10. Trillizos

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Blue ya sabía que durante unos días no iba a ir al colegio. Ya había supuesto que los médicos le recomendarían que, por lo menos, se quede una semana en casa.

Sin embargo, no tenía idea de que también le dirían que vaya a grupos de apoyo. Eso lo angustia un poco. No entiendo el por qué, aunque no pregunto.

Blue no dice nada, pero va al grupo sin ganas. No sé si mi tío se da cuenta de eso.

Cuando vuelve de la primer juntada, no parece más alegre que cuando se fue. Incluso parece más deprimido. Camina directo a nuestro dormitorio y se sienta en la silla del escritorio. Lo sigo por detrás y me siento en la otra silla, al lado suyo. Tenemos tres sillas, porque somos tres, aunque Red nunca usa la suya.

Mi hermano se queda mirando unos papeles que dejé en el escritorio, con cálculos matemáticos. Anoche, yo estaba practicando unos ejercicios que nos dio el profesor y dejé todas las cosas ahí antes de irme a dormir. Odio matemáticas, pero Blue le agradan. Me pregunto qué tanto extrañará ir a clases.

—¿Cómo te fue? —pregunto.

—Bien.

—¿Y qué onda?

—Conocí a una chica. Se llama Riley. Fue mi compañera para hacer las actividades —comenta Blue. Parece más animado. Me alegra saber que no estuvo solo—. Me dijo que una vez se intentó suicidar. Tomó remedios y se produjo una sobredosis.

Uh, qué emotivo encuentro.

—No se te ocurra hacer lo mismo —lo regaño.

Blue me mira con mala cara. Me dan ganas de llorar, otra vez. ¿Y si estaba pensando en hacerlo? Le voy a contar eso a mi tío. Quizá no nos llevemos bien, mas es la única persona en la que puedo confiar para cuidar a Blue.

—¿Por qué... se deprimió? —pregunto.

—Riley tenía una hermana gemela, Rita. Ella se enfermó de leucemia y murió, hace dos años. Riley no pudo soportarlo.

Riley es parecida a Blue. Él tampoco pudo tolerar la pérdida de nuestros padres.

Bueno, a decir verdad, tampoco es algo fácil. Todavía sigo creyendo que algún día voy a despertar y me voy a cruzar con mi mamá en la cocina. Sigo pensando que me van a llamar y me van a decir que los encontraron. O que van a pasar la puerta así porque sí. Ella me va a decir «buenos días, peque verde» y yo le voy a sonreír como respuesta. Todavía sigo intentando convencerme de que eso no va a pasar nunca más. Mi mamá no va a volver a buscarme al colegio cuando me sienta mal, mi papá no va a volver a jugar fútbol conmigo. Porque ellos se fueron para no volver.

Mi cerebro tampoco lo acepta, porque me sigo alarmando cada vez que no encuentro a mi tío. Podré pelear con él todo el día, pero no quiero que se vaya por nada del mundo.

—Le conté que tengo dos hermanos —sigue hablando Blue—. Así no me costó entender lo que sentía. Ustedes estuvieron conmigo desde el inicio. Mamá no sabía que estaba embarazada de nosotros, pero nosotros estábamos ahí y estábamos juntos, en cada una de nuestras «bolsas», uno al lado del otro.

Escucho a Red, en el piso de abajo, conversando con mi tío sobre supernovas. Están viendo Interestelar por la televisión y mi hermano está comentando todo lo que ve.

¿Qué sentiría si alguno de ellos se va?

Si alguien me dijese que Blue o Red vivirían solo por un par de días más, me hubiese pasado esos días al lado de ellos. Pero también hubiese llorando cada noche. Y no, no me consuela el hecho de tener un «hermano de reserva». Blue es Blue, Red es Red y ninguno puede reemplazar al otro. Los dos son especiales e importantes para mí, por más que nunca se los demuestre.

Además, estuve hablando mucho con Red últimamente. Ahora sé que las estrellas se mueren. No sabía que se morían. Explotan, y lo que sale de su explosión crea el resto de las cosas en el universo.

Me entran ganas de llorar, otra vez. No me imagino un mundo sin mis hermanos, mis cómplices en esta vida, mis dos amigos que se han quedado conmigo en todo momento.

—Rita no merecía morir —susurra Blue, con la voz quebrada y los ojos cristalizados—. Y Riley no merecía sufrir tanto. Nadie merece sufrir tanto.

No. Nadie merece sufrir tanto.

—Green, estás llorando —me comenta. No me había dado cuenta de eso.

—Vos también estás llorando... —admito—. ¿Por qué llorás vos?

—Porque tengo ganas de llorar. Aunque nadie llora porque sí.

—¿Quién dice eso?

—Nadie, pero...

—Entonces no me jodas y dejame llorar cuando tenga ganas de llorar.

Blue se ríe. Me da un puño en el hombro y se lo devuelvo.

—¿Qué les pasa? —pregunta Red, quien aparece en la habitación de repente—. ¿Por qué están tristes?

Sonrío. Pienso que la «telepatía» de trillizos es algo increíble, la capacidad de sentir lo que otra persona también está sintiendo, de hablar con los ojos, de entenderlos sin palabras ni gestos. Es mejor que la ciencia ficción.

Red se acerca a Blue y lo abraza, con su brazo izquierdo y con cuidado, como si Blue fuese de cristal y tuviese miedo de romperlo. Blue se aferra al brazo de Red como si fuese lo único que lo pudiese salvar de una gran tragedia. Red me toma de la capucha con su brazo libre y me tira con ellos, con fuerza. Me ahorca un poco, así que me acomodo para no quedarme sin aire a mitad de la escena emotiva.

—No lloren, porque voy a llorar yo también —dice.

—¿Están bien? —cuestiona mi tío, preocupado. Debe de haber seguido a Red hasta acá, porque de seguro que mi hermano se fue de la habitación sin previo aviso. Blue se seca las lágrimas con la manga del saco celeste.

Pienso que lo mejor que me pudo haber pasado en esta vida, es tener dos hermanos y ser unido a ellos. Puede ser que no entienda a Red, pero él va a estar conmigo siempre, aunque sea en silencio. Puede ser que pelee con Blue, pero nunca me va a traicionar.

—Sí, estamos bien —confirmo. Mientras estemos los tres juntos, nada puede estar mal.

 Mientras estemos los tres juntos, nada puede estar mal

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Cortito, pero necesario.

Los capítulos que sean más cortos que el resto, por lo general son los nuevos capítulos que agregué. Los puse para indicar detalles que van a entender más tarde, o solo para hacer la historia un poco más madura, jajaja.

No sé ustedes, pero la imagen de multimedia es la imagen que yo me imagino para los trillis recién nacidos. Y Green, obvio, el más gritón y hambriento xD No por nada tiene esa cara de nene furioso con la vida jajaja.

Todo por una sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora