15. Amistades infantiles

339 73 200
                                    

Al otro día, llego al colegio pensando en todo lo que le tengo que relatar a Rosy porque se lo prometí. Hago un discurso mental, pienso palabra por palabra y las elijo con meticulosidad.

Porque no cualquiera va de visita a ver a un psiquiatra y un psicólogo.

Por estar tan concentrado, me tropiezo con alguien que se cae hacia atrás, mientras yo me caigo encima suyo.

Soy un torpe.

—¡Perdón, perdón, perdón, perdón! —pido alterado, después de pararme de un salto.

—¡Fíjate por donde caminas, Jaquet! —me grita Franco, el amigote de Ethan.

—¡Te perdí disculpas!

—¿Y eso qué?

—Jaquet, Jaquet, ¿otra vez produciendo líos? —dice Ethan con sarcasmo. Como lo supuse, él aparece de detrás de Franco.

Veamos que me conviene... ¿salir corriendo y quedar como un cobarde, o pelear y ganarme otra suspensión?

—Green, no pelees —me pide Red, al lado mío.

—No te metas, Jaquet segundo —lo reta Ethan.

—Red puede meterse si quiere —lo contradigo—. Yo lo autorizo.

—Pues yo no te autorizo a autorizarlo —la voz de Ethan ya suena enojada. Está más grave de lo normal. Así que solo hay una única opción:

—Red, cuando te avise, corremos hasta la biblioteca y nos escondemos bajo una mesa.

—¿Eh? —me responde en otro susurro alterado.

—¡Ethan, basta! —grita alguien detrás de nosotros. Medio colegio está viendo la escena, así que me viene muy bien que alguno de los cincuenta alumnos que está alrededor nuestro se ponga de mi lado.

—¡No sos nadie para detenerme, Rosario! —le grita Ethan. Efectivamente, fue Rosy la que impidió que estalle una persecución.

—Puedo acusarte. Te delato con tu padre. Te grabo con mi celular y problema solucionado. Tu padre trabaja con mi madre, no es mucho lío ubicarlo.

Ethan la mira. Si tuviera humo en su interior, lo estaría echando por las orejas.

Sin embargo, da vuelta y sigue derecho para el lado contrario.

—Gracias, Rosy —agradece Red.

—Sí, gracias por salvarnos —le digo, agradecido.

—De nada, chicos. Aunque esa amenaza fue otra de mis mentiras que Ethan se creyó —ella continúa mirando a Ethan. Seguro está vigilando que no regrese. Se pone ambas manos en la cadera—. ¿Adónde fuiste ayer, Green?

—Yo fui a...

—Green fue a hablar con Bruno y Bruce —comenta Red.

—¿Bruno y quién? —cuestiona Rosy, con las cejas fruncidas.

—Psicólogo y psiquiatra, respectivamente. Son gemelos.

—Red, no hables, ya no te autorizo a hablar.

Red no se muestra molesto, aunque gira con sus pies y se aleja de nosotros. Veo que camina con Gregorio, quien está hablando con una columna de la pared. Aunque yo sé que detrás de esa columna está Esteban. Siempre se esconde cuando hay peleas.

Rosy está algo sorprendida. Incluso se queda muda.

—Mi tío quiere que hable con el psicólogo y el psiquiatra de Red —prosigo, con la voz baja—, para evitar que yo también caiga en depresión. La depresión es contagiosa y ellos dicen que estoy mostrando algunos síntomas. Y también tengo un trastorno por estrés, así que me están ayudando un poco. No te dije nada porque...

Todo por una sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora