EDMOND Y LEE VII

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A la mañana siguiente como era de esperarse los niños fueron encerrados. Tenían apenas unos minutos y ellos ya estaban sacando las cosas que habían guardado para pasar el rato. Ya estaban tan acostumbrados a ser encerrados que Lee ya no lloraba, aún se estremecía y los nervios duraban aún un rato después de ser encerrados, pero después se olvidaba de todo y seguían con sus cosas.

Ese día no había diferencia. Dejaron una manta en el suelo, se sentaron en paredes diferentes y con otra cobija terminaron abrigándose ellos mismos como pudieron. El frío ya era tal que a pesar de que estaban abrigados seguían teniendo frío.

Después de un rato, Lee se encontraba coloreando un cuaderno de dibujo y Edmond leía. Ninguno de los dos se dirigió la palabra.

El silencio que habían albergado no era incomodo o molesto, pero era mejor tener un poco de ruido.

De pronto, Lee recordó su casetera portátil. Casi da un brinco que asustó a Edmond, este último despega su vista de su libro y ve con detenimiento a Lee, ve como la niña saca la casetera y él, casi de forma automática se inclina para sacar los casetes. Le entrega la caja llena de ellos a Lee y ella con una leve sonrisa en los labios ve los nombres de las canciones, cuando reconoce una la pone y ambos vuelven a lo que hacían con el ritmo de la música inundando la estancia.

El tiempo se pasó extrañamente volando. La puerta es abierta y ambos se alarmaron, miraron en dirección a la puerta y la mujer barrendera los mira con aburrimiento. Ambos chicos se levantan de un salto y guardan sus cosas y salen del lugar.

Una vez que están dentro del auto de él, prenden la calefacción, Edmond mira su reloj de muñeca y se sorprende de ver que el tiempo ya había pasado.

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Perdón por haber tardado tanto <3 

CARA PERFECTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora