Creí que se me saltarían las lágrimas.
-¡¿Arlem?! - exclamé - ¡Estás vivo!
Le abracé, al igual que los demás de aquella sala. Nicco nos miraba desde el interior, sin saber muy bien qué hacer. Todos salimos discretamente de aquella horrible estancia, y sentí como mis poderes fluían de nuevo. Suspiré. Aquello me superaba. Vi como Nicco nos miraba apenado, y supuse que era porque sus amigos no estaban allí con él, y ver como corríamos para reencontrarnos con Arlem le provocaba nostalgia. Fui hacia él y le abracé con fuerza también.
-Gracias - le susurré al oído, aunque sabía que él ya había oído en mi mente lo que pensaba decirle -. Y espero que me perdones.
-¿Por qué?
Negué con la cabeza mientras sonreía y me separé de él para poder mirarle a los ojos. Agradecía que Nicco se hiciese el tonto, porque probablemente ya había leído mis pensamientos y sabía el por qué de mis disculpas.
-Si no fuese por mí, tú no estarías metido en este lío y Eleanor habría pasado de ti como pasó de los demás.
-Eso no lo sabes - dijo, y sus ojos aqua parecieron más intensos.
En aquel momento me di cuenta de por qué Eleanor había elegido llevarse consigo a Nicco en vez de a cualquier otro. Admiraba todo lo que envolvía a Nicco. Desde sus increíbles habilidades mentales hasta su perfecta técnica para el combate cuerpo a cuerpo. Él hacía que todo pareciese diferente a como realmente era.
Una alarma comenzó a sonar y miles de pisadas de soldados la acompañaron.
-Seguidnos.
Como había ordenado Arlem, nosotros les seguimos. En efecto, estábamos en las mazmorras de palacio. Fuimos hacia un pasadizo oculto de miradas curiosas y, junto al equipo de Arlem, salimos de aquel lugar. Nos metimos en las apestosas alcantarillas. El agua mezclada con residuos no olía especialmente bien y pude observar como, a más de uno de mis amigos, les entraban arcadas. El paseillo junto a aquel montón de basura fue largo, pero salimos de la capital del reino con más rapidez de la que esperábamos. No recuerdo mucho más de aquel viaje, querido lector, porque iba mareada y enferma. Solo recuerdo que nos introducimos en otro túnel subterraneo con mejor olor que las alcantarillas y que caí inconsciente a medio camino.
***
-Se recuperará con rapidez - oí que decía una voz femenina -. Parece una chica fuerte.
Me incorporé sobre la camilla dónde me encontraba y tosí. Me dolía el cuerpo, pero aquello no era una novedad. Volví a toser.
-Parece que la Bella Durmiente ya ha despertado de su sueño - bromeó Edrik.
Sí, lector, has leído correctamente. Era la primera vez que alguien bromeaba desde... ni siquiera recordaba desde cuando. Y aquello, de alguna manera, me alegró profundamente, por lo que solo se me ocurrió sonreír.
-¿Dónde estamos? - pregunté.
-En el hospital de un nuevo campamento de cambiatonos evolucionados, querida - respondió orgullosa la enfermera.
La miré extrañada. ¿Nuevo? ¿Cómo que nuevo? La mujer tendría unos treinta y pocos años, y tenía una cabellera castaña clara a juego con sus ojos. Era guapa y delgada, y la bata la favorecía. En la pequeña placa plateada estaba inscrito su nombre con una bonita caligrafía.
-Soy la Doctora Blanca Nice - dijo al ver que no conseguía leer lo que ponía en la rectangular lámina de metal -, pero puedes llamarme Blanca.
Oí voces a mi alrededor, pero no podía ver nada a causa de las cortinas que había alrededor de mi camilla. Me volví a tumbar. Y volvió a pasar. Todo se tornó de color oscuro y acabé en un campo de encinas, similar al que había cerca de mi casa. Una muchacha paseaba junto a varios amigos suyos, o al menos es lo que parecía. Una de sus amigas llevaba el pelo hecho un asco, revuelto, y rapado por la parte inferior de la cabeza. Otra de las chicas tenía el pelo multicolor, cosa que me impactó mucho. ¿Desde cuando el pelo de las personas crecía multicolor? La verdad es que me parecía hasta gracioso.
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La Reina Perdida [SC #1]
FantasyHola, soy Odette Thunderbolt, y esta es mi historia. La historia de la chica que veía cosas que los demás no veían, y hacía cosas tanto bellas como mortales. La historia de la chica a la que intentaban advertir, pero ocultaban la verdad. La historia...