el enamorase en tiempos de guerra es un viaje directo hacia la locura, pero todos perdemos la cordura  cuando se trata de nuestro verdadero amor - me rio y se me cristalizan los ojos - créeme que ya estoy empezando a perder la cordura - acaricio su rostro - si tan solo de alguna manera pudiera haber visto que todo esto pasaría no habría aceptado el trato y me hubiera alejado por completo antes de enamorarme de ti, a veces me da mucho terror amarte pero si mi destino era estar a tu lado no habría podido alejarme de ti - levantó tu mano, la beso y cierro los ojos con fuerza - eres tú quien alimenta mi vida, y si tocara vivir en otra tierra por ti lo haría, vamos a ser padres no nos puedes dejar solos en este mundo que ya es demasiado frío yo prometo ser el techo que cobijará eternamente a nuestra familia pero te necesito aquí conmigo Alex... - siento que su mano aprieta la mía y abro los ojos pero el aún sigue inconsciente - amor mío vamos despierta se que puedes hacerlo, se que quieres hacerlo, beso su mano.

Me levanto y corro hacia la puerta una ves afuera llamo al doctor y le informo lo que ha sucedido, Marie quien viene caminando empieza a correr - ¿qué pasa Adel? - está preocupada.

- Alex ha presionado mi mano - la abrazo
- Oh mi niño - empieza a llorar.
Entramos a la habitación y el doctor empieza a examinarlo - no podemos hacernos esperanza en estos casos los pacientes pueden tener pequeños reflejos - nos mira a ambas como si nada hubiese pasado.
- No me puede decir que no tenga esperanza, eso no ha sido un acto de reflejo Alexandre me apretó la mano - lo señalo - sentí su fuerza.
- Tranquilice por favor o tendremos que darle un calmante - Marie trata de tranquilizarme no me había dado cuenta de lo alterada que estoy, empiezo a inhalar y exhalar para tranquilizarme.
- Vamos nena creo que es mejor que tomes un poco de agua - Me saca de la habitación y me lleva hacia un garrafón de agua que está junto al ascensor.
- Se que ha sido el, tiene que haber sido el, no fue simplemente un reflejo, Marie estoy segura...
- Tranquilicémonos primero ven - me lleva a unas de las bancas que están en el pasillo y me hace tomar asiento - quédate aquí - de aleja un poco y hace unas llamadas, media hora después llega Mauricio; habla con ella y ambos me miran. El se acerca, se agacha y besa mi frente.
- ¿Cómo estás? - simple te asiento - regreso en un momento, lo veo entrar en la habitación y boleto a ver hacia el hace que hace el sonido de apertura, veo a mi madre y a mi padre salir ansiosos; me levanto corro hacia ellos y los abrazo.

Auxiliar de PapáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora