Capítulo 12: Libertad

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                                          *------------ TIERRA ------------*

Un grito de pura angustia se oyó entonces por todo el vecindario, haciendo que todos en la comisaría salieran disparados hacia afuera y unos cuantos vecinos curiosos se asomasen alarmados. Aquel grito había sido de Xena, que al salir de la comisaría se había encontrado de frente con el cuerpo inerte y blanquecino de su amiga tirado en el suelo. Temblorosa se acercó a Elina para comprobar con espanto que no respiraba e intentó reanimarla mediante el boca a boca y dando golpecitos en el pecho, justo como le habían enseñado. James encabezaba el grupo de policías que salían por la puerta:

- ¡LLAMAD A UNA AMBULANCIA, POR FAVOR! ¡JAMES MUÉVETE, HAZ ALGO! – gritó Xena mientras se daba media vuelta y les miraba con cara de rabia e impotencia.

James no pudo articular ni una sola palabra al contemplar con sus propios ojos la escena, simplemente volvió a entrar a toda prisa y angustiado comenzó a teclear el número de emergencias. Leo que había estado oyendo todo el jaleo de fuera desde su celda dijo:

- ¿Se puede saber que ha pasado? Primero el numerito padre e hija y ahora...

- ¡Cállate gilipollas, ni se te ocurra hablar mal de Elina ni de mi jefe! – bramó James mientras esperaba con suma impaciencia que alguien, quien fuera le cogiese el teléfono.

- Oye tú, a mi no me insultes si no quieres acabar en el puto hospital – contestó Leo con la misma brusquedad.

- Precisamente ahí es, por desgracia, a donde estoy llamando... - replicó James intentando mantener una calma de la que no disponía, pues parecía que por fin alguien había contestado en el maldito hospital – Sí, hola, necesitamos ayuda por favor, vengan lo más rápido que puedan, tenemos a una chica que ha sufrido una especie de paro cardíaco, estamos en la calle...

- Oye, ¿de quién estás hablando? ¿qué ha pasado? – preguntó Leo inquietado ante aquella conversación.

- Elina... ella es la que necesita la ambulancia – respondió James colgando el teléfono y seguidamente salió corriendo a esperar con los demás.

Leo quedó completamente en shock tras esa revelación, ¿cómo era eso posible en una chica tan joven? No podía creérselo, tenía que ser imposible... Golpeó los barrotes esperando que alguno de los policías le sacase de allí, no se fiaba de nadie, tenía que comprobarlo el mismo. Por desgracia, nadie contestó y él, frustrado por no poder hacer nada, golpeó repetidas veces la grisácea y mugrienta pared de su prisión hasta hacerse polvo los nudillos. No la conocía de nada, pero eso no quitaba que estuviera realmente preocupado y ardiera de rabia por no poder ayudarla en nada.

Mientras tanto, afuera todos estaban reunidos alrededor del cuerpo de Elina, esperando a que la ambulancia llegase. James por su parte llamó al señor Ross para que dejase de patrullar y volviese volando. Xena seguía llorando desconsoladamente, ofreciéndose como no a acompañar a su amiga y donarle un riñón si hacía falta. Fue ella la única en darse cuenta del nuevo colgante que llevaba Elina atado al cuello, con una pluma blanca en su extremo, pero no le prestó mayor importancia. Ahora mismo su prioridad era salvar como fuera la vida de su amiga, sabía de sobra que a Elina Ross todavía le quedaba mucho por demostrar.

- No te preocupes... Eli, todo va a... salir bien... - balbuceó sin llegar a terminar la frase bien por las lágrimas que habían inundado su rostro.


La ambulancia y el agente Ross llegaron a la velocidad del rayo, y junto a Xena y James montaron en el vehículo y se dirigieron a toda prisa hacia el hospital. No había tiempo, debían actuar muy deprisa y la desesperación de los presentes iba en aumento...

Illusia Alter EgoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora