Cap 6

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Julian bajó las escaleras a toda velocidad, solamente para saber si tendría suerte de encontrar algo de comida en la cocina.

—Hey! Jules!— gritó John en cuanto lo vio pasar por el pasillo, frente a su oficina.

—¿Qué sucede?— preguntó extrañado.

—Ven— ordenó.

Julian obedeció y se acercó a él, pensando sobre que se traía entre manos esta vez.

—Necesito que le entregues esto a uno de los clientes— dijo entregándole un disco de Rammstein.

—¿En serio?— preguntó fastidiado.

—Claro que si, más te vale que lo hagas— dijo en tono amenazador.

—¿A esta hora?— preguntó una vez más —Es la una de la mañana— dijo molesto señalando la hora en su reloj.

—Yo no puedo hacerlo.

Aceptó para evitar meterse en problemas. John le dio la dirección y el nombre del sujeto, además de una simple descripción de como era físicamente.

  Julian tomó el disco y salió de la oficina para después salir de la casa y dirigirse al patio delantero. Ahí se encontraba otro de sus autos favoritos; Un Lotus de color rojo. Afortunadamente encontró las llaves de este en uno de sus bolsillos, se subió y lo encendió.

Durante el camino sintió bastante curiosidad por aquel disco, pensando si en realidad sería la música o lo había cambiado por otro con algún mensaje. Pero decidió mantenerse a raya con eso, nunca era bueno andar de curioso, y eso lo aprendió muy bien a base de experiencias desagradables.

Siguiendo las instrucciones de su padre, ahora se encontraba en uno de los barrios más bajos de la ciudad, observando a través de la ventana a todas aquellas personas sin futuro que se encontraban en la calle.

Buscó el lugar exacto que le había indicado, estacionó el auto justo enfrente y salió de el.

Al parecer era un bar cualquiera, con bastantes luces neón justo en la entrada, haciéndolo lucir grotesco. 

Julian agradeció que aquel lugar no tuviera un cadenero, permitiéndole entrar fácilmente. Ahí dentro había poca gente, la mayoría hombres adultos vestidos con traje y un pequeño grupo de punk's.

Recordó la descripción de John y ubico fácilmente a la persona en una de las mesas. Un hombre que pasaba de los cincuenta, cabello canoso, cara arrugada y vestido con un típico traje de color gris.

Se acercó lentamente y tomó asiento justo frente a él.

—Casablancas— añadió con entusiasmo.

—Papá me dijo que te entregara esto— agregó estirando su brazo con el disco en la mano.

—Oh no, eso fue solamente la carnada para hacerte venir hasta acá, puedes quedártelo.

Julian dejó delicadamente el disco sobre la mesa y se cruzó de brazos recargándose en la silla. Pues se sentía estupido de que le tomaran el pelo de tal manera.

—Tu papá sabe que no te gusta su negocio, así que tenía que inventar algo para que tú vinieras.

—¿Entonces?— preguntó molesto.

—Solo quiero saber qué mercancía tienes— dijo con calma.

—¿Mercancía?— preguntó de nuevo, confundido, pues ese término solo se usa en drogas.

—Ya sabes, las chicas.

—Oh si— dijo irritado —Tenemos tres... pero una de ellas ya está vendida.

Había mentido en respecto a Natalie.

—Que lástima, cuéntame de las otras dos.

—Una rubia de catorce y una pelinegra de trece— vaya que le había costado decir eso, entonces comprendió por qué tuvieron que engañarlo, por su propia cuenta no habría ido.

—¿Qué tal la rubia? ¿Es de buena calidad?— preguntó interesado.

—Supongo que si.

—Perfecto, la quiero a ella.

—Claro, termina de ponerte de acuerdo con mi padre— dijo harto de todo eso.

—Nos vemos— respondió divertido cuando vio que Julian se levantaba de la silla.

—Una última cosa— agregó, su tono de voz había cambiado, se notaba que estaba bastante molesto —Los hombres de verdad no compran mujeres.

Julian salió rápidamente del lugar, apretando sus puños para intentar controlarse.

Pero todo pareció empeorar cuando llegó a su auto, pues en la puerta tenía varios rayones de unas letras muy al estilo de un graffiti, y en la ventana, tenía una hoja con un escrito a mano, la arranco bruscamente de ahí y la leyó.

"Qué clase de idiota maneja un Lotus?"

La aplastó entre sus manos y la tiró al suelo. Ahora totalmente fuera de sus casillas.

Subió al auto para regresar a casa, pero no sin antes hacer una pequeña parada por un restaurante de comida rápida.

Business Dog  (Julian Casablancas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora