3: Primer y último baile

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Por fin llegó el día de mi graduación

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Por fin llegó el día de mi graduación. Ya no era una niña, tenía 18 años y en unos meses iba a estar matriculada en la universidad. Miré a la pared sentada en una silla de mi habitación mientras mamá acababa de hacerme un semirrecogido en el pelo con flores frescas que había encontrado en nuestro jardín. Eran rosas blancas, con un olor suave y encantador que calman mis nervios en cuanto absorbo su aroma. Era un día muy importante en mi vida estudiantil y estaba deseando que todo salga a las mil maravillas.

—Esto ya está —anunció mi madre, tras terminar el trabajo—. ¡Estás preciosa!

Me levanté y me miré en el espejo que hay apoyado en la pared color celeste. Me maravillé al ver el resultado final de varias horas peleándome con el vuelo de mi vestido y con mi cabello enredado. El reflejo del espejo mostraba a una chica envuelta en un vestido palabra de honor, de color blanco, sobre el que parte una falda amplia desde lo alto de la cintura y cubierta de pequeños cristales que brillan según incide la luz sobre ellos. El color del vestido realzaba mis facciones añinadas y dulces, haciéndome parecer una muñeca de porcelana. Mis hombros estaban cubiertos por unos mechones sueltos de pelo rizado, y el resto del pelo, anudado detrás de mi cabeza junto a las flores. Mis ojos color caramelo brillaban mientras observaba cada parte de mi cuerpo, sintiéndome especial y bella.

—¡Es una pasada! —exclamé, girándome hacia mi madre.

—Una maravilla —dijo mamá, mientras se limpiaba la lagrimilla del ojo.

—¡Estás más emocionada que yo! —le reproché cariñosamente.

—Lo sé Loreen, pero... Estoy muy orgullosa de que seas mi hija.

Mamá y yo nos fundimos en un abrazo largo.

—¿De verdad que vas a ir sola al baile, cielo?

—De momento esa es la idea. Seguro que habrá alguien sin pareja que querrá bailar, no te preocupes.

—No me preocupo. Me encanta que seas tan independiente. Seguro que habrá alguien que se quede prendado de ti esta noche. ¡Mírate!

Le sonreí a mi madre y giré sobre mí. No pudimos evitar reírnos y mirarnos emocionadas, hasta que Nick nos interrumpe y entra en la habitación.

—¡Vamos, Lori! ¡Vas a llegar tarde a tu fiesta!


Me dirigí todo lo rápido que pude a la entrada del salón de actos del instituto para el baile de graduación, intentando que mis zapatos de tacón siguieran en mis pies y no me derribaran al suelo, y por supuesto, sin pisarme el largo del vestido. Recé para mis adentros por que fuera el único contratiempo de la noche.

Vi a Aria saludándome con la mano a lo lejos. Por suerte esa vez no coincidimos con el vestido: El suyo era más corto y de color rojo. Ian también estaba esperando junto a la puerta del edificio.

RESISTENCIA [EN EDICIÓN] [COMPLETA] #PGP2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora