Analicé aquellas tres figuras que emergieron del portal, dos de ellas me resultaron familiares: eran Asdarel y Denia. Habían decidido volver a buscarme:
''¿Qué significa todo esto? Pensaba que me habían abandonado y... que la reina Beatrice me brindaría su protección al ser tan... supuestamente especial''
Demasiadas incógnitas rondaban mi cabeza como para ser resueltas en ese momento, pero la que más me preocupaba era sencillamente en quién debía confiar ahora. Los que pensaba que me habían traicionado habían vuelto, quizás en un espasmo de heroicidad; al mismo tiempo, la persona en quien yo creía tener mi fe la había hecho desvanecerse como la espuma...
Dejando a un lado las dos caras conocidas, centré mi mirada analítica en la tercera y más imponente figura de las que emergieron del portal; se trataba de un hombre que por su aspecto rondaría los 35 o 40 años, ataviado con una gruesa capa pero que dejaba al descubierto su musculatura casi perfecta; con unas facciones afiladas, su mirada tosca y penetrante recorrió toda la sala, haciendo enmudecer a la aterrorizada multitud, para terminar posándose en mí. Sus ojos azules tenían la mayor expresión de frialdad que había visto nunca, y daba la sensación de que cuanto más le sostenía la mirada, más me oprimía hasta lograr ahogarme.
Sin mediar palabra, aquel fortachón retiró de una patada el cuerpo del soldado y extendió su mano para ayudar a levantarme, en medio de un incómodo silencio que se agravaba por momentos. Nuevamente, no entendía nada de aquella situación, simplemente me quedé fijamente mirándole en busca de alguna interacción por su parte. Asdarel agarró mi mano, llevándome hasta donde él se encontraba y haciendo que me pusiese detrás suya. Me faltó muy poco para preguntarle de mala manera por qué había hecho eso, pero fue él mismo quién hizo que me detuviese; una expresión seria y melancólica, que francamente no creía que poseyese, se dibujó en su rostro. Y simplemente se acercó y susurró:
''Lo siento''
Aquella sincera disculpa se clavó en mi interior como una espina, en ese momento me sentí muy mal por haber desconfiado de Denia y de él. Decidí obedecer y mantenerme al margen del asunto:
- No puedo creer que nos encontremos de nuevo, Astion... - fue la reina Beatrice la que decidió romper el hielo. Fue entonces cuando averigüé la identidad del acompañante de Asdarel y Denia.
- Y no habríamos tenido necesidad, de no ser porque vuestra última captura fue fructuosa - contestó el musculoso hombre por primera vez, señalando claramente a Asdarel.
- Habría sido fructuosa si le hubiésemos puesto fin hoy mismo... - volvió su mirada hacia mí por unos segundos - ... pero hubo algo con lo que no contábamos... - un nudo se formó en mi garganta, era obvio que se estaba refiriendo a mí. Por lo que había podido comprobar, no tenía intenciones de perdonar que hubiese ayudado a Asdarel, aún si yo no tenía ni idea del asunto. Como si hubiese notado mi pánico e incertidumbre interior, el chico aferró mi mano a la suya con más fuerza, en un intento por tranquilizarme.
''¿Cómo es posible que alguien cambie tanto? No parece el mismo tío salido que conocí en el calabozo hace... unas horas como mucho''
Me tenía totalmente desconcertada, era tan impredecible como Denia, que no se había pronunciado desde que asaltó la sala acompañada por ellos dos. Aunque algo había cambiado en ella... aquel color amarillento había vuelto a inundar el iris de sus pupilas.
- Mucho me temo, su majestad, que eso le habría traído consecuencias que no se imagina - replicó Astion echando una hojeada a su alrededor; había aumentado el número de soldados en la sala, todos ellos camuflados entre la multitud esperando la orden de ataque - y... aún está a tiempo de que sucedan.
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Illusia Alter Ego
FantasyA veces, una visión puede ser tan real, que deja de ser una mera ilusión; ¿Qué pasaría si nada de lo que ves es completamente real, y todo lo que has creído imaginar tiene algo de verdad? Porque no todo es lo que parece, y donde hay luz siempre hay...