Capítulo 9

57 4 0
                                    

-Ayer, Jacob me invitó a un café.

Kim y Jacob eran algo que oscilaba entre mejores amigos y novios. Habían hecho muy buenas migas desde el primer día, lo cual no me extrañó en absoluto. Gabriel y Arlem también habían congeniado. Yo, en cambio, seguía igual que siempre, teniendo a todo el mundo como amigo cercano (a todos, menos al idiota de Aiden, claro está) pero sin querer a ninguno en especial, aunque Cam se saltaba esa regla.

-Me alegro – respondí – ¿Cuándo pensáis casaros, pues?

Ella me miró, sonrojada, y luego comenzó a reír, pero no sin antes haber dicho lo tonta que yo era. Después de clase, como de costumbre, fui al palacio. Edrik estuvo un rato conmigo en la biblioteca y me enseñó un par de libros que a él le gustaban, y luego nos fuimos a cenar. Cuando me dispuse a meter uno de los trozos de pollo en la boca, todo a mí alrededor se oscureció. Otro salto entre universos. Lo había estado practicando de vez en cuando y, en secreto, cuando paraba el tiempo. También investigaba, pero aún no lo controlaba. Había veces que, simplemente, era como si alguien me llamase, no como si yo hubiese planeado ir a algún universo en particular. Yo ya había visitado bastantes voluntariamente, la mayoría muy agradables, pero a los demás, aquellos en los que parecía que me llamaban, les pasaba algo raro... estaban todos en estados horribles. Vi masacres, fuegos que habían quemado estancias enteras, pueblos ahogados por algo similar a una plaga... Era como si alguien quiera avisarme de algo... o de alguien. Por extraño que pareciese, mi subconsciente me alertaba. Me volví a encontrar con aquella amable ancianita.

-Hola de nuevo, cariño.

No daba crédito a lo que veían mis ojos... Aquel universo también había sido destruido. El campo que se podía observar desde la casa, ahora hecha a trizas, tenía un extraño color marrón ennegrecido. Pero la señora seguía sentada en su silla, y yo en la mía. Parecía no haberse inmutado de lo ocurrido. Sus ojeras habían crecido y su pelo se había vuelto casposo, sucio y graso.

-Mira. Mira y observa todo tu alrededor. – Su mirada contenía miedo y desesperación –. Lo han hecho ellos... esas personas a las que crees de tu especie. Son malos, no quieren nada. Solo quieren poder y, el que intenta replicar... muere.

Se levantó de un salto y me agarró por los hombros.

-¡MIRA LO QUE NOS HAN HECHO!

Su grito llegó hasta lo más profundo de mi ser. Se desplomó en el suelo, una acción que ya tenía demasiado vista. Antes de poder siquiera interiorizarlo, estaba de vuelta en mi mundo, comiendo mis muslitos de pollo y haciendo lo que me daba la real gana. ¿A qué demonios se refería con eso de que los que yo creía de mi especie estaban haciendo esto? No lo comprendí, pero más tarde lo haría... Y no sería de una manera agradable.

Ante mi cara de estupefacción, el rey y la reina se miraron, entrecerrando los ojos y frunciendo el ceño, y, después, me miraron a mí. Pero parecieron olvidarlo segundos después, o eso creí yo. Me acosté temprano y me dormí con rapidez, sintiendo como el sueño se apoderaba de mis entrañas.

Me desperté minutos antes de que el despertador sonase. Por suerte, ya estábamos a viernes, y tenía todo el fin de semana por delante para estar en la cama, dormir y comer. Me vestí con lentitud y me aseé. Segundos después, salíamos en aerodeslizadores hacia el centro dónde entrenaba y daba clases. Antes de lo esperado, ya estaba de vuelta en la cama y eran las once de la noche. A la mañana siguiente, me levanté tarde. Fui a desayunar, pero no había nadie allí. Decidí ir a la residencia dónde se encontraban mis amigos, pero no cogí un aerodeslizador, sino que fui volando. Cuando llegué, lo primero que hice fue pasar por la cafetería. Allí se encontraban, como no, Kim y Jacob. Les saludé con la mano y seguí caminando hacia la habitación de Cam. Llamé a la puerta dando varios toquecitos y esperé, pero no me esperaba lo que vi. El que abrió la puerta no fue Cam, fue...

La Reina Perdida [SC #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora