Capítulo 14

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-¡Nos matarán a todos! - exclamó Lavinia acusante.

Trick, igual del nervioso que siempre, no cesó de mover las manos de un lugar a otro. Se le notaba estresado, y probablemente sabía tan bien como ellos que aquella era una misión suicida. Y digo ellos porque para mí no lo era. Yo paraba el tiempo y tenía a la oscuridad de mi parte. Obviamente tenía todas las de ganar. El problema, era la habilidad del rey. Yo no podría estar durante un día entero con el tiempo parado, y empleando mi oscuridad constantemente. Me mataría la cantidad de esfuerzo, por lo que tendría que reposar. Y el rey lo sabía. Y dudaba que él fuese tan estúpido como para no tener nada con lo que luchar en mi contra. Era muy probable que tuviese reenes. Y también era probable que esos reenes fuesen mis amigos. Cam. Gabriel. Kim. No había tenido mucho tiempo para pensar en ellos, pero todavía tenía pesadillas, y aquello era lo que más me asustaba... Que las pesadillas se hiciesen realidad de nuevo.

-Chicos - dije, interrumpiendo los gritos desesperados de Lavinia -, ¿es que no lo véis? Pensad con claridad... El rey y su esposa no son tontos. Tenemos un mes para trazar un plan y exponerlo al jefe de los Pelotones 1. Pero ese plan da igual. Me tenéis a mí. Podría matar al rey ahora mismo si quisiera.

Todos me miraron. Perfecto. Había conseguido llamar la atención de todos.

-No puedo parar el tiempo durante mucho rato, al igual que vosotos no podéis utilizar vuestros poderes continuamente durante horas. Fijáos en los entrenos. No utilizamos nuestras habilidades durante más de un par de horas, y aún así acabamos exhaustos y hambrientos.

-No matas a mis padres por miedo - concluyó Edrik, con la mirada perdida y los ojos llorosos -. ¿Todavía te queda esperanza? - me preguntó.

Asentí lentamente. Todos nos miraban expectantes. El ambiente se había tornado de lo más triste, pero nuestros nuevos amigos no sabían por qué.

-¿Sabéis? Es hora de que os contemos la verdad de lo ocurrido en palacio.

Edrik me sonrió. No habíamos hablado de ello con nadie, y sabíamos que liberarnos de aquella carga iba a ser lo mejor.

-Tomad asiento - dijo el príncipe más adulto -. Esto va a ir para largo.

Suspiré, y, sentada con Benjamin en mi regazo y todas las miradas posadas en mí, comencé a relatar nuestra trágica historia.

-Aiden, el cuarto príncipe, vino a por mí a mi propio cuarto y me tendió una trampa. Estúpida sabandija maldita - musité, pero continué como si nada -. Miré al rey a los ojos y todo, se volvió como... un sueño.

-O, más bien, como una pesadilla - aclaró Edrik -. Mi madre vino a por Cam a mi habitación, y no dió ni el más mínimo detalle. Sólo me dijo que me quedase en mi cuarto - añadió él.

-No os podéis confiar - les advertí -. El rey es muy poderoso.

-No puede ser tan poderoso como nosotros - dijo Lavinia, convencida de que lo que decía yo no tenía ni en más mínimo sentido.

La miré, molestada por su arrogancia e ignorancia.

-¿Qué creerías si te digo que me hizo creer que me había despojado de mis poderes, que yo misma había matado a mis mejores amigos y que Edrik, Benjamin y Kiran se habían limitado a mirarme sin hacer nada? - Todo se quedó en silencio -. Todavía sigo sin estar segura de si están muertos. Todavía tengo una pizquita de esperanza, espero que lo comprendáis. Por cierto, Lavinia, ¿quién te cees que fue el responsable de la pérdida de mis alas?

Ella me observó en silencio, al igual que los demás. Las cicatrices ya no me dolían y me sentía mejor, pero no preparada mentalmente para enfrentarme de nuevo al rey y a sus horribles habilidades. Compréndeme, ¿cómo te sentirías tú, lector?

La Reina Perdida [SC #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora