Parte 8

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Observo a Doom con una pizca de malicia. ''¿Tan sorprendido te has quedado? Si no he hecho más que empezar''.

Acaba de llegar Val en la limusina. Tras cogerme del brazo y dejarme sentada en el sillón situado en frente de él, Doom comienza con sus advertencias y con sus preguntas:

-Nos dirigimos cara la mayor zona de extensión de las tierras latverianas. El verano anterior, ciertos "extranjeros" quemaron una porción considerable del terreno y parte de estas están arrasadas, siendo infértiles debido a los compuestos aceleradores que utilizaron para expandir el fuego más rápido. Deseo que tú las recuperes.

Me quedo callada durante unos diez segundos con la mirada fija en él. Me gusta cuando habla, cuando me explica. Soy consciente de que me he pasado  tiempo manteniéndole la mirada y para mi sorpresa él se ha dado cuento.

-¿Acaso tengo monos en la cara?

-No.

Se ríe. Luego comienza a preguntar:

-¿Puede saberse como has aprendido el latveriano?

-Hablo muchas lenguas.

-¿Y eso? Es raro encontrarse con un joven de... 19 años sepa desde latín, francés, español e inglés hasta el latveriano, ¿no?

-Supongo. Las aprendí yo misma.

-¿Es otro "don de las plantas"?

-Puede llamarlo así-digo yo sonriendo con una mirada al suelo.

Él bebe de su copa apoyada en un apoya-manos. Me entra sed, y él  debe de notarlo.

-¿Quieres?

-Me gustaría...

-Siéntate a mi lado.

Me siento y me pasa la copa. Bebo de ella y la saboreo. Es vino.

-Es bueno ¿de dónde es?

- De las tierras que quiero que cures.

Von Doom me pasa una manta.

-¿Tan lejos están?

-No. Hace frío. Tápate.



Víctor von DoomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora