Parte 13

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Aquellos cinco minutos fueron los más eternos de la vida de Furia. No paraba de pensar en el estado de Flora y en como Couson la entregó cara semejante objetivo. Odiaba aquellos malos pensamientos que llevaban noches atormentándolo, desde torturas hasta... No quería pensar en ello.

 ''Flora es fuerte'', pensó. ''Seguro que ella podrá salir de ésta. Sé que tras el atentado han cambiado muchas cosas, pero sigue siendo mi pequeña brave'' (término cariñoso que utilizaba con ella). 

El pitido de comienzo de la videollamada lo puso más nervioso. Al cuarto pitido una voz sonó:

-Esta usted hablando con la Central Telefónica de Latveria. Pulse 1 si su llamada es por motivos económicos... 

''Maldito contestador''. Aquellas máquinas exasperaban a uno.

-8 en caso de querer hablar con Nuestra Excelencia el Señor Doom...

Pulsó el 8 rápidamente, mientras observaba atento la gran pantalla que estaba en su despacho.


En el castillo de Doom...

El dictador entró en la sala del trono, no sin dejar de recordar la humillación a la que había sometido hacía unos minutos a su nueva esclava. La idea de tener a alguien completamente ''suyo'' le atraía. No sería más que una joven, pero desde el primer momento algo de ella llamó la atención del hombre con armadura.

Se sentó en el trono. Su vino estaba como siempre en el apoya manos, y toda la estancia se miraba igual. Las miles de máquinas y pantallas de su lado derecho le indicaban que todo seguía en orden. Val seguía en el ordenador con miles de papeles a su lado.

 En un instante, una persona caminando tranquilamente por el castillo se mostró en la una de las cámaras. Le hizo gracia el ver a Flora caminando por las salas, observando detenidamente los detalles de las obras de arte y pasando por todas las estancias, como si de una turista se tratase.

-En verdad, es atrevida. Ninguna prisionera hasta ahora tuvo el valor de después de estar conmigo salir por ahí a echar una ojeada.

Val suspiró. Aún le faltaban los documentos de la enorme carpeta de su izquierda por rellenar y firmar.

-Ha de ser consciente del inventillo de su espalda, señor. Probablemente sepa que está siendo... observada.

Estaba a punto de llegar a las escaleras previas a la sala del trono, pero Flora presente del peligro y de la presencia de la persona que la mantenía cautiva, dio la vuelta cara su celda, cuando de repente...


Sonó una voz en mi cabeza.

-¿Por qué no entras a la sala de arriba querida Flora?

Doom. Maldita sea. Mis sospechas eran ciertas. La sala del escudo con un perro demoníaco en el techo, era la sala del trono.

Me contengo y respondo con voz paciente:

-Ya me iba señor Doom. No molestaré más.

-Insisto, ven a la sala.

''La madre que lo...'' pienso. ''Bueno Flora, otro encuentro con nuestro amado torturador. Vamos a ver que quiere esta vez''.

Subo las escaleras despacio, pero por más lento que vaya cada vez me acerco más. Cuando finalmente llego, lo encuentro sentado y  sé que disfruta de la influencia de sus palabras en mi. 

-Bienvenida Flora. ¡Que sorpresa verte por aquí! Pensé que estarías en tu celda, llorando o consolándote a ti misma.

-Pues no, Señor. Veo que me ha subestimado.

El silencio posterior hace la situación un poco tensa. 

-Ven, siéntate aquí-dice señalando el suelo de su trono.

En cuanto llego a éste. Me siento a su lado, no sin estar incómoda y tensa. Le doy la espalda.

Siento su mano apoyada en mi hombro. Esta se desliza cara la herida que me hizo hace unos minutos. Evito el girarme y pegarle. No soy de las que pegan.

Me he fijado que Valeria también estaba en la sala. Al contrario que yo, está cómoda con su tacita de té verde y no aparta la vista de unos papeles.

-Ella no te ayudará-dice a mi oído.

-¿En que me tendría que ayudar?

-En saber a como reaccionar a una llamada de SHIELD.

El corazón se me acelera. Papá. Ojalá  me libere de este sujeto. Me giro y le observo. Se ha sorprendido por mi giro brusco. Lo estudio con la mirada. Lleva la misma vestimenta del primer día. ¿Cuántos días llevaré aquí? Ya he perdido la cuenta...

Al ver sus ojos, lo único que no está tapado, nuestras miradas se cruzan y yo vuelvo a sentir lo mismo que cuando fue del roce con su fría armadura en la limusina.

-¿Quién es la persona de la...?

Pero no me da tiempo a hacer la pregunta completa. El en panel de enfrente al trono, la imagen de mi padre  se dibuja en su despacho sombrío y gélido.

-Doom-dice él seriamente.

-Furia-responde quien juega con mis rizos.

-Exijo la devolución de mi hija.

Doom se ríe.

-Me  he encariñado con ella. ¿A cambio de qué?

-De nada. Eres un delincuente, un ser que debería estar entre rejas. Mi hija no tiene por qué aguantar tus artimañas. Ella desea volver. Déjala libre.

-A Doom nadie le da órdenes.

Una enorme descarga me hace caer cara delante. Mi padre sorprendido le grita que deje de hacerme daño. 

-¿Acaso le has preguntado a ella si quiere regresar?-pregunta para nuestra sorpresa.

El silencio inunda la conversación.

''CLARO QUE QUIERO VOLVER, IMBÉCIL'', pienso yo.

-No. Soy su padre y la conozco más que los cinco días que llevas con ella Doom.

-Pregúntale-sugiere él apoyando su mano en mi hombro.

Las lágrimas ya están desbordándose. Sé lo que va a hacer Doom.

-Flora, cielo ¿deseas volver,verdad? 

Mis labios ya no son míos. Mis sollozos son mi verdadera voz ahora.

-No.

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GRACIAS A TODOS

Víctor von DoomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora