14. Una charla con Bruno y Bruce

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Hoy es lunes, casi una semana después de mi primera audición. La profesora de biología se jubiló, por lo que tenemos profesora nueva y este parece ser su debut como docente.

Para conocernos, nos toma asistencia a todos. Cuando llega a mí, se muestra confusa. Arruga la nariz mientras lee mi nombre en la carpeta de los profesores.

—Pero... Hay otros dos Jaquet en el otro curso... ¿Son parientes?

A ver... Cómo le explico sin que se muera en medio de la noticia...

—Somos trillizos.

Decir las cosas de frente es mejor que dar miles de vueltas, ¿verdad?

—¡¿Trillizos?!

—Sí, aunque el tercero no va a venir por varios días. Está enfermo.

La profesora hace una «O» con su boca mientras se acerca el libro de los profesores a ella y abre tanto los ojos, que pienso que en cualquier momento se le salen de las orbitas.

Paso por esto todos los años, en el colegio y en la academia de inglés. Ni que fuésemos fenómenos.

—Somos muy distintos entre sí —la tranquilizo—. Nos va a poder distinguir con facilidad.

—No mientas, Green —me contradice Gregorio, a mi lado—. Ustedes tres son idénticos.

—¿Acaso te pedí que hablaras? —le balbuceo, mientras le clavo mi peor mirada.

—...Tienen la misma manera de caminar, de hablar, de gritar, de mover las manos... Cuando los conocí, me los confundía todo el tiempo. Creí que jamás me iba a memorizar sus diferencias...

Gregorio, siempre diciendo lo que no tiene que decir.

—Y tienen los mismos ojos... —agrega Rosy, quien está sentada a mi izquierda.

—Nos diferenciamos por el cabello —le informo a la pobre señora—. Yo lo tengo negro, un poco ondulado y tengo mucho más que mis hermanos. Blue tiene cabello rubio y eléctrico. Red tiene un color similar al mío, pero lo tiene lacio como Blue. Y también tenemos personalidades diferentes...

—¿Cómo se llaman?

A ver, señora, que no es tan complicado memorizar nuestros nombres.

—Yo soy Green. El chico del otro curso se llama Red y el que falta se llama Blue. Como los colores, pero en inglés.

La profesora de biología se agarra la cabeza. Algo me dice que de ahora en más, cada vez que vea los colores de nuestros nombres se va a acordar de nosotros.

Le cambié la vida con mi nombre.

La profesora logra superar ese «trágico» momento y continúa tomando lista. Cuando termina, se dispone a explicar qué es el sistema inmunológico. Se la nota bastante nerviosa; incluso mezcla linfocitos T con células B.

Mire, señora, esto es grave, porque hasta yo me doy cuenta que está confundiendo todo.

Después de unos minutos, la preceptora pide permiso e ingresa en el aula. Escribe algo en el libro de profesores y se vuelve hacia nosotros:

—Vinieron a buscar a Jaquet. —Cuando escucho mi apellido, no hago más que mostrar una expresión de rareza. No pedí que llamaran a mi tío.

—Hay otro Jaquet en el otro curso... —avisa la profesora, como si nadie lo supiera. A estas alturas, con mis padres desaparecidos - muertos, el síncope de Blue, el asperger de Red, mi demostración de guitarra y, por supuesto, nuestros excéntricos nombres y el hecho de ser tres personas casi idénticas en todo sentido, los trillizos Jaquet somos una celebridad.

Todo por una sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora