16: Vida nueva

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Agradecí una y mil veces haber podido pasar más tiempo junto a las naves, pues así podría manejarlas hasta llegar a mi casa, sin tener que volver a hacer el recorrido caminando

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Agradecí una y mil veces haber podido pasar más tiempo junto a las naves, pues así podría manejarlas hasta llegar a mi casa, sin tener que volver a hacer el recorrido caminando. Sissy me ayudó a empacar varias prendas que me ayudarían a camuflarme (las mismas que usábamos en las misiones) y me colocó unas lentillas azules, del mismo color que los ojos de Craig al conocerlo. Su primera mentira.

—Te falta una última cosa.

—¿El qué?

Sissy me colocó un casco sobre la cabeza y me recogió el pelo en él.

—¿Y esto?

Accionó un botón en el lateral del casco, y una melena rubio platino se desplegó sobre mis hombros.

—Tecnología puntera, querida. Estando bajo tierra se te olvida que vives en el año 2300.

—Es una pasada. Ojalá hubiera tenido uno de estos para ir a clase sin peinarme.

—Ahora es todo tuyo. Espero que con este estilismo no te reconozca ni un guardia.

Me había vestido con una americana violeta, un vestido de estampado marmoleado y unas buenas sandalias de tacón. Moda directa desde Sonnenville, donde vestir demodé era casi como un delito. Me acordé de las pintas que llevaban Susan y Bethany y me vi reflejada en ellas. Aguanté una arcada.

—Estás espectacular. Espero que tus padres te reconozcan.

—Por fuera y por dentro. Tengo miedo de que se hayan olvidado de mí.

—Apenas ha pasado un año desde que te fuiste. ¿Crees que se van a olvidar de su hijita del alma?

—En un rato lo comprobaré — dije, con la voz temblorosa por los nervios — Acuérdate de llamarme desde la sala de mando. Todos los días, a las 6 de la tarde. Yo recibiré tu llamada en este móvil. ¿Entendido?

—A sus órdenes capitana.

Escondí mi valija en el asiento del copiloto y le di el último abrazo a Sissy.

—Eres lo mejor que me ha pasado aquí. Cuida de este pequeñín por mí — Le señalé la incipiente curva de su vientre que indicaba que su hijo iba creciendo cada día más.

—Si es niña, le pondré tu nombre — bromeó Sissy —. Y serás su madrina.

—Sería todo un honor para mí. Adiós, Sissy.

Me subí a la nave con el corazón roto y miré por última vez hacia mi amiga y hacia el interior de La Guarida. Intenté no darle más vueltas a todo lo que dejaba allí, y como le dije a Sissy, tal vez me sentiría más útil recabando información en el exterior. Lo que no podía permitir es vivir siempre al margen. Y comenzaría por mi padre, que fue el primero que me negó cualquier información sobre La Resistencia. Aunque eso sería después de darle un gran abrazo.

RESISTENCIA [EN EDICIÓN] [COMPLETA] #PGP2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora