Me quedé inmóvil frente a la zona de los lácteos, esperando la mínima oportunidad de soledad para cometer el robo. Examiné de lado a lado el pasillo, me percaté de aquella señora mayor que intentaba alcanzar la leche en polvo de uno de los estantes más altos y la ayudé. Ella se retiró dándome las gracias, aunque yo ya no las merecía.
El pasillo quedó completamente vacío, esa era mi oportunidad. Busqué un ángulo muerto de la cámara y con discreción cogí un paquete de leche y unos cuantos zumos. Arranqué los códigos de barras para después meter todo en la amplia chaqueta que llevaba y salir como si solo hubiera ido de paso. Era el plan perfecto, no tenía pegas... o eso creía yo.
Ya había robado varias veces en supermercados y otros sitios saliendo ileso, así que tenía bastante confianza en mí mismo. Aunque solamente lo hacía por necesidad, ya que hoy hace un año que mi padre murió por sobredosis y nos dejó a mi madre, mi hermana pequeña y a mí con una deuda que ni en siete vidas podríamos pagar. Por si fuera poco, hace dos meses nos desahuciaron y mis jefes al enterarse de todo esto, me despidieron del trabajo a media jornada que nos había permitido llevarnos algo a la boca en ese tiempo.
Intenté hacerlo todo por la vía legal, supliqué a mis jefes para que volvieran a contratarme, fui a otras tiendas e incluso garitos de mala muerte con un sueldo de risa... No me importaba lo que fuera, tenía que mantener a mi madre, que cayó en depresión y a mi hermana que, dadas las circunstancias, había dejado el instituto y también buscaba trabajo. Con la paga de viudedad de mi madre no era suficiente, solo cubríamos el alquiler de un piso cochambroso en un barrio marginal de la ciudad.
Ya me había advertido mi hermana que no volviera a delinquir por ellas, que estarían bien, ¿Quién iba a creerse eso? Era demasiado buena y optimista, nadie contrataría a una niña sin estudios básicos... Esta era la única vía de escape de un mundo que había optado por darnos la espalda.
Avancé con paso decidido hacia la puerta, pero en aquel momento noté como alguien me agarraba fuertemente del brazo, quedándome completamente petrificado.
- Oye tú, ¿crees que somos imbéciles o qué? – dijo la gerente del supermercado con una mirada inquisitoria – Te he visto robando con la otra cámara de seguridad, que lo sepas chaval, ¡ya puedes ir soltando todo lo que llevas si no quieres que llame a la policía y esto llegue a más!
Mierda, la había cagado. ¿En serio había otra cámara? ¿¡Cómo no había podido darme cuenta?! Ahora las miradas de la gente que se agolpaba en la zona de las cajas eran dirigidas exclusivamente a mí, por si fuera poco una voz ronca emergió de entre los murmullos diciendo:
- No se preocupe señora – dijo un gordo bigotudo con semblante serio, al tiempo que sacaba su identificación de policía de uno de los bolsillos – ya me encargo yo de él, ¿estás preparado para unos cuantos días a la sombra, chaval?
No podía creerlo, ¿en serio estaba pasándome esto a mi? Siendo racionales, me lo merecía por intentar dármelas de listo y lo mejor hubiera sido irme con aquel agente sin oponer resistencia... Pero hoy no podía ser ese día, así que en un descuido de la gerente me liberé de su brazo y eché a correr sin girar la vista ni un segundo.
''Ya no hay vuelta atrás Leo, se han quedado con tu cara, lo único que te queda es correr como un condenado'' Sonaba en mi cabeza mientras intentaba escapar lo más rápido que podía del policía, que lejos de rendirse había salido a la carrera a por mí.
'' ¿Cómo es posible que siendo una albóndiga humana corra tanto? '' Supongo que su trabajo es tan aburrido que cuando tiene una mínima oportunidad de acción la grasa se transforma en adrenalina. Iba tan absorto pensando en semejantes tonterías, mientras miraba hacia atrás para tenerle controlado que no me di cuenta de quien había delante... cuando me quise dar cuenta estaba en el suelo, y al levantarme la vi.
Unos ojos verdes azulados apuntaban directamente a los míos, aquella chica delgada de pelo rubio me estaba fulminando con la mirada. Aunque no sabría decir con certeza en qué punto cambió, tornándose a un verde brillante, olvidándome por un solo instante de que estaba siendo perseguido por un agente y debía huir. No podía irme, o más bien no quería... Solo la molesta voz de ese policía me sacó de ese trance y, dando una última mirada a la chica, proseguí mi marcha.
Giré en una de las calles próximas a donde nos habíamos encontrado, era muy arriesgado pero me había entrado una curiosidad inexplicable por aquella desconocida.
'' ¡Elina, Xena! ¿Todavía no estáis en el instituto? No pensaba que os encontraría aquí''
La curiosidad iba en aumento, ¿por qué había parado en seco aquel policía ante la chica y la otra que la acompañaba? ¿Tendría intención de interrogarlas? Pero no tenía sentido, me había parecido escuchar los nombres de las dos chicas.
''No papá, falta media hora para que empiecen las clases. Dime...''
Me quedé paralizado ante aquel descubrimiento fortuito, ¿¡una de aquellas chicas era la hija del policía?! Ahora sí que la había cagado... podrían describirle al detalle mi aspecto físico, sobre todo la rubia.
Decidí no darle más vueltas a la cabeza y proseguir mi camino, pues estaba empezando a oír pasos cada vez más cerca, probablemente de esas dos. Ya encontraría la manera de averiguar quién era esa chica y cual la hija del agente... y si las cosas se ponían feas, la manera de callarles la boca.
***
[¡Tachán, aquí os presento a Leo Holmes ! :3]
Espero que estéis disfrutando de la historia tanto como yo de escribirla y que sigáis acompañándome jeje, [este capítulo en especial me gustó muchísimo].
Recordad que podéis preguntarme lo que sea en los comentarios [siempre que no sea spoiler jeje] ^^
**¡Nos leemos, arrivederci!**
~Miley~
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Illusia Alter Ego
FantasyA veces, una visión puede ser tan real, que deja de ser una mera ilusión; ¿Qué pasaría si nada de lo que ves es completamente real, y todo lo que has creído imaginar tiene algo de verdad? Porque no todo es lo que parece, y donde hay luz siempre hay...