||CHERIK|| - ‡Enséñame a amar de nuevo‡ - (m-preg) (omegaverse)

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-Estoy buscando al profesor Charles Xavier - Gruñó aquel hombre extraño que se coló en la mansión X, la ex-escuela para niños prodigios que solía regentar el omega al que buscaba ese enorme alfa con rasgos lobunos.

Sus cabellos estaban acomodados para ocultar sus orejas pardas lo máximo posible, aunque éstas sobresalían, alzadas, sobre esa mata castaña. También, una cola del mismo color se mantenía en un constante balanceo tras su fornido cuerpo, en esos momentos en tensión por el reciente combate.

Aunque lo único que recibieron los bufidos que daban a entender la poca paciencia de ese hombre, fue una risa proveniente de un joven adulto, que parecía no cuidarse.

-Aquí no quedan profesores... No sé quién eres, pero vete.- Dijo divertido el de ojos tan azules como el cielo infinito, mientras se sentaba en las escaleras con su vaso de coñac siempre medio lleno. Alcohol nunca faltaba en su mano.

-Uh, eso va a ser bastante difícil...

-Oh, ¿no me digas? Hank, por favor...- Pidió a la criatura mitad animal azul, mitad hombre que bufaba mientras estaba por tirarse encima del lobo.

-Digo que va a ser difícil... Porque fuiste tú quien me enviaste, desde el futuro.- Dijo ese hombre, mirando con total seriedad al Charles de esa época. Ahora entendía por qué el profesor le advirtió que sería complicado tratar con su yo pasado.

Xavier no se atrevió a hablar. Vio la seriedad de ese hombre... Y aunque sus palabras resultaban muy difíciles de creer, incluso sin sus poderes pudo intuir que decía la verdad.

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Minutos después, se encontraban en su estudio, y cuando el relato del "viajero del tiempo" terminó, no pudo evitar sonreír con sorna.

-¿Me estás pidiendo, que vaya a buscar a Raven y Erik y trate de que ella no mate a un hombre que fabricará las armas que nos llevarán a la extinción?- Resumió en unas pocas líneas, los largos veinte minutos que el hombre había estado hablando sin parar, mientras se levantaba y caminaba sin problemas hasta sentarse en un sofá que tenía frente a él un tablero de ajedrez.

Quizás, el tablero de ajedrez... Ese que Charles repetía a Hank que no tocara... Pues las piezas seguían en el mismo intacto lugar en el que la partida quedó sin terminar hacía años.

-Sí, eso es lo que dije.- Logan frunció el ceño, mirando al castaño ensimismarse entre esas polvorientas piezas. -Mire, sé que no me conoce, pero si no hacemos algo antes de que Raven mate a Trask, todos estaremos condenados...

-Debe saber que no me importa lo que Raven haga o deje de hacer... Dejó de importarme hace mucho tiempo.- Contestó simplemente, lléndose del despacho en dirección a su habitación casi con prisa.

-Oiga... Sé que su misión es de importancia, pero de verdad que no creo que el profesor... Que Charles vaya a ayudarle.- Se corrigió el rubio, suspirando melancólicamente. -En esta casa se ha perdido mucho, señor Logan...