Capítulo 21

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DANTE

    Mi coche volaba, quería tener un control absoluto sobre la orden de velocidad que marcaban las señales, pero mi vista nublada por la rabia provocaba que mi pie pesara más de normal. Los dedos se restregaban, se apretaban y temblaban contra el volante de una forma nerviosa y violenta.

    Cloe Trenton. Ese era mi destino.

    Después de habérselo dejado claro y haber hablado con ella hace más de un mes, la mala zorra no estaba decidida a dejarme en paz, no, si no que encima había incomodado a Dana llamándola por teléfono…

    Maldita sea.

    Mi situación con Danatella estaba pendiendo de un puto y fino hilo. La estratagema que había utilizado para mantenerla a mi lado me había parecido ruin hasta para mí, joder, si me había comportado como un auténtico gilipollas, aun con el comportamiento tan sereno, educado y controlado de ella, yo había continuado con el dichoso discurso y todo para que ella me eligiera a mí. No me sentía orgulloso, no, y se lo compensaría, tenía una segunda oportunidad para poder conquistarla como se merecía, para poder conocerla y estaba dispuesto a luchar, solo que la lucha iba a ser complicada, Danatella me odiaba, y tenía motivos para estar enfadada conmigo, los sabía y me arrepentía de todas mis cagadas, pero…

    Ella también era una mujer muy difícil.

    No sabía cómo actuar con ella, nunca me había enfrentado a una mujer con su carácter, me volvía loco, me trastornaba hasta el límite, la deseaba con tanta fuerza que mi lado oscuro sobresalía como un alíen dentro de un cuerpo humano. En el despacho había pasado de desear arroparla entre mis brazos para consolarla, a tirarla encima del sofá y follármela a lo bestia, hasta que gritara de dolor.

    Y, aunque me encantaba el sexo, nunca había tenido esa sensación animal que ahora me apremiaba con un terrible dolor de huevos insoportable. Y las estaba pasando canutas, desde la sesión porno que había tenido con ella en mi piso franco, solo mi mano había conseguido retirar un poco la tensión de mi cuerpo, pero no la satisfacción completa que necesitaba y que solo lograría al meter mi pene entero en el cuerpo de Danatella.

    Por qué engañarme, nunca tendría suficiente de ella, siempre querría más y más y más.

    Yo la deseaba y ella no hacía más que ponerme barreras.

    Y luego estaba Steal. Dana sentía algo por él, conocía esa mirada, me recordaba al pasado, solo que esta vez, yo era él que no quería compartir.

    Frené en seco delante de unos apartamentos de lujo que había en el centro de la ciudad y salí del coche. El portero me saludó cuando entré con un gesto de cabeza de educación y disimulo, y continuó con su trabajo. No hacía falta que me indicara nada, conocía este lugar y ya sabía a qué piso dirigirme cuando tomé el ascensor. Los números se marcaban en una pequeña pantalla encima de las puertas de metal, aproveché esa numeración como una cuenta atrás para relajarme. Cloe tenía una forma de hacerse la mártir que me ponía enfermo, necesitaba toda mi paciencia y mi control para poder mantener una conversación clara con ella.

    Llegué, solté la respiración y llamé a la puerta, dos toques.

    Una mujer rubia con el cabello corto me abrió la puerta con tan solo una bata de seda medio abierta.

  -Has tardado en entrar en razón. –Ronroneó Cloe con posición triunfal.

    Sonreí con cinismo y entré dentro. Todo era un loft, abierto, iluminado, amplio y con toda clase de detalles superficiales como la mujer que se paseó delante de mí como si estuviera en una pasarela. Cloe llegó a un mueble alargado y acristalado donde guardaba unos vasos anchos y una pequeña colección de alcohol, sirvió dos copas y me ofreció una, yo negué con la cabeza.

Sabor a Coco (Colección Encadenados 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora