A la mañana siguiente, continuaron con el camino, pasaron la frontera con toda tranquilidad y ahora se dirigían hacia el centro de México.
El paisaje seguía igual de aburrido que el de Estados Unidos y no había ninguna estación de radio disponible, por lo que Natalie se entretenía escuchando las amplias listas musicales que Julian tenía en su celular.
Al cabo de casi 20 horas, ya se encontraban en la Ciudad de México y, aunque Julian tardó un poco en encontrar la dirección que le fue dada, al fin llegaron a lo que parecía ser un fraccionamiento de clase alta.
—Hemos llegado, permanecerás aquí por un tiempo indefinido— agregó Julian con pesar.
Una lágrima resbaló por la mejilla de Natalie y envolvió su brazos al rededor del cuello de Jules.
—Oh, no llores.
Escucharla llorar lo hacía sentir peor.
De una de las casas, salió Diego, el gran amigo de Julian, pues, a modo de favor, sería el encargado de asegurarse que Natalie no sea encontrada.
—Vamos— le dijo Julian y ella se separó de él.
Ambos salieron del auto y se dirigieron a Diego, a lo cual, principalmente, Julian los introdujo el uno al otro. Y después entre Julian y Diego, aclararon las cosas y llegaron a varios acuerdos.
—Natalie— dijo Julian suavemente, mientras se acercaba a ella.
La miró por unos largos segundos, tomó un mechón y lo pasó delicadamente hacia atrás de su oreja.
—Quiero que sepas que te amé desde la primera vez que te vi y eso no va a cambiar.
El cuerpo de Natalie temblaba, se le dificultaba la respiración y lloraba desconsoladamente.
Julian respiró profundamente y continuó.
—Si bien, no podemos estar juntos a causa de algo que está fuera de mi alcance. No sé por cuánto tiempo, pero prometo regresar por ti.
Natalie se lanzó a sus brazos por una última ocasión, como si su vida dependiera de ello.
—Pero recuerda, siempre... siempre te amaré— le susurró al oído.
—Yo también te amaré por siempre— le respondió Natalie con la voz entrecortada.
Después de un largo tiempo, se separaron y culminaron su despedida con un tierno beso.
—Nunca me olvides— susurró Julian. Subió al auto, arrancó y comenzó el camino de regreso, sin mirar atrás. Aunque a pesar de sus esfuerzos, no pudo evitar estrellar sus manos contra el volante y rompió en un ligero llanto.
Mientras, Diego trataba de consolar a Natalie, quien tuvo inventarse un discurso para intentar subirle los ánimos.
Y ahora, ambos con caminos separados.
De nuevo, Natalie se encontraba sola, tal como siempre lo había estado... o al menos eso es lo que creía.
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¡Eh! Todavía no se vayan, que falta el epílogo 7u7 creo que es lo más impactante.
No sé qué pensar de este capítulo, siento que le faltó sentimiento, whatever, espero que les haya gustado 🌚❤️
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Business Dog (Julian Casablancas)
Fanfiction"Sangre en sus dientes, muerte en sus mentes" ese es el lema de la familia Casablancas.