Capítulo 21

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Y yo que me creía el ser más poderoso del multiverso... Aquello me superaba. La reunión terminó y volví al campamento. Me habían dicho que fuese allí en la medianoche del día siguiente, y que allí me explicarían la profecía, y planificaríamos próximos ataques. El Jefe fue el primero al que me encontré. Pasé de él. Le ignoré. Había casi un noventa y nueve por ciento de probabilidades de que él supiese lo que yo era, y quien yo era, y me lo había ocultado. Y yo no iba a pasar por alto que él me hubiese ocultado una información tan valiosa como aquella. Llegué justo a la hora del almuerzo. Fui hacia el comedor, mientras oía como el Jefe me llamaba a gritos. Paré el tiempo y llegué al comedor. Lo descongelé de nuevo. Me senté junto a Cam y frente a Nicco.

-¿Qué tal ha ido? – me preguntó Cam.

Le miré entrecerrando los ojos.

-¿Cómo demonios crees tú que ha ido?

-¿Qué ha pasado? – intervino Nicco.

Respiré hondo varias veces. No debía pagar con ellos lo que me había ocurrido a mí.

-Conocían a mis padres. Decían que eran como reyes, y que eran unos líderes natos... Se piensan que podré derrotar a una muchacha que puede exterminar universos, y que después seré la reina-líder que todos quieren en el consejo... ¿Y ahora qué hago?

Nicco me miraba, comprensivo, pero a la vez como pudiese ver a través de mí. Le daba pena y tenía la mirada perdida. Una gotita de sudor le recorrió la sien, acción que ya tenía muy vista. Se pasó la mano por la nuca. Estaba nervioso.

-Ya lo sabías, ¿no? – le pregunté.

Él asintió.

-Lo-Lo siento, ¿vale? No esperaba que quisiesen que la matases...

Mi mente comenzó a trabajar y a enlazar unas ideas con otras. Hablaba como si ya conociese todo aquello. Era cierto que él había crecido rodeado de cambiatonos, pero la forma en la que lo había dicho era diferente... como si verdaderamente supiese cosas sobre esa muchacha... No como si hubiese oído como los mayores hablaban sobre ella.

-Mientes – le dije, cortante –. Tienes inteligencia superdesarrollada y me dices que no lo habías pensado... Por el amor de Dios, Nicco no fastidies. – Tragué saliva –. La conoces, ¿verdad?

-Odette... Es más complicado de lo que tú crees... Mi familia es extraña... - Me miró directamente a los ojos –. Por favor, solo confía en mí, ¿de acuerdo?

***

-Müller – le dije a Nahún, que miró impactado –, ¿qué sabes de ese apellido?

Los brujos y yo habíamos vuelto a llegar antes. Nahún tenía los ojos rasgados, a diferencia de Marc, el brujo adolescente y viajero. Aquello me resultó extraño y fascinante. De donde yo venía no había casi ningún muchacho o muchacha con los ojos como piñones.

-¿Te has puesto a investigar por tu cuenta? – me preguntó.

Suspiré.

-Si tú supieras... Solo quiero saber qué pasó con esa familia.

Marc me examinó detenidamente, intentando descifrar el motivo de mi curiosidad, pero jamás podría haberla adivinado.

-Si no has investigado nada... ¿Cómo conoces ese apellido?

Me encogí de hombros. No se me ocurría una idea mejor. La idea de decir: Mi novio se apellida así, estaba totalmente descartada. Llega un momento en tu vida en el que la confusión se apodera de ti. Pasas de una cosa a otra en menos que canta un gallo y ya no sabes qué es cierto y qué no lo es. Sabía que la familia de Nicco, de la manera en que él la describía descrito, era falsa. No sabía si estaban muertos o no, pero sabía que había algo que no estaba contándonos, y era algo de gran importancia. Tomé aire lentamente y les miré, esperando una respuesta. Cogí un vaso de agua que había en la mesa situada en el medio del porche (mesa que antes no estaba) y comencé a beber de él para hacerme la interesante. No debí haberlo hecho.

La Reina Perdida [SC #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora