Emma, chica de 19 años, empezando sus estudios en la universidad cuando todo ocurrió.
¿Quien iba a decir que el mundo se iba a ir al carajo?
Ahora se encontraba sobreviviendo con su novio Will de 21 años, y con su madre Katy de 50 años.
Su padre h...
Otra vez la misma situación. Otra vez estábamos rodeados de personas que nos apuntaban con sus armas.
Cuando despertamos, me dirigí a la despensa para llenar el carro con comida que nos correspondía, como cada semana hacía, pero me lleve la enorme sorpresa de que no había NADA. Toda la despensa estaba vacía.
Supimos que había sido el padre Gabriel, ya que había desaparecido por la noche. Rosita y yo nos enojamos muchísimo, no podíamos creer que ese cobarde nos había robado, pero luego Rick nos mostró una nota que había dejado escrita en un cuaderno; "BOTE". Era el lugar donde hacía un día, Aaron y Rick habían conseguido toda la comida, así que sin demorar demasiado organizamos todo y nos dirigimos a ese lugar.
Y así nos encontrábamos ahora. Acorralados en lo que parecía ser un basurero, y con personas apuntándonos. Rick sonreía por alguna extraña razón.
Una tipa de pelo corto apareció, supuse que era la líder del lugar. Comenzó a hablar con Rick, este le habló sobre los salvadores, para que se unieran a nosotros, pero de un momento a otro, todo se había descontrolado, todos estaban golpeándose. Rick me puso detrás de él y no dejó que nadie me tocara. El padre Gabriel - que momento atrás lo habían traído - tomo de rehén a una mujer, colocó un cuchillo en su cuello y comenzó a hablar. Finalizó diciendo "Rick, el puede hacer cualquier cosa" fruncí mi ceño y quise matarlo por un segundo, ya que al decir eso, la mujer de pelo corto ordenó que llevarán a Rick hacia la cima de todo.
Tomé el brazo de Rick y luego su mano, tenía mucho miedo de lo que le podrían hacer.
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—Tranquila, está todo bien— dijo mirándome, tranquilizándome un poco.
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Subió a la cima con aquella tipa y dos más. No podía escuchar lo que hablaban, pero de un momento a otro, Rick cayó desde lo alto, lo habían empujado.
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—¡Rick!— grité desesperada, no veía donde había caído.
—¡Está por aquí!— gritó Michonne, mirando por un tubo.
Ella comenzó a darle indicaciones de que tenía que hacer. Lo habían tirado a un lugar donde tenían un caminante lleno de pinchos incrustados. Estaba demasiado nerviosa, no quería que nada malo le pasara. Michonne me dijo que Rick ya lo había matado, así que me tranquilice, pero él aún no volvía.
Luego de varios minutos apareció. Tenía el pantalón rajado, la mano y la pierna ensangrentadas y estaba realmente sucio.
—¡Tenemos un trato!— gritó algo contento, mientras rengueaba.
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Corrí hacia el y lo abracé, el hizo lo mismo y luego plantó un beso en mi cabeza.
Debíamos conseguir armas. Ese era el trato, si conseguíamos las suficientes armas para ellos, pelearían de nuestro lado. -
Volvimos a Alexandría, ya era de noche así que cada uno se fue a su respectiva casa.
Cenamos los cuarto juntos, como hacíamos siempre y cuando ya era un poco tarde, Carl subió con Judith, listos para dormir.
—Toma— le entregué el pantalón a Rick.— Te lo cosí— sonreí sin mostrar los dientes y el hizo lo mismo, tomando la ropa.
—Mañana saldré, me iré por varios días— dijo. Ya estábamos en nuestra habitación.—Tengo que conseguir esas armas— asentí.
—¿Aaron irá contigo?— negó.—¿Vas a ir solo?— asintió y sacó su remera.— Podemos ir juntos— dije algo nerviosa.
—No— dijo de inmediato. Sabía su respuesta.—Es peligroso que salgas, Emma, lo sabes— se acercó a mí y acaricio mi mejilla.
—Déjame acompañarte esta vez, por favor— pedí.— Probablemente sea la última vez que pueda ir a una misión por varios meses, luego con la panza y todo, sé que no podré salir. Déjame acompañarte está vez, voy a cuidarme— hice un puchero. Rick rió.—¿Eso es un si?— sonreí.
—Si— aplaudí de felicidad.—Pero vas a hacer todo lo que yo diga, ¿está bien?— asentí.— Nada de hacerte la rebelde— me apuntó con su dedo índice.
—Está bien, papá— lo besé y el arrugó su nariz por lo que yo había dicho.
Siguió el beso y de a poco nos llevó hacia la cama improvisada, donde me apoyó suavemente y siguió besándome. Desabrochó algunos botones de mi blusa, pero volvió a cerrarlos cuando vio que mi cuerpo se tensó. Tosió incomodo y se sentó en el suelo.
—Perdón, ya voy a poder hacerlo, ¿si?— me acerqué un poco a el.— Solo dame algo de tiempo— lo abrace por atrás, tocando su hermosa y perfecta espalda desnuda.
—Lo sé— suspiró.— Me muero por hacerte el amor, pero lo entiendo. No te preocupes— contestó mirándome sobre su hombro.
A la mañana siguiente:
Cargamos todo en la camioneta, y luego de hablar con Carl, dejarle indicaciones de que debía hacer si algo extraño pasaba en la comunidad, me dirigí a casa para despedirme de mamá.
—Cuídense, por favor— pidió ella mientras me abrazaba.— Y cuídalo mucho, ¿si?— toco mi vientre.— O cuídala mucho, pero presiento que será un pequeño Grimes— ambas reímos.—Eres madre, bueno, lo serás. Tú bebé tiene que ser lo más importan para ti, ¿si?— asentí un poco emocionada, besé su mejilla y volví a la camioneta.
Rick puso el motor en marcha y arrancamos.
—¿Qué pasó?— preguntó Rick al verme con una sonrisa en mi rostro.
—Mamá piensa que vamos a tener un niño— reí.— Dice que será un pequeño Grimes— colocó su mano en mi rodilla mientras conducía.—¿A ti que te gustaría que fuera?—
—Un bebé feliz, no me importa el sexo, solo quiero que sea feliz y hermoso, igual que su madre— dejé un corto beso en su mano y seguimos viaje.
Esperaba que fueran unos días estupendos junto a él.