COSETTE II

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¿Cómo había empezado su infierno en su escuela?

Ni siquiera ella misma lo recordaba, y pues mucho menos lo recordaban el grupito famoso. Aunque en realidad no fue en la escuela donde los conoció.

Pero fue un día de sol, o de lluvia, de frío o calor, tal vez fue un día malo o bueno, pero ella y como todos los que sufrían Bullying, había cometido el peor error de su vida, que fue toparse con ellos.

Todo empezaba con un pequeño insulto, o tirándole las cosas, burlándose de su aspecto, jalándole un mechón de cabello, empujando a la persona, todo eso antes de llegar a la peor etapa, golpes con toda la intención de lastimar, ya que eso era algo que les proporcionaba un placer enfermizo, propio de una persona iracunda.

Cosette ni siquiera iba a la misma escuela que ellos, ni siquiera tenía la misma edad, ella iba a la secundaria, cuando ellos, los siete iban a la preparatoria. ¿Pero cómo era posible que le hicieran Bullying? Bueno pues, los chicos se iban comúnmente a un parque que quedaba a una cuadra de su hogar, una cerrada fea y sumamente peligrosa donde solían hacerse entregas de droga, armas ilegales, hogares de prostitutas, u hogares de personas como ellos, donde no tenían a ningún otro lado a donde ir.

Cosette tenía que pasar todos los días por ese detestable parque donde esos ineptos jóvenes se reunían, y cuando ella pasaba ellos aprovechaban su juventud para divertirse.

Ese día era viernes, al fin era viernes, al fin tendría dos días para pasar en "paz" en su casa, con sus hermanos, con su familia.

Ella, antes de ir a su hogar, pasó por su hermano, Jack, a la primaria, como siempre hacía cuando el niño comenzó a ir a la escuela. Ambos caminaban por una de las ceras donde la sombra los cubría del potente sol que golpeaba la tierra, y, a pesar de ser invierno, la luz molestaba.

Sus pláticas carecían de importancia, hablaban sobre mujeres que son súper heroínas. Los hermanos discutían sobre si la mujer invisible era de Marvel o no.

Los chicos hablaban sin cesar, hasta que llegaron a una cuadra antes de su hogar, ya no tardarían al parque, ellos, desanimados por saber lo que vendría a continuación comenzaron a caminar más despacio y bajaron la voz, como si atrasarse fuera a hacer que las horas pasaran rápidamente y ellos se fueran, y como si bajar la voz los ocultaría y al final pasaran desapercibidos. Era imposible.

Los coches de los siete chicos se veían desde la distancia donde los hermanos se encontraban, y, sabían más que de sobra que no habría un que los salvara.

Cosette aterrada por ella y por su hermano se detuvo, pensando, intentando pensar que era la mejor opción, no quería pasar por ahí, pero no era preferible recibir el coraje y consecuencias de su padrastro si llegaban tarde.

—Espera —dijo a niña deteniendo a su hermano.

El niño la miró confundido, sorprendido de que su hermana los detuviera y no los llevara al matadero seguro.

Llevaba días pensando, durmiendo poco para pensar en una solución y evitar a los jóvenes; tenía una idea que en su momento parecía genial, pero ahora comenzaba a acobardarse.

—Iré hasta ellos —comenzó a decir Cosette—. Los entretendré para que tú puedas pasar e ir a casa —propuso.

—¿Y tú? —preguntó aterrado por la propuesta que le parecía completamente absurda.

Cosette soltó un suspiro agotador, como si estuviera cansada de esa plática, pero en verdad estaba fingiendo, estaba aterrada, sabía que recibiría doble "castigo" por ir sola.

CARA PERFECTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora