EDMOND Y LEE I

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-Edmond -la voz entrecortada de Lee era la único del cual el diminuto lugar en el que se encontraba hizo eco.

Edmond tomó el delicado rostro de Lee y lo besó, lo besó de la mejor manera que pudo y deseó. Cuando sus manos dejaron su rostro la abrazó, recargó su rostro entre sus senos y se deleitó con los movimientos lentos de Lee, el sentir las paredes de Lee, el cómo lo abrazaba de esa manera, la respiración en su cabello y los delicados gemidos, los pequeños jadeos que salían de los labios de ella.

Ellos lo sentían tan bien, se sentían tan bien, que por un momento parecía que nada de lo que les pasara podría dañarlos, que nada les pasaría, que solo ellos existían en ese momento.

Edmond levantó un poco la cabeza y sus dientes atraparon uno de los pechos de la chica. Ella gimió con fuerza y comenzó a moverse más rápido, queriendo deleitarse con mayor fuerza.

Los jóvenes amantes se movieron torpemente, pero ambos disfrutaban, y eso era lo único que en ese momento les importaba.

Al joven Edmond le excitaban los gemidos placenteros de Lee y a ella le excitaba que Edmond la probara y, a pesar de la poca práctica que ambos tenían, llegaron al clímax, y al final, regazándose con el orgasmo que los había golpeado.

Ambos respiraban con pesadez, estaban cansados y sudados.

-Eres increíble -había dicho Edmond, con sinceridad. Enamorado.

Una risita cansada salió de los labios de Lee. Besó la cabeza sudada de Edmond y con una sonrisa plasmada en sus labios ahora secos respondió:

-Tú eres más increíble.

El chico rió, provocando que ella también lo hiciera, solo por el simple hecho de seguirlo.

-No más que tú.

Y luego de una pequeña disputa de quien era mejor que quien se besaron de nuevo, robándose el poco aire que tenían en sus pulmones. Ambos jóvenes amantes parecía que se encontraban en un agradable limbo. Pero no todo lo bueno dura para siempre.

La puerta de la que los separaba de la realidad intentó ser abierta. Ambos se quedaron de piedra, mirando la llave siendo forzada. Los dos se quedaron ahí, con el temor palpando sus cuerpos.

Y luego de unos largos segundos que parecieron eternos, al final la puerta se abrió, mostrando a la luz a Edmond y a Lee.



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¿Esta es la primera vez que comento en toda la historia? Creo que no.

Bueno, el caso. Solo quería agradecer a esas personas que me leen, también a los que comentan y votan, me encanta, en serio, me hacen muy feliz.

Solo quería decirles que ya mero llegamos a los 100 vistas y estoy que muero de la felicidad, en verdad.

Creo que eso es todo, por favor no olviden comentar y si hay algún error plox no duden de contármelo, quiero mejorar.

Okay, ahora sí, eso es todo, nos leemos el próximo domingo.

Atte: Su fiel escritora SamSabag.

CHAO CHAO

CARA PERFECTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora