Nunca me interesaron demasiado las clases del colegio. Pero seamos sinceros, ¿a quién le gusta ir al colegio?
Últimamente, las clases se me hacen más eternas que de costumbre. Antes, antes incluso del diagnóstico de Red, había días que se me pasaban rápido. Pero ahora todo se me hace interminable. Para variar, Gregorio no vino a clases. Y yo me siento al lado suyo, así que estoy sin nadie a mi lado. ¿Con quién voy a contar cuántos minutos faltan para el recreo?
Mientras la profesora de historia nos habla sobre la revolución de Mayo, pienso en Blue. Debe estar en casa, con su violín, tocando música. Por lo menos, se enganchó con su instrumento y está entretenido. Tal vez incluso haya dejado de pensar en el suicidio.
Tal vez.
Son las siete de la mañana, está lloviendo y oscuro. No debe estar con el violín. Debe estar durmiendo.
Tal vez ni siquiera esté despierto.
Despierto.
Se me ocurre una idea. Un conjunto de palabras. Eso es extraño en mí. No suelo escribir ni inventar cosas, eso no es lo mío. Aprendí a diferenciar las palabras agudas, graves y esdrújulas en sexto grado, hace cuatro años atrás. Y aun así, hay veces en las que no tildo las palabras.
Muevo un poco algunas hojas de la carpeta y comienzo a escribir lo que se me ocurre. Espero que la profesora no me rete. Estoy sentado casi al último, quizá ni siquiera me vea.
Alguien golpea la puerta. Escucho algunos grititos de emoción de parte de mis compañeras. Levanto la cabeza y veo que algunas se pusieron de pie y están abrazando a alguien. La profesora le dice que «después se saludan», que no interrumpan su clase porque es importante y va al examen y no lo va a repetir y bla bla bla. Entonces, las chicas se separan y yo bajo la cabeza otra vez.
—Volvió la mentirosa —escucho que susurran las chicas que están sentadas delante mío.
—Ay, ¿te acordás cómo mentía? Una vez me dijo que tenía un oso de mascota.
No sé de quién hablarán. Bajo la cabeza y sigo escribiendo:
Siempre me pregunto
si esto dura infinitamente,
La lluvia, los rayos encandecentes...
¿De dónde saqué palabras tan complicadas?
Quiero ver las estrellas.
Quiero sentirme completo.
Quiero regresar a casa,
al sitio al que pertenezco.
Sonreír mientras pienso
que lo malo es pasajero.
Pensar sin miedo
que mañana será otro intento.
Lo negativo se irá,
y yo estaré despierto...
—Holis.
Levanto la cabeza, un tanto asustado. Rosario Martínez está acomodando sus cosas en el escritorio que está a mi lado.
¿Ella era la mentirosa? Qué gran reputación.
—¿Qué hacés acá? —pregunto.
—Vengo a... Clases... ¿Qué más se hace en un colegio?
Pero, ¿volver a clases a inicios de septiembre? Nomas quedan tres meses de clase.
—Ah, sí. Me habías dicho— recuerdo.
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Todo por una sonrisa
Teen FictionCuando la profesora de lengua y literatura le pide a sus alumnos que escriban una definición de felicidad como parte de un ejercicio creativo, Green Jaquet, el chico ruidoso, se queda en silencio. Green se siente como una estrellita que ya ha perdi...