No puedo creerlo. Simplemente no puedo creerlo. Y no puedo creerlo porque es de no creer; simplemente, de no creer. ¿Cómo puede ser posible? No. Es imposible. Estoy alucinando y debe ser por hambre. Leo no es gay, ni siquiera bisexual. Leo es un macho joven, un león de esos que salen en las «docus» de NatGeoWild o del AnimalPlanet. Un macho alfa que se pasea orondo por la sabana africana observando la manada de hembras que le rodea, es el Rey y ningún otro macho se le acerca ni de broma. Leo... hasta el nombre, ¡joder! Leo es un macho por los cuatro costados, por las tres dimensiones y hasta por la cuarta o por las once que dicen que tiene este Universo según la Teoría de Cuerdas. Leo ha sido, es y será un macho y por lo tanto, sólo se rodea de hembras, sólo se aparea con hembras y vive y reina entre y por sobre las hembras.
¿Qué está diciendo? ¿Se ha vuelto loco? ¿Se le aflojó un tornillo y en ese paseo por el Serengueti se le cayó y no lo ha vuelto a encontrar? Que quiere ser mi... ¿qué? Que yo sea su... ¿qué?
Él es un macho, pero yo... también, aunque sea sólo por una cuestión de género y si de letras griegas se trata debo andar por la psi (si no por la omega), porque si hablamos del Serengueti, yo sería como un leoncito joven que se infiltró entre la manada con el único objetivo de que Su Majestad lo montara como hace con las hembras. Un leoncito que a como puede, se pasea ofreciendo su traserito con la ilusión de que el Rey lo note, lo vea apetitoso y se le encarame como lo hace con las hembras. Un leoncito que, quizás por haber perdido también un tornillo, en lugar de vagar por otro sitio intentando madurar y formar su propia manada, está allí inmiscuido deseando ser el objeto de atención, el objeto del deseo de ese ejemplar leonino musculoso, joven, vigoroso y bello que vive y reina.
Su Majestad debe ser, por naturaleza, polígamo... o como se llame eso entre leones. Él nació para tener un harem y cuidar la supervivencia de la especie procreando tantos leoncitos como le sea posible y para eso ocupa todas las hembras a su alcance. Es cuestión de ADN y de pasar sus genes a decenas de leoncitos más. Pero, ¿qué está diciendo? ¿No se ha dado cuenta de que en la sabana hay otros leones? ¿Me viene a decir eso justo ahora que decidí que yo iba a tener mi propia manada aunque sobre un esquema distinto, un principio diferente... algo «matriarcal», si cupiera la expresión? ¿Justo ahora que he puesto las cosas en su sitio y que decidí que Xavi, Sam, Boris, Felipe, Andrés, Kim, el chico del súper, el moro de la piscina... en fin... todos ellos, todos sin excepción, formarán mi harem y por lo tanto, me montarán, se me encaramarán, me...
—Te has quedado mudo, Gonzalo —me dice interrumpiendo mis pensamientos naturalistas y antropológicos.
—¿Qué? —logro a duras penas reaccionar.
—Si tienes que pensarlo, no hay problema. No quisiera que te sientas presionado.
—Pero...Leo... ¿me amas?
—No lo sé, Gonzalo, no lo sé. Sólo sé que no puedo vivir sin ti y que no quiero perderte. Eres muy joven, también lo sé, y por eso mismo no quiero perderte. Por ahí hay muchos chicos que pueden gustarte y alguno de ellos podría interesarse en ti... y tú... tú... podrías dejarme para irte con él...
—Leo...
—...y eso, Gonzalo... no sé si lo podría soportar. En cambio, si aceptas ser mío, ya no sufriré por la estúpida expectativa de que alguno te arrebate de mi lado.
Para ser una alucinación ya va siendo muy larga y demasiado coherente. No. No estoy alucinando en sentido psicopatológico... aunque parece que alucino en sentido... no sé... ¿fantástico?
—Leo...
—En unos días vas a cumplir tus quince años, Gonzalo. Fran me lo dijo. Y sé que a ti sólo te gustan los chicos... pero como eres conmigo, creo que te gustan los chicos mayores que tú, así como yo... o como Sam, o Boris, o... ¡Rayos! ¡Hay tantos! Incluso ese Rodrigo... es guapo también y creo que lo mirabas con ojos de deseo... ¿Estaré alucinando? ¿Estaré celoso sobre ninguna base?
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Sexohólico
Teen Fiction[Divertido romance erótico de temática gay chico X chico, con contenido adulto.] Un chico tímido, recatado, buen hijo, buen estudiante está esperando cumplir sus quince años para hacer su sueño realidad: perder de una vez por todas esa molesta cosa...