XVII. Tomados de la mano

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El ruido de la puerta abrirse hace que despierte, veo a Alexandre entrar con una bandeja de comida.

- ¿Te sientes mejor? - pregunta colocando la bandeja a un lado de la cama.

- Si ya me siento un poco mejor - me siento y reviso que trajo de comer; Sopa.

- Que te parece si vamos a caminar un rato por la playa.

- De acuerdo - necesito estirar las piernas pienso y me tomo la sopa para luego ir a caminar un rato.

Cuanto termino me levanto y busco en la maleta un short y una blusa blanca, salimos de la habitación.

Toda la tarde me la pasé distraída Alex se ha portado muy bien, se ha preocupado por mi y parece que intenta protegerme, vemos el atardecer a la orilla de la playa, le pido que volvamos a la casa. El se levanta y me extiende la mano para ayudarme a ponerme de pie y caminamos hasta que el se detiene y me olbliga a hacerlo y la verdad no me había percatado de que aún tenemos las manos tomadas, me giro y puedo ver ciertos rasgos de su rostro gracias a la poca luz que nos brinda el sol que se esconde en el horizonte, el se acerca, coloca su mano en mi mejilla y me besa.
Es un beso realmente lento y la verdad me gusta, me tranquiliza, es un beso reconfortante, empiezo a sentirme en paz cada ves que tocó sus labios con los míos.

- Puedes dormir en la cama yo dormiré en el sofá - dice cuando entramos a la habitación; esta escena me parece un deja vu.

- Si quieres... - señaló la cama - puedes dormir junto a mi - se sorprendió puedo verlo ya que puso sus ojos como plato, me río - bueno... si quieres.

- ¿Estas segura?

- Si, claro. No hay problema.

- De acuerdo - nos acostamos y me doy la vuelta dándole la espalda, unos segundos después se acerca y me abraza por la cintura y en mi rostro se dibuja una pequeña sonrisa, me siento como una niña abriendo sus regalos en navidad, me siento... feliz. Y no entiendo porque me siento así hace unos meses odiaba a este hombre y ahora lo quiero y empieza a gustarme. Esa fue la primera noche que dormimos juntos.

El fin de semana pasó rápido y regresamos a casa. Alex me pidió que me quedara con él y accedí, me gusta estar con él, los días pasan y me siento bien estando con él, todas las noches dormimos juntos, aún no hemos tenido intimidad no me siento preparada aún, acabo de perder a mi bebe y no me siento lista para ese paso, ni siquiera se que somos.
Somos esposos por un acuerdo. Ni siquiera llegamos a ser novios y no estaría con alguien que no es mi novio, apenas empiezo a conocerlo mejor, se que le gusta dormir en mi pecho cuando le acaricio el cabello, le gusta verme a los ojos, lo cual me cohibe, le encanta llenarme de besos, me llama para saber cómo estoy.
Empiezo a darme cuenta de que no es el hombre que creí que era, es un hombre amable, cariñoso y que está dispuesto a darlo todo de el.

Auxiliar de PapáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora