Un mundo opuesto, tal como una maravilla más, un viaje a la antigüedad y las mejores vistas de un lugar tan lleno de magia como de vida.Italia era preciosa, las zonas se proseguían manteniéndose en lo clásico, guardando su aspecto del arte antiguo como las casas de piedra llenas de flores o esos colgantes balcones diminutos donde el color transformaba toda la unión de bloques dando paso a calles estrechas. Subidas y bajadas, callejones que te transportaban a otro lugar mucho más magnifico que el anterior y su historia, no solo estaba en esas maravillosas casas, monumentos de la sociedad que se levantaban imponentes en jardines llenos de luz y color o las simbólicas estatuas que desfilaban por cada rincón recreando un simbolismo, sino que, todo en si era un conjunto que impregnaban toda la ciudad.
Y todo lo estaba disfrutando dando un largo y escapado paseo yo sola.
Hacía tres horas que habíamos aterrizado. El largo vuelo transcurrió de lo más tranquilo, haciendo caso a la sugerencia de Dante en intentar dormir, había cerrado los ojos y él mismo me había despertado justo al llegar, así que me resulto muy corto. El problema es que en el momento que abrí los ojos me había encontrado tan cerca de su rostro, de su sonrisa que en ese segundo no le hubiera negado un beso, pero su hombro, junto con su brazo que estaban justo debajo de la mitad de mi cuerpo…
Un detalle que no comprendí ya que no sé cómo llegué a estar casi encima de él.
Crujieron y el amo hizo una mueca, pero no me retiró hasta que por fin yo me incorporé y pude comprobar que Dante había estado muy quieto aguantándome todo el viaje ya que la mueca cuando intentó flexionar ese brazo y masajear su hombro se convirtió en un gesto de dolor. Pero, inmediatamente, cuando le pedí disculpas fue sustituido por una sonrisa.
Cogimos un coche de alquiler y nos dirigimos al centro de la ciudad. Dante contestó a todas mis preguntas sobre aquello que pasaba por delante de mi vista como si fuera un guía y con una paciencia que me sorprendió, me sugirió lugares que visitaríamos y me prohibió lugares que no debía adentrarme, zonas que de pronto me dieron ganas de pisar, pero como leyéndome el pensamiento, Dante volvió a insistir con un poco más de rudeza.
Llegamos al hotel, un lujoso edificio basado en los jardines Della Mortella, un lugar lleno de fuentes, piscinas y pequeñas corrientes de mar, a parte de la innumerable vegetación que se expandía por las paredes hasta llegar al techo con enredaderas que acunaban lámparas de araña o pilares redondos copiando el estilo romano.
Me sentí de pronto fuera de este siglo y sumergida en la época de los romanos, mis ojos no alcanzaban a ver todas las maravillas que me rodeaban, pero en el momento que Dante abrió la boca para pedir nuestra habitación en un perfecto Italiano mis ojos fueron directos a él, bueno los míos y los de la recepcionista y alguna que otra huésped del hotel.
Estaba tan centrada en este sitio que hasta ahora no me había percatado del despliegue femenino que miraba a mi marido de arriba abajo, me dieron ganas de posar mi mano en su trasero y gritar a los cuatro vientos…
Este culo es mío.
Pero, y con todo el control de mi ser, me coloqué al lado de Dantel y esperé con él a que la morena de pechos operados nos diera nuestras llaves.
La siliconada volvió con una sonrisa que me dieron ganas de partirla contra la mesa.
-Signor Le-Blanc, sue chiavi. –Pronunció con voz seductora mientras le ofrecía a Dante las llaves en el aire.
En un arrebato de ira fui más rápida y las cogí antes de que mi marido alzara la mano. Dante al ver mi gesto un poco exagerado me miró con las cejas alzadas, yo, únicamente le sonreí como si fuera algo normal y pareció aceptarlo ya que, le devolvió de nuevo la mirada a la chica. La joven recepcionista me miró con desprecio hasta que mi marido reanudó la conversación, entonces esos labios esbozaron un coqueto mohín.
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Sabor a Coco (Colección Encadenados 1)
Hayran KurguLa vida es así. Dana jugó con el fuego demasiado tiempo, ahora su padre, tras un ultimátum, la obliga a casarse con un hombre que no conoce durante dos años. Ella cree que será algo fácil, ya que él parece tan poco interesado en ella como ella en él...