Capítulo 8

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Una anciana, que antaño había sido bella, estaba en una silla muy próxima a la mía. Contuve un suspiro. Mi pecho subía y bajaba con rapidez. Ella me miraba expectante, mientras sus labios, cortados y arrugados, seguían diciéndome cosas.

-Por lo que veo, te has dado cuenta de algo esencial, porque si no lo hubieras hecho, seguirías ahí fuera – hizo una señal con el brazo hacia ninguna parte y continuó: –. Se te ve confusa... ¿Qué recuerdas?

-Que estaba con mi mejor amigo en un salón, y ya no lo estoy.

Ella puso los ojos en blanco e hizo un aspaviento.

-¡No! ¡Eso no! Me refiero a...

-Ya sé a lo que usted se refiere – la corté –. Recuerdo gente de edades incalculables advirtiéndome de algo. Me decían que no me entenderían. Además, también está lo de mis padres biológicos. Es todo muy raro. Sé cosas, pero lo que no sé es como sé esas cosas.

-Ah, niña, niña... ¿Sabes dónde estás?

Miré a aquella amigable abuelita. La verdad, es que ni siquiera me lo había preguntado.

-No.

Ella sonrió y rió. Murmuró algo para sí, y, después, habló:

-Estás en uno de los muchos universos que existen. Puedes controlar el fuego y el agua, puedes volar y parar el tiempo a tu antojo, pero también puedes viajar por los diferentes universos que hay.

-Pero solo hay cuatro partes de mi cuerpo que cambian, ¿Cómo puede ser que tenga cinco habilidades, entonces?

-Parar el tiempo y viajar de universo en universo van en el mismo pack, porque, como comprenderás, ahora el tiempo está parado en el universo en el que vives. Pero eso solo pasa cuando se te llama. Si tú vas voluntariamente a un universo, el tiempo siempre corre.

Yo asentí, y, de repente, muchas cosas cobraron gran sentido. Miré a la viejecita, pero ésta estaba desapareciendo.

-Se nos está acabando el tiempo, chiquilla. Adiós - dijo, estando cada vez más translúcida, al igual que nuestro alrededor.

-¡Espera! ¡No! ¿De qué demonios me sirve viajar por los universos?

-Eso lo tendrás que descubrir tú, al igual que descubrirás que no todos los universos y planos son como este.

Todo estaba dando vueltas y oscureciéndose.

-¡Mantenlo en secreto! – Gritó – Si no...

Pero no la dio tiempo a acabar la oración, porque yo ya volvía a estar con Cam en el salón de aquel apartamento. ¡No!, quise gritar, ¿Qué pasará si no lo hago? ¡Necesito más información! ¿Cómo puedo ir de universo en universo a mi antojo? Espera... ¿a caso puedo ir de universo en universo a mi antojo? Montones y montones de preguntas golpearon mi cabeza.

-Lo siento...

-¿Qué? – Dije embobada – Ah, no pasa nada. Ya lo hablaremos luego. Venga, duérmete un rato.

-Oye... Una cosas más, te lo prometo... Nos vamos a quedar a vivir aquí – le miré atónita –. Es que... cuando tus padres y tus hermanos se fueron, o les raptaron, o... Bueno, que lo que encontramos fue una nota con las indicaciones. El señor Barns ya nos conoce y dijo que nos asignaría a cada uno una habitación aquí, cerca de la tuya.

-¿A cada uno?

-Sí.

No me lo podía creer. ¡A mí no me pusieron una habitación individual! Pero entonces recordé que yo no vivía allí: vivía en el estúpido palacio, pero opté por decírselo más tarde. Él me hizo una señal para que me tumbase a su lado, a lo que yo accedí. Noté su respiración en mi nuca, y sus brazos emanado calor, los cuales acabaron por adormecerme.

La Reina Perdida [SC #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora