5. Síntomas alarmantes

578 96 216
                                    

Los días pasan y todo sigue igual: Red vive en su mundo, mis padres no regresan, yo los sigo esperando y discutiendo con mi tío.

Blue cambia todo el tiempo: nos sorprende con actitudes que nunca habríamos esperado de él: no come mucho porque sufre repentinos dolores estomacales; padece momentáneos e injustificados dolores de cabeza; duerme más de lo normal, o se levanta con ojeras enormes que lo hacen dormir durante las clases.

A finales de junio comenzó a ser menos activo. No leyó más ninguna novela de misterio, de esas que tanto le gustan. No quiso volver a ver Flash por la televisión. Comenzó a quedarse quieto, como si estuviese enfermo, acurrucado en los sillones o en la cama. Pensé que era porque Junio es un mes frío, aunque Blue siempre encuentra algo para hacer. Siempre tiene algo para hacer:

Blue adora tocar el violín. Pero de un día para el otro, dejó de hacerlo también.

Ya no puede concentrarse en casi nada y tarda horas en tomar una decisión, por más sencilla que sea. El otro día, tardó diez minutos mirando los estantes del supermercado, solo para elegir el envase de la leche chocolatada, aunque ni siquiera parecía que los estuviese estudiando. Solo los miraba, como si no fuesen nada en realidad. Al final, mi tío eligió el envase.

Bueno, no puedo decir que él es el único extraño. Yo nunca volví a practicar guitarra en casa, me perdí algunos capítulos de la serie, y dejé de salir en bicicleta por el barrio.

Pero hay cosas que uno nunca dice.

Mi tío sigue haciéndonos preguntas tontas a cada rato, en especial a Blue: pregunta por todo lo que hace y no lo deja más de media hora solo. A veces, nos propone ir a dar vueltas en bicicleta y prioriza el ejercicio de Blue, aunque mi hermano se cansa demasiado rápido. También le modificó un poco su dieta y su rutina: ahora compra chocolate y lo obliga a dormir ocho horas. Una vez, incluso lo auscultó antes de dormir.

Esa noche no dije nada, pero lloré un poquito bajo mi almohada. Cuando Blue era niño, tenía problemas del corazón y casi se muere.

No quiero que Blue se muera.

Sus síntomas se acentúan al inicio de las vacaciones de Julio. Ahora, que hay más tiempo libre, pasa más momentos en soledad y sin hacer nada.

Entonces, mi tío toma medidas más extrañas: cambia todos los focos de luz (antes habló con Red para que el cambio no le afectase demasiado) y habla con el psiquiatra de Red después de sus sesiones.

El primer sábado de vacaciones, mi tío me despierta temprano: llevará a Blue al doctor por una repentina descomposición.

—¿Vas a venir? —pregunta. Le respondo que sí mientras busco una media de Power Rangers que se me perdió cuando dormía—. Abrigate porque hace frío.

Dejo mi media de Power Rangers para otro día y me levanto de la cama. El frío se nota apenas toco el piso, en especial en el pie que durmió sin media. Me visto rápido y me coloco mi campera verde oscuro que me queda enorme (hasta me cubre los dedos), pero es caliente.

Cuando llego a la cocina para desayunar, veo a Blue: está pálido y tembloroso, sin ninguna expresión en su rostro. Espera en el sillón del living que nos vayamos

—¿Cómo te sentís? —cuestiono.

—Estoy de maravillas, puedo subir hasta la punta del Everest y bajar en un mismo día.

¿Qué tan mal puede estar si sigue siendo haciendo sus comentarios inteligentes - ofensivos?

—Y cuando lo hagas, traenos un recuerdo de allá, a Red y a mí.

Todo por una sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora