Parte 7

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Tras subir las escaleras que conducen a las mazmorras, a las profundidades del castillo, yo le observo. Las paredes no están pintadas. Hace frío. Cada vez que llegamos al principio de un pasillo me llama la atención de la bandera latveriana, colocada encima de un único cuadro, en el que aparece representado. Lo que más llama la atención es que a pie de estos, hay algo escrito, que creo que es una frase de ánimo al pueblo, la última que he leído es esta:

''No perezcas ante la duda, no llores ante la pérdida, pienso que lo importante eres tú, nadie más''. Al instante me viene la palabra ''ego'', que significa'' yo'', aprendida en una de las muchas clases de latín. La mujer de mi actual padre (Nick Furia) habla muchos idiomas,  especialmente europeos y según me ha dicho el latín es la madre de todas estas, con lo que mucha gramática y vocabulario tiene un significado similar en estos idiomas. Al aprenderlo (que en un principio me pareció un lengua muerta que no merecía la pena aprender, pero en alguna que otra misión me ha sido útil para desvelar el significado de las palabras.

Me parece que Von Doom tiene mucho orgullo, a pesar de que solo lleve dos días con él , no sé porque, cada vez que le veo, esa palabra acude a mi mente. Camina de forma tranquila, sin importarle el tiempo que transcurre con cada paso. Ya veis, yo, fijándome en él, cuando hace unos minutos ha intentado violarme.

 Aún no puedo comprender porque mi poder no le ha hecho nada, no he sido capaz...

-Te fijas mucho en las cosas-dice la voz que va delante de mi.

Me quedo en silencio. No sé que decir. Vale, sí me fijo ¿y?

-Debes de tener un análisis del enemigo, adelante, preséntalo.

No se ha parado, continua con sus lentos pasos.

-Es reservado-digo con sequedad.

Se está riendo.

-Esa voz rebelde, pronto se acabará. No sabes las ganas que tengo de convertirte en mi prisionera. Bueno-dice girándose-ya lo eres.

Le observo con ira y rabia, pero ambas contenidas. Él me coge del la mano, la cual yo rechazo.

-Sé caminar-digo.

-No me digas. 

Silencio. Acabamos de salir del castillo, el toca un botón en su antebrazo metálico. Dos perros robóticos vienen corriendo desde el poblado que se ve cerca del lago. A los pocos segundos de llegar a nosotros, me rodean y me gruñen , incluso llegan a morderme. Mi cabello se vuelve verde, y entonces es cuando uno se abalanza encima de mi, los finos rizos se convierten en serpientes, que atraviesan el acero del robot.

Pero el otro me ha pillado desprevenida y me ha mordido el pie.Le ocurre lo mismo que al otro y yo me levanto con el pie dolorido. Víctor me ha cogido del cuello, por siguiente me tira al suelo y me dice:

-Espero que hayas aprendido la lección. A Doom nunca se le amenaza, querida.

-¡No te he amenazado!-le recrimino.

-Pero me has contestado malamente, cuando yo pretendía ser amable contigo. 

Mi poder regenerador de planta me cura el pie en seguida. Me levanto, y le sigo, no sin antes recibir una de sus muchas advertencias.

-Atrévete a atacar a alguien y te violaré, delante de todos. ¿Entendido?

-Sí.


Llegamos al poblado de casas donde salve la vida a ese niño.Los aldeanos me observan con curiosidad mientras quitan al ganado para los campos, o mientras recogen las cajas llenas de algunos frutos de sus tierras, transportándolas a garajes, o mismo al interior de las propias casas. Me gusta el ambiente, he de admitir.

 Von Doom me asusta. No para de observar mis reacciones. Miro al suelo. No me extraña que me advirtieran de él, pero ya no puedo hacer nada.

-¡Señor!-alguien le llama en latveriano. 

Víctor se gira. Y me obliga a seguirle hasta donde se encuentra un hombre con barba, el cual me mira con un eje de superioridad.

-¿Está listo?-pregunta el dictador.

-Sí, Señor. Lo hemos limpiado lo que hemos podido pero sigue sin estar muy presentable para vos.

-Da igual. Apreciaré vuestro esfuerzo, pero la tarea es para esta mujer-dice cogiéndome del brazo.

-Está bien-dice con recelo.

Se va cara la parte de atrás de la casa y vuelve  acompañado de dos hombres que tiran de un maltratado caballo, el cual cojea de una pata y parece enfermo, observo sus heridas y sé al instante que son provocadas por un palo o una cuerda.

Al llegar a nuestro encuentro dice con sorna:

-No  creo que ella pueda con esto.

-Mujer-dice Víctor tirando de mi hacia el caballo.

Los hombres se ríen, al igual que unas mujeres que nos observan desde una terraza, señalándome ,cuchicheando. Reconozco palabras como : inútil, zorra y del mismo vocablo entre muchas.

Me dirijo hacia el animal, quién se pone nervioso ante mi presencia desconocida, pero digo las palabras que lo cambian todo:

-Soy Flora.

El caballo ha relajado sus músculos y mueve la cola animado y alegre.Me muerde el pelo, y juguetea con mi oreja mientras yo me río y le doy caricias, bajo la asombrada mirada de todos.

-Mientras vosotros le hacéis sufrir a base de golpe limpio yo le libero de sus penas-digo subiendo a la grupa, mientras observo a los hombres con odio.

 Mi pelo se vuelve de color verde , los finos cabellos se vuelven a transformar en serpientes, y yo sonriendo , provoco el que el cabello cojo se encabrite y que se ilumine con una luz tan blanquecina como la que mostré a estos aldeanos hace unos días, solo que con una persona.


El caballo es un joven corcel, limpio, sin heridas, sin miedo. Yo bajo de su grupa, mientras este da saltos alrededor de mi como un potro.

Al acercarme  a Víctor este me observa ahora fijamente con asombro y cogiéndome del brazo me dice:

-Nos vamos a tu siguiente tarea. Ya me darás una explicación a tu latveriano.

Y es aquí donde por fin, sonrío maliciosamente.



Víctor von DoomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora