CARA III

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Esa mañana, Cara aún seguía en su cama, con la fiebre incluso más alta que el día anterior. La preocupación del padre iba en acenso, quería faltar al trabajo, pero lamentablemente no podía, así que se disculpó con su hija, pero a ella no le molestaba estar sola durante todo el día, al contrario, tendría un poco de paz, sin embargo, a diferencia del padre, la madre de Cara hizo un gesto de disgusto hacía su hija, beso su frente y le dijo antes de alejarse:

—Espero que para mañana ya estés bien, quiero salir con tu padre y no quiero que se quede cuidándote.

El tono que utilizó la mujer no fue ni maternal ni delicado, sino todo lo contrario.

Cara solo se quedó viendo a la mujer a los ojos, no hizo ninguna expresión, no demostró la molestia que las palabras de su madre le habían causado. Ella se mantuvo firme a pesar de sentirse de forma pésima.

Una vez que la familia se fue y ella se quedó ahí, acostada viendo al techo, cerrando los ojos de vez en cuando ya que la luz que entraba por la entrada le parecía incómodo y la lastimaba.

Pasaron los minutos y ella comenzaba a adormecerse, así que se obligó a mantenerse despierta.

Ese día, había algo que Cara quería hacer, y era ver nuevamente la película de Carrie, quería ver con detenimiento y concentración todo lo que había hecho la protagonista. Cara se puso de pie con dificultad, y, con suma lentitud se cubrió con la sábana y fue hacia las escaleras para posteriormente bajarlas una por una.

Una vez llegó a su destino puso el DvD y colocó la película, se recostó en el sillón para tres personas y comenzó a verla.

Las primeras escenas trascurrían con normalidad; sorprendentemente Cara se había despertado más de lo que debería, estaba muy atenta a cada escena, a cada gesto y comportamiento de la chica de la película.

Cara se sentía identificada con la protagonista, se sentía como Carrie, sus miedos, sus enojos, sus situaciones llegaron a ser iguales en algunos casos.

La mente de Cara trabajaba más deprisa que nunca, su mente estaba ideado cosas, sus nervios habían aumentado y su ansiedad con ella.

La película estaba llegando a su fin y la escena que más excitaba a Cara estaba sucediendo, la manera en como Carrie usaba su telepatía contra las personas que habían sido crueles con ella. Así que Cara simplemente pensó:

Si Carrie puede hacer telepatía, ¿por qué yo no?

Pero lo que Cara no sabía, es que jamás se habían registrado con casos de telequinesis con esa magnitud, pero su mente inocente y su desesperación por poner paz a su vida por un momento no la estaban permitiendo pensar con coherencia.

A la mañana siguiente, se obligó a levantarse aun estando hirviendo en fiebre.

La temporada de invierno ya había arrasado, así que eso le ayudaba un poco a bajar su temperatura. Se había abrigado muy bien, y aun así, ella seguía teniendo demasiado frío.

Su madre brincaba y celebraba que ella había salido de su cama, así podría tener un día con su esposo, claro, un día amoroso.

Cuando cara ya se encontraba en la escuela parecía como si hubiera pasado mucho tiempo antes de que ella apareciera, las cosas, las personas, los sitios, algo, algo parecía diferente, como si algo lo hubiera cambiado, o solo ella lo notaba.

Caminó por los pasillos viendo a las personas pasar con naturalidad, las risas, las bromas, los grupos, todo seguía tan normal, pero ella había cambiado; su cambio era leve, por el momento, pero había cambiado. En su pecho esa humildad que embargaba estaba desvaneciéndose tan levemente que apenas era percibido.

Se detuvo en medio de pasillo y a lo lejos observó a los chicos, todos menos las chicas estaban recargados en los casilleros; eran los siete, no había ni uno más ni uno menos, todos comentaban algo, algo que provocó que Susana desfigurara su rostro por algo desagradable que había dicho Victor mientras masticaba su barra de chocolate típica.

Había algo raro en todos ellos, lo podías apreciar a pesar de solo conocerlos o haberlo visto una sola vez, ellos eran algo parecido a un imán humano, siempre captaban tu atención, a pesar de que se mantuvieran como estatuas, no eran tan atractivos, podías conocer a personas mucho más guapos que ellos, pero cada uno tenía su manera de llamar la atención, podían ser lindo y agradables si no les caías mal, había algo inexplicable, todos eran como un puzzle, o como un zudoku que no puedes terminar porque te has equivocado, o más fácil, como un rompecabezas de miles de piezas y que aún no lo terminas, ya puedes saber cómo terminará, pero en algún momento de estarlo construyendo sabes que algo no está bien, quieres encontrar y saber dónde va esa pieza, pero es difícil saberlo y eso te inquieta, sabes cómo es la imagen, pero no encuentras el lugar correcto, así son ellos, ves a siete chicos con defectos siendo ellos, siendo amigos, bromeando, jugando, siendo jóvenes; pero hay algo malo, hay algo que te inquieta, hay algo que te engancha a ellos, quieres saberlo, quieres saber cómo encajan todas esas piezas, y yo también.

Cara tiene una duda, una pregunta que le ronda por la cabeza, que ella ni nadie puede hacer, pero que quieren saber: ¿Por qué son así?

Tiene que haber un principio en todo esto, eso está claro, tiene que haber una razón. ¿Acaso los excita? ¿Acaso creen que es divertido para el que los sufren? ¿Qué propósito o beneficio tiene eso?

Quizá no haya respuesta para eso, o tal vez sí, pero aún no se sabe.

Cara volvió a la realidad justo a tiempo, cuando parpadeó unas cuantas veces para volver en sí, se dio cuenta que Lander la observaba, tan fijamente que provocó que ella la recorriera un escalofrío por toda la espalda.

Lander la veía, algo en él lo golpeó, se sentía tan débil y sin aire, no por el hecho de sentirse mal por lo que había hecho, sino por el aspecto que Cara tenía, alrededor de sus ojos estaba más oscuro de lo normal, sus labios estaban pálido y resecos, su piel rosaba y levemente morena ahora estaba pálida, su cabello estaba alborotado y se veía claramente maltratado.

Los demás chicos no se percataron de la distracción de Lander. Por un momento, las voces, las risas, las personas desaparecieron repentinamente, dejándolos solos, mirándose; pero esas miradas eran diferentes, el significado y el sentimiento era completamente diferente. El de Lander era algo parecido a la sorpresa mientras que la de Cara era de miedo. Dos sentimientos distintos pero comunicados en un momento dado.

El timbre que anunciaba la primera clase retumba por todos los rincones posibles de la escuela, haciendo que la burbuja que se había creado en ellos desapareciera de golpe.

Los alumnos se dispersaron rápidamente mientras expresaban alegremente y con efusividad sus pláticas, estaban completamente ajenos a lo que pasaba realmente.

Entre la multitud que pasaba y cortaba brevemente su conexión no les impidió que siguieran mirándose y de pronto, Cara desapareció bruscamente del campo de visión de Lander, haciendo que este se alertara completamente. Los ojos de Lander se movieron con brusquedad y efusividad, desesperado por encontrar a Cara entre toda esa multitud de jóvenes, pero por más que buscara e incluso se pusiera de puntas para buscar, fue inútil, ya no estaba.

—¿Vamos Lander? —pregunta Víctor.

Cuando el chico voltea a su amigo se sorprende de encontrar a su grupo a unos pasos alejados de él; mira una vez más a la dirección en donde diviso a Cara, el pasillo se había quedado casi repentinamente solitario, pero aun así, no había rastro de ella; por un momento se planteó que quizá, solo quizá se la había imaginado, que todo había sido producto de su imaginación gracias a que ahora, en esos días en los que Cara no había aparecido por la escuela había una leve pero palpitante sensación de culpabilidad.

Con un suspiro lleno de agoto y a la vez exasperación por no tener el valor de ir a donde Cara había desaparecido como por arte de magia ante sus ojos e investigar a donde había ido.

¿A qué? ¿Con que propósito?

Eso no lo tenía claro, pero una pequeña y leve parte de él quería asegurarse de que ella estaba bien.

Pero no fue magia, solo esperó el momento oportuno donde un grupo grande de chicos se acercó como una estampida y se camufló.

El truco le había salido de maravilla.

CARA PERFECTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora