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Como todas las mañanas en aquel departamento había movimiento de aquí para allá, Jiyoo buscando sus agendas, Taeyong acomodando sus maletas para ir a trabajar.

- ¡Es hora de irnos! - gritó la pelinegra al final del pasillo, pronto la cabellera negra de David salió de la última puerta seguido por Ara quién tomaba de su mano.

Jiyoo quería reír por el ánimo que ambos demostraban por ir a la escuela, era la misma que ella tenía cuando iba a la escuela. Ara tenía los brazos estirados hacía arriba indicando que quería que la cargara. El instinto de madre obedeció inmediatamente a la petición de Ara, pero Taeyong se interpuso y en un segundo había cargado a la niña.

Tomó la pequeña mano de David para guiarlo​ a la mesa y que pudiera comer su cereal con frutas, David era el mayor de sus dos hijos, con cinco años recién cumplidos era muy parecido físicamente a Taeyong, sus labios, su nariz, su mandíbula todo era igual a su padre, solamente poseía unos ojos grises blanquecinos que capturaban tu mirada. Su personalidad era juguetona como la de ella.

Ara solamente tenía tres años de edad ella era una combinación de Taeyong y ella misma, su cabellera negra le llegaba a la barbilla y poseía unos ojos color miel que podías verte reflejada en ellos. Su personalidad aún no se definía bien y muy y apenas podia decir "mamá", "papá" ó "Da".

El primer año de matrimonio fue más difícil de lo que había pensado, había implicado conocer mejor a Taeyong, él era demasiado ordenado con sus cosas o cualquier cosa de la casa, mientras que ella podía tener prendas de vestir por doquier y zapatos aquí y allá. Había sido un reto demasiado grande para ella, además que el trabajo era estresante para ella. El departamento que su madre les había regalado fue una gran ayuda durante ese tiempo porque la economía de ellos no había sido muy buena.

Ahora mantenían una economía estable y aún su madre seguía rogando para que se mudarán a su antigua casa, pero ella y Taeyong habían quedado en no ser una carga para sus padres.

— Hoy tengo una cita a las doce del día — dijo suspirando en voz alta, gruñó cuando el pelinegro le contesto "no que ya no ibas a consultar más", Jiyoo dejo de ver su agenda para mirar a Taeyong quien dejaba de darle de comer a Ara.

— ¿Querida? — cuestionó su esposo en tono reprensivo — ¿Acaso me has mentido? — Taeyong alzó las cejas — En tu estado no puedes a hacer nada.

La pelinegra quiso rodar los ojos, amaba a su esposo sí... Pero aveces la protegía demasiado, ahora que nuevamente estaba esperando mellizos apenas y le dejaba poner los cubiertos en la mesa. Todo se debía a el embarazo de Ara que fue riesgoso pues había nacido prematura y a Jiyoo se le había detectado preeclampsia, el pelinegro se había asustado cuando vio la cama llena de sangre, además de los meses en que a la pequeña bebé no le daban esperanzas de salir de aquella incubadora.

— Solamente voy a atender a la señora Chong y me regreso — su mirada de cachorro provocó que Taeyong soltará un gruñido, la señora Chong era una viejecita de ochenta y cinco años y viajaba desde Jeju para asistir a sus consultas de nutrición.

— Solamente con la condición de que David te acompañe — expresó Taeyong cruzándose de brazos, David empezó a aplaudir celebrando que no iría a la escuela, mientras que Ara comenzaba a imitarlo sin entender muy bien lo que significaba.

Jiyoo asintió con una mueca no muy convencida pues no le gustaba que David faltará a clases pero si era su única opción tendría que aceptarla.

— Cariño — susurró acercándose a Taeyong quien seguía tenso, era evidente que le preocupaba que Jiyoo saliera a la calle en su estado, el hecho de verla tan mal como en la última ocasión le provocaba temor, se imaginó tantas cosas y entre ellas que Jiyoo no saliera del hospital con vida.

❄ ICE PRINCE ❄  ✏ L.TDonde viven las historias. Descúbrelo ahora