||CHERIK|| - ‡Enséñame a amar de nuevo‡ - (m-preg) (omegaverse)

+2.4+

-¿Quiénes sois?- Preguntó un chico de cabellos grises y ojos del mismo color, que tendría apenas unos 15 años. Se movía a extrema velocidad alrededor de ellos, les robaba la cartera para verificar sus identidades y luego se ponía a jugar con una de sus muchas máquinas recreativas. –El perrito azul me suena de algo, pero no recuerdo el qué, así que...

El cuarto –que no era más que el sótano- estaba totalmente repleto de distintos cachivaches, desde máquinas recreativas hasta una mesa de ping-pong, donde el chico jugaba contra él mismo.

-Yo soy Logan Howlett, y él es Hank McCoy- Presentó, siendo medianamente suave con el adolescente, cosa rara en él.

-Ah... Pero eso ya lo sabía- Señaló las identidades de los hombres, que seguían sobre la mesa de ping-pong. -¿Para qué me buscáis?

-Queremos... entrar en un sitio- Dijo Hank, algo nervioso. No se entraba todos los días en la prisión del pentágono.

-Un sitio... ¿peligroso?- Preguntó repentinamente interesado, mirándoles desde un nuevo lugar de su guarida -de nuevo-.

-Para un cleptómano como tú, será interesante entrar en el Pentágono- Dijo Logan, sonriendo de lado hacia el chico.

-------------------------------------------

Charles se sorprendió al ver que el peligris salía junto a los otros dos, ya que pensaba que no aceptaría hacer algo tan... extraño para sus circunstancias.

-¡Hey! ¡Pero si también vino papi!- Exclamó con falsa felicidad el adolescente, metiéndose al coche mientras movía la mano para saludar.

Por unos momentos, a Charles se le rompió el corazón en muy pequeños trozos. Le sonrió levemente y le devolvió el saludo.

-Hace tiempo que no nos vemos...

-Oh, sí, como 6 años- Le interrumpió aun sonriendo, aunque sus ojos no demostraban la misma felicidad que sus labios.

---------------------------------------------

Unas horas después, y tras un incómodo viaje en silencio, llegaron al Pentágono.

Aunque Charles sabía que todo lo anterior pasaría, descuidó mucho a sus hijos...