CARA II

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Cara bajó a la sala de estar, donde su familia se encontraba ya.

En un sillón, el más grande se encontraban sus padres, abrazados y sus hermanos mayores se encontraban en un sillón para dos, platicando sobre algo que nadie ponía atención.

La chica se detuvo a la mitad de las escaleras, la televisión estaba frente a ella. Cara no quería acercarse a nadie, quería llorar sus penas, sola, pero si su madre le decía que hiciese algo, tenía que obedecer.

Se sentó en las escaleras y empezó a ver la película ya iniciada.

La trama no era difícil de entender, en realidad ni siquiera se perdió en ningún momento, no fue necesario preguntar qué es lo que había sucedido antes de que ella llegara, y en parte eso le aliviaba, ya que no quería mantener ningún contacto con nadie.

La esencia de la película le pareció a Cara hermosa, era perfecta para lo que ella sentía, por momento ella se sintió identificada, sentía que la pobre Carrie pasaba lo mismo que ella. Por un instante, Cara sintió lastima por la protagonista y al pensar en todo, se dio cuenta que se tenía lastima a sí misma.

La chica veía con detenimiento cada escena, cada movimiento, cada reacción y cada palabra de Carrie. Por momento, un nudo ahogaba a Cara, quería gritar, ayudarla, auxiliarla, pero era imposible.

Cuando llegó el momento del baile y la cubeta llena de sangre calló sobre ella, Cara no lo podía creer. Estaba aterrada y avergonzada, se sentía Carrie. Su mente viajó donde jamás había ido, por un momento, su identidad se perdió y en ese momento su imagen, la imagen que tenía, la de su familia reunida viendo la película desapareció de golpe, y de pronto, se encontraba dónde Carrie. Era ella.

Sus ojos se llenaron de lágrimas y un quejido salió de sus labios. Estaba perdida.

Las próximas imágenes que pasaron por el feo televisor, Cara se imaginó que lo estaba viviendo.

Las manos de Carrie aprisionaron a sus compañeros, luego buscó entre la multitud aterrada, gritando corriendo, huyendo, y al final, encontró a sus compañeros, a las personas que tanto daño le causaron. Carrie entre lágrimas y con su telequinesis los fue matando, poco a poco y con dolor. Torturándolos hasta matarlos al final.

Al final ella, Carrie salió ilesa.

Cuando Cara regresó a la realidad, un alivio y una idea abrazaban su cuerpo, mostrándole por fin una salida que en tanto tiempo estuvo buscando.

Cuando los agradecimientos salieron en la pantalla del televisor, la familia se desperezó. Ella se puso de pie y corrió hacia su habitación, encerrándose.

Corrió a su cama y se dejó caer. Miraba hacia su techo, y la idea que de pronto rondaba su mente comenzó a darle cuerda a una realidad absurda.

Luego de pensarlo por un momento, calló en cuenta que no pasaría:

En primer lugar porque ella no tenía la capacidad de telequinesis, y en segunda ella no saldría libre, si la policía llegaba a sospechar no la perdonarían, la aprisionarían.

Pero... ¿Estaba dispuesta a matar? Sí.

Se respondió a si misma en voz alta.

Lo haría si no había otra solución que la indujera a la paz que ella tanto anhelaba.

¿Qué tendría que hacer? Aún no tenía respuesta para eso. Pero pronto la tendría.

A la mañana siguiente, Cara tenía un dolor espantoso en todo su cuerpo, sobre todo en su feminidad.

Su madre, gritaba a todo lo que sus pulmones le permitían, solo para despertar a sus hijos, y lo lograba, a pesar de que se encontraba en la plata inferior, preparando el desayuno.

Cara, adolorida, avergonzada y aterrada, además de lo cansada que se sentía, prefirió aceptar el caos que se crearía con su madre al verla aun tirada.

Los minutos pasan y ella cae profundamente dormida, olvidándose de sus penas, pero no dura mucho. El grito que pegó su madre la despierta en un sobresalto, mirando alrededor, alarmada. La madre sigue gritando cosas a su hija, pero ella, luego de comprender lo que pasa, suelta un suspiro agotador y se cobija lo mejor que puede, tapando su rostro del sol que entra en una ventana.

Luego de que los minutos parecieran eternos y los gritos más agudos, por fin se callan, aliviando a Cara por completo. La cobija que la cubría es levantada con delicadeza, Cara abre un ojo lentamente y el rostro preocupado de su padre aparece en su campo de visión.

El alivio que sintió Cara no fue normal, hasta parecía que ella tuvo un golpe de suerte, y en verdad lo tuvo.

Él hombre acerca una de sus palmas de sus manos que hizo estremecer a su hija, ya que la sintió helada, el pobre hombre, avergonzado se disculpa por crearle ese momento de desagrado a su hija y, antes de ponerse de pie dice:

—Descansa querida, tienes fiebre, es mejor que te quedes en casa.

Cara, casi saltando de felicidad por su grandísimo golpe de suerte acepta tomarse ese día para descansar todo lo que pueda.

La madre, a pesar de las protestas que aún alegaba, su esposo la tomó de los hombros y la sacó de ahí, dándole aún más paz a su pobre hija.

Luego de una pequeña discusión entre la familia, ya que los hijos gemelos también estuvieron en contra de que Cara se quedara en casa a recomponerse y ellos no. Al final, el hombre los convenció, dejándole completamente sola en la casa.

CARA PERFECTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora