Mi desconcierto fue colosal y no supe qué decir.
—Lamento no haber sido sincero contigo desde un principio, pero lo hallaron en un estado delicado. De haber querido estar a su lado no hubieras podido y solo te hubiese causado más dolor verlo así —argumentó KiHyun.
Podría haberme enfurecido muchísimo con él, pero mi urgencia era otra.
—¿Dónde está? —pregunté con el corazón enloquecido.
—Por aquí. Sígueme.
El campamento se había ampliado mucho más y habían montado un sector sanitario especial para los supervivientes heridos. En una de las tiendas se encontraba el joven de cabello rubio, labios rosados y piel pálida, por quien estaba a punto de correr. Aunque no lo hice. Me acerqué a él despacio, temeroso, y tomé su diestra cuidado. Su mano se sentía cálida y cerré los ojos. Me sentía de regreso en casa.
WonHo tenía varias máquinas conectadas a su cuerpo y una sonda de suero inyectada a la muñeca. Se veía en perfecto estado, pero... ¿por qué no despertaba?
—¿Cómo fue que terminó así? —cuestioné.
—Lo sometieron a practicas experimentales. Estaba sedado la mayor parte del tiempo —contestó KiHyun.
—¿Qué clase de prácticas? —gruñí.
—Es confidencial.
Lo fulminé con la mirada al oírlo. Odiaba esa palabra.
—Es todo lo que puedo compartir contigo en este momento —agregó.
Antes de que pudiese insistir, una mujer de bata blanca entró. KiHyun se despidió y me dejó a solas con la doctora que había atendido a mi prometido todo ese tiempo.
—Sus signos vitales han sido estables desde que lo trasladamos. Es un muchacho fuerte.
—Lo es —afirmé.
Luego de dar el parte médico y explicarme que intervenciones le habían realizado, me dijo:
—Él puede oírte.
Después nos dio privacidad, y esa secuencia se repitió hasta finales de mes. Solo WonHo y yo.
Solicité trasladarme allí para cuidarlo y estar presente cuando sus ojos se abrieran. Lo primero que hacía al despertar era comprobar que todo marchara bien con él y luego buscaba el desayuno. No tardaba mucho en regresar y comentarle qué tal iba todo en el campamento, además de compartirle las noticias del clima y nuestros amigos. No mencionaba nada respecto a las máquinas o lo sucedido en las áreas de contención, prefería invertir el tiempo relatando cosas positivas, viejas anécdotas, leyendo algún cómic o recordándole lo mucho que extrañaba escucharlo reír de mis malos chistes.
—De verdad, no me molestaría si decides despertar —le recordé una tarde tras sentarme junto a la cama. Siempre solía repetir eso con la esperanza de que verdaderamente lo hiciera. Me preocupaba que continuara dormido, pero todos me aseguraban que se encontraba bien. Tal vez se trataba de un mecanismo de defensa para no enfrentar la realidad.
Aquella noche, después de haber tenido una visita de Shownu, me dormí inclinado sobre la cama. No pudimos hablar demasiado, pero me aseguró que Minhyuk se encontraba perfectamente. Lo noté cansado y apestaba a sexo. Vaya, una parte de mi deseó sentir envidia, pero no fue así. Me preocupé por él.
Quien diría que durante las primeras horas de la mañana me asustaría al notar que alguien acariciaba mi cabello. La primera reacción fue echarme hacia atrás sobresaltado, pero pronto localicé unos pequeños ojos marrones viéndome. No existía ningún tono amatista en ellos y eso me devolvió el aliento.
A continuación, mi alma perdida regresó cuando WonHo me sonrió adormilado.
—Hey... despertaste —dije sin alzar la voz. Había esperado con tantas ansias ese momento que ahora no sabía cómo continuar hablando.
—Hola, bebé —saludó él con voz ronca y débil—. ¿Dónde estamos? —preguntó al mirar a su alrededor, buscando reconocer algo.
—En el campamento. Estás a salvo —aseguré antes de retirar una lágrima que resbaló por mi mejilla.
—¿Cómo llegué aquí? Lo único que recuerdo es... —guardó silencio durante unos minutos y creí que no volvería a hablar, pero cuando la doctora apareció para visita y chequeos matutinos, todo pasó de cero a mil. WonHo enloqueció. No quería que nadie más se le acercara o lo tocara, e intentó deshacerse bruscamente del suero, haciéndose daño. Más no tuve alternativa que aceptar que le inyectaran un tranquilizante, y tras unos minutos se calmó.
—Siento haber perdido el control. No sé qué pasa conmigo —dijo débilmente. Existía tristeza en sus ojos y eso me partió el corazón.
—Todo estará bien —aseguré en un murmullo, tomándole la mano.
—Extrañaba oír tu voz —expresó. Y me hizo sentir cosquillas en el centro del pecho.
Luego lo vi vacilar, como si se debatiera entre decir algo más o no. Por fortuna lo hizo.
—Mientras estaba allí encerrado, solo podía pensar en ti y en lo arrepentido que estaba por no haberme despedido antes de irme —confesó—. No debí marcharme sin arreglar las cosas contigo. Fui un idiota.
Creo que olvidé mencionarles eso, pero si. Tuvimos una fuerte discusión y luego se marchó. No entraré en detalles, lo siento.
—Ninguno de los dos sabíamos que esto pasaría —respondí sintiéndome conmovido por su sinceridad—. No eres un idiota.
—Lo soy —terció.
—WonHo...
—HyungWon...
Empleó aquel tono que no daba espacio a réplica y sonreímos al mismo tiempo, aunque poco después las lágrimas volvieron a aparecer, y lo abracé como si fuera la reliquia más frágil del universo. Él respondió con mucho más cariño y me pidió que me recostara a su lado.
—Te amo tanto —me dijo en un susurro.
Esas palabras me daban cuotas extra de vida, y correspondí besándolo tal como había deseado desde que volvió a abrir sus ojos y supe que verdaderamente era él.
Continuará...
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Resistencia 🤖 :: MONSTA X
FanfictionCon el nuevo milenio «U.S. Robots» realizó la distribución de androides más grande de la historia, pero nadie, incluido HyungWon, sospechó que ese sería el primer paso hacia la caída de la humanidad. O tal vez... una oportunidad para comenzar de cer...