Parte 2

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-¿Cómo lo has hecho? ¿Eres una bruja, verdad?- pregunta la anciana

Quedo callada. Observo a las llamas del fuego con detenimiento. No quiero complicar más las cosas de lo que ya están. Por un instante me pareció  ver la sombra en la pared de algo que se abalanza sobre mí.

-¡Au!-no me equivocaba. La sombra era el bastón de esa maldita vieja.

-Si no quieres otro hazme el favor de contestar.

Una lágrima se desliza por mi mejilla, pero me la seco al instante. De repente se me acerca y me levanta la cabeza. Su olor es dulce, lavanda fresca, puede que con un poco de jazmín. El manto que la cubre me impedía ver su ropa pero ahora logro verla. Viste un mandilón verde por encima de una blusa blanca con cuadraditos azules y un pantalón de pijama, además de calzar unas holgadas pantuflas.

Su mirada me dice que conteste pero  no puedo. Suspira. Avanza pesadamente contra la ventana, y allí se queda hasta que parece haber decidido algo y me cubre con un manto.

-No sé a que has venido. No sé si pretendes hacer algo contra mi gente. Pero si lo pretendes, estoy segura de que el Señor Víctor te detendrá. Conque vete pensando en decir la verdad.

Se escuchan unos golpes en la puerta.  Mi corazón  late a toda prisa. La puerta se abré. Que no sea él, que no sea él...

-Naeli, el Señor, viene en seguida-dice la muchacha de antes .

-Gracias Zoraida. ¿Quieres un poco de té?

-Sí por favor, pero no te molestes ya lo preparo yo-dice la joven acercándose a la cocina.

Coge la tartera, y calienta el agua. Mientras espera a que empiece a hervir me observa con curiosidad.

Mientras lo hace soy consciente de que estoy atada. Cuerda maldita. ¿Por qué no la quemo como otras muchas veces? ¿Cuantas veces me han atado en toda mi vida?¿O mismo capturado? ¿Cuántas veces han fracasado y he huido?

Sin fuerzas es la respuesta que me calla.

Ambas mujeres charlan alegremente, mientras yo investigo más detenidamente la estancia. La casa es de solo una planta. A la izquierda de la chimenea hay una puerta, que debe de ser la de una habitación.

Detrás mía hay una mesa, con 4 sillas. Al lado de esta está la cocina donde charlan y al lado de lo que parece ser el salón se encuentra el hall de la entrada donde hay un perchero para la ropa de abrigo. 

Se oyen voces fuera. Luego gritos y lo que parecen ser vítores. Dos fuertes golpes en la puerta. Una  gran sombra se abre paso entre risas de los hombres en la entrada de la casa.

Mi  respiración es entrecortada. 

-Debe de ser él-dice la joven.

-Seguramente-le aclara la anciana-.Voy a abrir.

Al abrir la puerta, entra un frío que me hiela la sangre. Me encojo un poco en el abrigo sin apartar mis ojos de el hall.

Ambas mujeres hacen como una pequeña inclinación. Mierda, no consigo ver nada.

-Dejadme verla-dice una impotente voz robótica.

-Sí Señor. Sígame dice la anciana.

Una armadura gris que cubre todo un cuerpo con una gran capa verde cubriéndola, teniendo una capucha verde tapando la cabeza es lo que se me presenta. Su cintura tiene dos grandes círculos amarillos con una cadena. Frente a mí se agacha. Levanta la capucha del abrigo que me tapaba la cara. Con detenimiento aprecio el brillo hermoso de se sus ojos, un intenso marrón café.

Señala las cuerdas que me atan y estas se desintegran al momento siendo sustituidas por unas esposas. Me agarra del brazo y me aproxima contra él. Me estremezco. Acabo de sentir el tacto duro de su armadura y algo más que me deja confusa.

-¿Ha dicho algo?

-He intentado hacerla hablar, pero nada Señor-dice la anciana.

-Bien hecho. Tranquila ya le haré confesar. Por cierto, ¿qué tal se encuentra?

-Mejor Señor, pero aún no me ha pasado el catarro.

-Mandaré que le traigan el jarabe mañana. Buenas noches


¿Qué?¿Ya es de noche? Se me ha pasado rapidísimo el tiempo.

-Buenas noches.

Salimos de la casa.

Me mete en lo que parece ser un coche, y luego dentro de él , una ventana intermedia se abre.

-¿ A donde Señor?

-Para el castillo.

La ventana se cierra.  Hay una gran separación respecto a los asientos que tenemos en frente.  En el suelo se esparcen bastantes cojines.

Me coge del pelo y me tira contra uno de ellos. Yo débil y esposada, no puedo hacer nada. Se me pone encima fácilmente y me amenaza diciendo al oído:

- Contéstame o te será peor. ¿Eres una de esas putas espías de S.H.I.E.L.D verdad?

No contesto. Pone su manos en mi cuello y aprietan con tanta fuerza para poder asfixiarme. Intento oponer resistencia pero no puedo. De repente afloja y pregunta:

-¿O es que a caso, eres una superheroína en una estúpida misión especial, dispuesta a capturarme?

-Suélteme-digo con un hilo de voz.

-Que zorrilla...

Se levanta, coge del maletero una maleta negra, la abre y tiene una jeringuilla, la cuál me la clava en le brazo y me va durmiendo.

-¿La hija de Nick Furia, no es así?

Me quedo sorprendida. ¿Como lo ha descubierto?

Al darse cuenta de mi reacción, sonríe malvadamente, y pone su dedo en mis labios, luego añade:

-Será nuestro secreto.

Varias lágrimas salen de mi rostro, dispuestas a revelarle mi impotencia.

Se sienta en el asiento y con su portátil  que no había visto antes, va leyendo mis datos hackeados en voz alta.

-Bienvenida a mi humilde morada, Flora, claramente la representación de las plantas.






Víctor von DoomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora