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-En fin... Por favor, ignora la interrupción y sigamos hablando...- Suspiró Charles, mirando a Hank.

-Creo que ya está todo dicho, al menos por mi parte.- Respondió, frunciendo levemente el ceño. -Sólo espero que le digas pronto a Erik que estás esperando un bebé suyo... Y ya. Pongámonos a ver por qué nos han salido rasgos animales a todos.- Murmuró, volviendo al "Hank-científico-y-nada-sentimental" que solía ser unas semanas antes.

Entonces fue que Charles se llevó las manos a la cabeza, descubriendo dos peluditas orejas de gato -por lo que parecía al tacto, ya que Hank no había vuelto a decir palabra- y una delgada cola, que reiteró su idea del minino.

Ambos se levantaron y Charles despertó a los dos hombres, que de inmediato levantaron esas curiosas orejas y les miraron.

El silencio duró unos segundos más, mientras Hank les examinaba con unos guantes de látex que solía llevar por si las moscas.

-Parecen totalmente naturales... Quizá otra mutación.- Habló para sí mismo, siendo observado por las otras tres personas de la habitación. -Salgamos afuera, quiero probar algo.

Y así se hizo. Los cuatro salieron afuera,
Charles tapando con una chaqueta y como buenamente podía su creciente vientre, mirando al suelo y con esas pequeñas orejitas bajas por la vergüenza que le daba mostrarse así.

Al estar en el patio trasero de la mansión, Hank volteó a ver a Alex, con mirada indiferente. En ese momento, fingía que el rubio le era indiferente.

-Apunta al cielo y haz que tu poder funcione.- Fue la única órden que dió.

El rubio obedeció como un perro fiel, y lo siguiente que se vio fue un enorme disco rojo volando hacia arriba, y cayendo más lejos del horizonte. Ni siquiera habló cuando terminó, aún se sentía mal por ese tiempo encerrado.

El ser azul sólo asintió y ahora miró a Erik. -Ahora tú, gira la antena como te dijo Charles aquella vez.- Señaló la enorme mole de metal, y Charles se sonrojó y desvió la mirada, nervioso.

Aún recordaba ese día, el día que Erik había llorado de felicidad delante de él, al recordar el hermoso momento en el que realizaba, hacía muchos años, un ritual de su religión, junto a su madre.

Erik suspiró al notar que Charles proyectaba demasiado su mente, aunque se quedó algo extrañado de que mi Alex ni Hank vieran nada de eso, ya que sólo le miraban a él, esperando que hiciera lo dicho.

Bufó, algo molesto por la orden y con un simple movimiento de mano realizó aquello, casi arrancando incluso la antena.

Hank se mordió el labio y sacó una pequeña libreta, donde apuntó algo y se fue, sin siquiera despedirse.

||CHERIK|| - ‡Enséñame a amar de nuevo‡ - (m-preg) (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora