RESISTENCIA [EN EDICIÓN] [COMPLETA] #PGP2018

20: La masacre

Despegué rumbo a Sonnenville con un nudo en la garganta por la amarga despedida que tuve con mi hermano pequeño. Conduje de forma temeraria y estuve a punto de quemar el motor de la nave en un par de ocasiones; tenía la mente nublada y no me podía hacer con los mandos de la nave.

Aterricé forzosamente en un parking cercano al Anfiteatro. Los alrededores estaban llenos de gente y las calles estaban decoradas con pancartas y carteles con la foto de Susan, celebrando el aniversario de su reinado. La capital era un sitio enigmático y lleno de historia por cada baldosa que pisaba, que ese día estaba empañada por la imagen de tal malvado ser. Era la primera vez que estaba en Sonnenville pero no me costaba caminar por sus calles; con seguir a la marabunta de gente que caminaba en dirección al espectáculo me era suficiente para guiarme. Me escondí en un callejón, entre un par de contenedores, para prepararme a entrar en el edificio, al igual que había hecho en la Sala de Computación de East Valley. Me enfundé el traje color verde caqui y até mi cinturón, sujetando varias armas en las hebillas. Recoloqué la hebilla distintiva de las fuerzas de seguridad sobre mi pecho y miré mi reflejo en un charco del suelo. Estaba impecable. Y esperaba que mi coartada colara. Al menos sabía que Susan estaría ocupada en otras cosas más interesantes que en seguir mi rastro.

Me abrí paso entre la gente para poder colocarme en las primeras filas de la plaza del Anfiteatro. Gracias a mi disfraz, no me costó mucho, pues noté como la gente se apartaba con temor a que pudiera usar mi taser contra ellos. Ojalá pudiera avisarles del peligro que corrían si permanecían en ese lugar.

En la plaza había dispuestas varias pantallas para poder visualizar lo que ocurría en el interior. Las butacas estaban ocupadas por altas personalidades y ciudadanos de posición media alta. Estaba segura de que Matheo estaría entre ese público. Recé porque pudiera salir de ahí sano y salvo antes de que La Guardia pudiera detonar los explosivos.

Susan comenzó a recitar su discurso.

—Queridos conciudadanos de Serendipia, es un honor para mí celebrar el medio siglo que llevo al cargo de nuestra bella nación. No es una fecha señalada solo para mí, si no para todos vosotros. En estos cincuenta años, hemos conseguido protegernos de nuestros enemigos fuera de las fronteras del país hasta verlos como se destruían entre ellos, mientras nosotros construíamos un territorio fuerte y unido, gracias a vuestra colaboración en la recaudación de los tributos mensuales, que nos ha ayudado a desarrollar las tecnologías más punteras no solo para desplazamientos o comunicaciones, si no también para curarnos. Lo habéis oído bien. Estamos desarrollando una vacuna con la que podremos erradicar todo tipo de enfermedades o patologías. Pero para ello necesitaremos una pequeña aportación económica añadida a los impuestos corrientes. Con vuestra ayuda, podréis ver a vuestros nietos o incuso bisnietos crecer. Porque cada día que pasa, somos más fuertes e invencibles.

Todo el mundo vitoreó a Susan y rompió el silencio de la plaza con sus aplausos.

—Pero solo si trabajamos en equipo. Y eso significa que también tendremos que eliminar a las personas que retrasan nuestro crecimiento. Los traidores de Serendipia que han adoptado la misma personalidad destructiva que el resto de países inferiores del planeta. Pretenden destruirnos desde dentro y matar a nuestras familias. Por ello, os insto no solo a que los denunciéis, si no también que os hagáis con armas para acabar con ellos sin miramientos. Imaginaros a un rebelde entrando a medianoche a robar en vuestra casa y abusar de vuestros hijos. Lamento comunicarles que La Resistencia es real. Este grupo de asesinos quiere acabar con Serendipia como nosotros hicimos con nuestros países contiguos. Estos engendros no entienden nuestro mismo idioma, así que no nos dejan otro remedio que usar la violencia. ¡Demostrémosles que somos más fuertes que ellos!