16. Super Park

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Al otro día es miércoles y Gregorio nos propone ir al «Súper Park», después de las clases del viernes. El «Súper Park» es un parque de diversiones que queda bastante cerca de nuestro colegio, por lo que podemos ir caminando. No me sorprende que la idea venga de Gregor, porque a él le gusta ir a lugares como esos.

—¿Y si mejor vamos a otro lado? —pregunta Esteban, mientras aprieta sus puños. Está nervioso.

—¿A dónde querés ir? —lo interroga Gregorio.

—No sé...

—A la biblioteca nacional no.

Esteban detesta el Súper Park porque le tiene miedo a todos los juegos. La última vez que él eligió un lugar para ir, dijo que quería ir a la biblioteca nacional. Red y Blue se pasaron el día leyendo con Esteban, pero Gregor y yo nos aburrimos un poco. A ninguno de los dos nos gusta leer mucho, así que nos dedicamos a caminar por la biblioteca. Por suerte, encontramos cosas interesantes para ver, como un libro al que se lo estaban comiendo los bichos. Tenía agujeros por todos lados.

Aun así, no volvería a la biblioteca nacional por mi propia cuenta y sé que Gregorio tampoco lo haría.

—Podemos ir al museo de antropología... —propone Esteban—. Tienen una maqueta en tamaño real de las casas - pozo de los Comechingones...

—No, vamos al Súper Park —berrincho. Hace mucho tiempo que no voy a ese lugar y quiero usar los autitos chocadores. Y no me interesa demasiado ver cómo vivían los aborígenes.

—Les recuerdo que en 2012 denunciaron un problema con el Terminator —nos comenta Esteban.

—¿Qué? ¿Eso es real? —pregunta Gregorio, aunque se está riendo.

—En verdad, sí —afirma Red—. Dicen que falló la seguridad de los asientos.

—Bueno... No nos subamos al Terminator —resuelve Gregorio, después de rodar los ojos.

—¿Y si se corta la luz mientras estás en un juego peligroso? —vuelve a contraatacar Esteban.

—¿Y si te cae una nave alienígena mientras paseás a tu perro? —lo contradice Gregor, otra vez, con un cierto tono de burla que me da gracia.

—No tengo perro, tengo gato. Son más limpios.

—¡Da igual! Si no querés venir, no vengas.

—Blue seguramente se va a poner de mi lado.

—Blue sí va a ir, por más que se suba a pocos juegos —confirmo.

—¿Cómo sabés?

—Lo conozco, nació conmigo.

Y porque los dos (o los tres) estamos haciendo cosas que solíamos hacer antes de que todo pase. Y el Súper Park es uno de esos lugares que se sienten seguros.

—¿Puedo invitar a dos amigos? —pregunta Red.

—¿A... quiénes? —pregunta Gregorio, un tanto despistado. Red nunca habló de «amigos propios».

—A Lindsay Rodríguez y Rex Agostini.

—¿Y esos quiénes son?

—Los nuevos amigos de Red —comento—. Aunque no sé quién es el otro Red...

—Se llama Rex y es el primo aspie de Lindsay. Lindsay me lo presentó el otro día.

—¿Puedo invitar a Rosy? —pregunto.

—Em... Bueno... —responde Gregor, luego de rascarse un poco la cabeza. Ya debe estar confundido con tantos nombres repentinos que se sumaron a la salida.

Todo por una sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora